El 9 de marzo, Raúl M. Grijalva encabezó a 22 miembros del Congreso en una carta dirigida al presidente Joe Biden pidiendo el fin del despliegue de tropas en la Frontera Sur autorizado por el expresidente Donald Trump. 

Argumentan que a pesar del fin de la Administración Trump y de la emergencia nacional, más de 3.600 soldados siguen desplegados en la Frontera Sur con un gran coste para los contribuyentes.

La postura de Grijalva no es nueva.

Durante años, ha estado en la misión de aprobar la "Ley de Seguridad Fronteriza y Responsabilidad", presentada por primera vez en 2017, que desmilitarizaría las comunidades fronterizas que representa reduciendo drásticamente el número de tropas desplegadas en la región de la frontera sur. 

"Durante muchos años, los residentes de la frontera se han opuesto vocalmente a la militarización de sus comunidades. El presidente Biden tiene la oportunidad de atender por fin esos llamamientos retirando inmediatamente todo el personal y el equipo militar de la frontera", escribió Grijalva en un comunicado. 

Dice que si no se desmilitarizan estas zonas se politizará aún más el ejército. Escribe que, en su lugar, la nación debería invertir en las propias comunidades fronterizas, y no mediante el despliegue de miles de soldados a los que los residentes se han opuesto de forma vocal en el pasado.

En la carta de Grijalva a Biden, agradece las recientes acciones de su administración en materia de inmigración, muchas de ellas desde el primer día, y su frenesí de órdenes ejecutivas. Sin embargo, argumenta que no hay justificación para la presencia continuada de más de 3.600 soldados "cuya misión sigue sin estar clara".

A continuación, pide que el presidente retire "inmediatamente" todo el personal y equipo militar de la frontera y que trabaje con el Congreso para deshacer las políticas de seguridad fronteriza e inmigración implementadas bajo el mandato de Trump. 

"Esto debe incluir la eliminación, no simplemente la reparación de todo el alambre de púas de las comunidades fronterizas y los paisajes a los que las comunidades fronterizas se han opuesto vehementemente desde el principio", continúa Grijalva.

El alambre de púas es sólo un aspecto de la imaginería a la que están sometidas estas comunidades fronterizas.  Recientemente, el alcalde de Nogales, Arizona, exigió que se cortara el alambre de púas a lo largo de la frontera.

La Guardia Nacional lo instaló en febrero de 2018, cuando las caravanas de migrantes se dirigían a la frontera sur. 

El alcalde Arturo Garino dijo a KOLD 13 que el alambre de púas es "Estéticamente desagradable, y que "no es lo que quieres ver en una zona céntrica de negocios. Durante un tiempo tuvimos muchos turistas, pero no para venir a Nogales - para tomar una foto de los alambres porque no podían creerlo". 

Esta implicación financiera es sólo una de las formas en que la militarización de las comunidades fronterizas se ha manifestado negativamente. Todavía no se sabe cuáles son los siguientes pasos de la Ley de Seguridad Fronteriza y Responsabilidad de Grijalva. 

La carta es sólo el principio.