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MIAMI, FLORIDA - 27 DE JUNIO: la senadora Kamala Harris (D) y el ex vicepresidente Joe Biden (Izq) hablan mientras el senador Bernie Sanders (I-VT) observa durante la segunda noche del primer debate demócrata para la presidencia, el 27 de junio de 2019 en Miami, Florida. (Foto por Drew Angerer/Getty Images)
MIAMI, FLORIDA - 27 DE JUNIO: la senadora Kamala Harris (D) y el ex vicepresidente Joe Biden (Izq) hablan mientras el senador Bernie Sanders (I-VT) observa durante la segunda noche del primer debate demócrata para la presidencia, el 27 de junio de 2019…

¿Se ha acabado el encanto de Joe Biden?

Tras dos noches de debate Demócrata, la ilusión del candidato ideal que rodeaba al ex vicepresidente parece haberse esfumado, dando paso a nuevas opciones.

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“Yo tenía 6 años cuando un candidato presidencial vino a la convención demócrata de California y dijo que era hora de pasar la antorcha a una nueva generación de estadounidenses”, dijo el congresista demócrata de California Eric Swalwell, de 38 años, durante la segunda noche de debate demócrata para las primarias.

“(Biden) tenía razón cuando dijo eso hace 32 años. Y hoy en día sigue teniendo razón”, continuó Swalwell.

El joven candidato subrayó con su argumento una realidad que se haría palpable en la conclusión del debate: quizás se haya acabado el encanto para Joe Biden.

El ex vicepresidente representa una generación política que pareciera no tener cabida ya en Estados Unidos, donde el bipartidismo se ha visto fuertemente socavado por fenómenos como Donald Trump y por cambios culturales impulsados antagónicamente por su Administración.

“Bernie y Biden vivían en gran medida de la inercia”, explicó Colin Strother, veterano estratega demócrata a Politico. “Ahora los votantes se están dando cuenta de que otros candidatos tienen muchas otras cosas que ofrecer”.

En un principio, las primarias demócratas fueron un tanto previsibles: gran diversidad de candidatos, anuncios anticipados y el retorno del Senador Sanders a la contienda.

Se sabía desde un principio que, ante un gobierno como el de Donald Trump, cualquiera se sentiría capaz de lanzar una campaña a la presidencia.

El resultado fueron más de 20 candidatos, entre asiáticos-americanos, hispanos, afroamericanos y blancos; senadores, congresistas, gobernadores, autores, emprendedores y, finalmente, un ex vicepresidente.

Al momento del primer debate demócrata el pasado miércoles, las encuestas daban a Biden como el favorito entre los candidatos demócratas con un aproximado del 41.5% de la aprobación.

Para el final del segundo debate, las mismas encuestan daban al ex vicepresidente una aprobación del 31.5%, mientras candidatos como la Senadora de California Kamala Harris vieron sus índices duplicarse.

De hecho, de acuerdo a una encuesta de Five Thirty Eight y Morning Consult, las posiciones de ventaja de Sanders y Biden se vieron sustituidas por Harris y la Senadora Elizabeth Warren, respectivamente.

El asunto parece ir más allá de coletazos de la revolución femenina de los últimos años; pareciera más bien indicar un giro del símbolo político – Biden, Sanders – al contenido y la propuesta en sí misma.

Más allá de la confrontación Harris-Biden sobre la segregación – un argumento que tomó por sorpresa al vicepresidente y dio a Harris el centro del escenario – el rapport de force entre ambos candidatos ejemplificó la necesidad de poner la realidad y la historia por encima del sistema político tradicional, sobre todo si la meta inamovible es derrotar a Donald Trump.