Tres presidentes distintos: ¿una misma izquierda?
Boric, Petro y Lula dirigen tres de los más importantes países de Latinoamérica. ¿Por qué están tan lejos unos de otros?
La izquierda latinoamericana ya no sabe dónde ponerse. Sus tres máximos representantes no han podido llegar a acuerdos clave sobre temas sensibles de la geopolítica actual y por eso Gabriel Boric, presidente de Chila; Gustavo Petro, presidente de Colombia y Luiz Inacio Lula Da Silva, presidente de Brasil parecen estar en orillas completamente diferentes.
Boric es el que más ha marcado diferencia con sus otros dos homólogos. Hay dos temas súper sensibles: el conflicto entre Israel y Hamas y las situación política de Venezuela.
Escuchemos al propio Boric: “Me niego a elegir entre el terrorismo de Hamas o la masacre y conducta genocida del Israel de Netanyahu. No tenemos por qué elegir entre barbaries. Yo elijo la humanidad. Denunciamos la ocupación ilegal de los territorios palestinos y la negación de facto de la existencia de un Estado palestino independiente por parte del país ocupante. Desde Chile llamamos a un alto el fuego en Gaza que ponga fin al sufrimiento y la masacre de la población palestina que ya cobra más de 40.000 víctimas fatales. Y también exigimos de manera clara y sin ninguna ambigüedad la liberación inmediata de los rehenes que hoy día tiene en su poder el grupo terrorista Hamas”.
Boric no solo ha sido claro respecto de esta guerra lejana en términos geográficos pero no humanos. También lo ha sido con la cercana Venezuela, porque ha catalogado, sin ambages, al gobierno de ese país liderado por Nicolás Maduro, como una dictadura.
“Chile está especialmente atento frente a la crítica situación que vive Venezuela. Estamos frente a una dictadura que pretende robarse una elección, que persigue a sus opositores y que es indiferente frente al exilio no de miles sino de millones de sus ciudadanos. Se requiere una salida política a esta crisis que reconozca el triunfo de la oposición en las últimas elecciones y lleve adelante una transición pacífica a una democracia en forma”, dijo ante la audiencia universal de las Naciones Unidas esta semana.
En estos dos temas tanto Petro como Lula han marcado distancia frente a las posiciones de Boric.
Petro ha llamado comparado el asedio de Gaza y sus justificaciones con la estrategia nazi para exterminar al pueblo judio, mientras que sus críticos le reclaman un pronunciamiento más contundente frente a las acciones de Hamas.
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En cuanto a Venezuela, Petro se ha negado a reconocer el triunfo de la oposición y a llamar dictadura al gobierno de Maduro.
Lula también ha tomado una posición clara. Justamente en la ONU, se reunió con la delegación palestina y fue enfático en señalar que la venganza israelí ha ido demasiado lejos con más de 40.000 víctimas.
Frente a Venezuela, Lula ha seguido la línea de Petro, al buscar una salida de diálogo entre las partes, pero sin reconocer la ilegalidad del proceso electoral del pasado 28 de julio.
Las posiciones divergentes entre estos tres mandatarios muestra las complejidades de consolidar una posición de izquierda pragmática, pero justa respecto de la situación real del mundo.
La posición de Boric le ha ganado adeptos por considerar que no ha eludido posiciones duras frente a temas sensibles, a pesar de sus afinidades políticas e intelectuales.
Hoy, los líderes políticos tienen que fijar de manera más clara sus posiciones si buscan que su reconocimiento positivo entre la ciudadanía se mantenga.
Boric se ha destacado porque no ha eludido ni utilizado eufemismos frente a la compleja situación tanto en Gaza como en Venezuela y esto le ha deparado el favoritismo de muchas personas frente a otros líderes de izquierda como Lula y Petro. Tres personas distintas pero nunca una misma izquierda.
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