El presidente Donald Trump pudo constatar ayer que, en un mundo cada vez más globalizado, la postura de “hago lo que me da la gana porque soy el presidente de la primera potencia mundial”, no suele llevar a buen puerto.

La mayoría de países de la ONU votaron ayer en contra de la polémica decisión de la Administración Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel, a pesar de las amenazas del presidente de EE.UU con retirar las ayudas financieras a aquellos países que lo hicieran.

En un claro desafío a Washington, un total de 128 países votaron a favor de una resolución que exige al presidente que retire la polémica declaración realizada el pasado 6 de diciembre, en la que EEUU reconoce a Jerusalén, ciudad santa para musulmanes y judíos, como capital de Israel. El anuncio ha dinamitado décadas de esfuerzo por encontrar una solución pacífica al conflicto de Oriente Medio y ha provocado revueltas sociales en la región.

No solo Palestina y los países musulmanes han mostrado su indignación ante la decisión de Donald Trump y votaron ayer a favor de la resolución, sino también China, Rusia y los países europeos aliados mostraron su rechazo, además de los países árabes en bloque.    

Sin embargo, el hecho de que más de 20 países se abstuvieran de la votación se desprende que las palabras de coerción de la mayor potencia del mundo sí “tuvieron cierto eco”, resaltó el diario barcelonés La Vanguardia.

Antes de realizarse la votación, la embajadora Americana en la ONU, Nikki R. Haley, adoptó un tono amenazante, diciendo: “nos acordaremos cuando muchos países vengan a pedir ayuda, como acostumbran a hacer, para que paguemos más y utilicen nuestra influencia en su beneficio”.

Se esperaba que al menos 150 países apoyaran esta iniciativa. Entre los 21 países que se abstuvieron de la votación estaban Australia, Canadá y  México. Los siete países que se alinearon con EE.UU fueron: Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo.

A pesar de que la resolución aprobada ayer por la ONU no tiene carácter vinculante, se trata de un gesto simbólico de rechazo a la postura unilateral que ha tomado el presidente Trump en cuanto a política de exteriores.

Sin mencionar directamente a EE.UU o Donald Trump, el texto expresa su “profunda preocupación” por las recientes decisiones adoptadas sobre el estatus de Jerusalén, informa el diario El País. Presente en la asamblea, el ministro de exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, pidió por su parte a los miembros de la ONU que no se arrodillaran ante las amenazas de Washington. “Esta actitud es inaceptable”, denunció ante los presentes, según reportó El País.

Haley tildó el voto de “nulo y vacío” , y declare que “las Naciones Unidas no conseguiran ningún cambio en los planes de Estados Unidos de transladar la embajada de Jerusalen a Tel Aviv.