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Los principales socios comerciales de Estados Unidos han condenado la decisión del presidente Donald Trump de imponer las tarifas punitivas como proteccionismo y una afrenta a los aliados. Foto: AFP / Carlos Barria
Los principales socios comerciales de Estados Unidos han condenado la decisión del presidente Donald Trump de imponer las tarifas punitivas como proteccionismo y una afrenta a los aliados. Foto: AFP / Carlos Barria

Al borde de una guerra comercial, la última rabieta presidencial

A tan sólo días de la reunión de la OTAN, la impulsividad presidencial pone al país al borde de una real guerra comercial con sus aliados económicos.

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Bien sea en inmigración, en seguridad o en economía, el presidente estadounidense insiste en pelear con molinos de viento.

Su última batalla campal ha sido la “retaliación” contra sus aliados económicos por lo que ha llamado “un trato injusto” a Estados Unidos cuando de comercio se trata.

Desde el pasado mes de marzo, su administración ha impuesto tarifas en las importaciones de acero y aluminio, dándole un golpe bajo a sus relaciones con países como Canadá, la Unión Europea y China, lo que ha escalado a un intercambio de amenazas como antesala a lo que muchos prevén como una guerra comercial asegurada.

En una entrevista con CNBC, uno de los fundadores de Hamilton Place Strategies, Tony Fratto aseguró que el panorama es claro: “estamos definitivamente en una guerra comercial. No sé cómo más puedas llamarlo. Tenemos a países lanzándose tarifas los unos a los otros. Nosotros los estamos golpeando en un gran abanico de industrias y sectores de la economía; otros países nos lo están haciendo a nosotros y están anticipando más (movidas), y creo que se pondrá peor antes de mejorar”.

Para los especialistas, esta no es una circunstancia normal en discusiones de comercio.

Estados Unidos, como fundador de la economía mundial post-Segunda Guerra Mundial, formó parte de las voces que establecieron la Organización Mundial del Comercio (WTO en inglés), permitiendo siempre “algún tipo de flexibilidad”, como las tarifas temporarias impuestas por Barack Obama en los neumáticos chinos en el 2009, como recuerda Paul Krugman en el Washington Post.

La diferencia en el caso de Trump, es que “las motivaciones detrás de sus tarifas son algo nuevo” que rompe con la tradición diplomática o “las reglas del juego” creadas bajo su propia firma.

Bajo amenazas de retirarse de la Organización, Trump “quiere trabajar de manera unilateral en comercio, no le gusta el hecho de que estamos sujetos al WTO”, dijo Ben White, especialista en economía para Politico.

Si bien países como China han logrado “sortear” de alguna manera las reglas de la WTO, siempre ha sido de acuerdo al lenguaje comercial impuesto por los acuerdos diplomáticos internacionales. La agresividad de Trump ahora, pretende romper con los esquemas que han mantenido la estabilidad económica mundial de una u otra manera.

“No hay duda alguna de que podríamos mejorar el WTO, pero decir que Los Estados Unidos es un ‘perdedor’ en un mundo dirigido por esta organización es sencillamente erróneo”, agregó Fratto. “Nosotros creamos el WTO como economía dominante para que sirviera a nuestros intereses, no nos equivoquemos en esto. Hemos creado un mundo después de la Segunda Guerra Mundial que es beneficioso para Estados Unidos, donde la moneda de reserva del mundo es el dólar y un sistema de comercio que nos beneficia a nosotros”.

Y es que el criticismo del presidente Trump frente a la manera en la que la Organización Mundial de Comercio se maneja actualmente no es del todo incorrecta. Según concluye White, “China sí abusa de nosotros en cuanto a propiedad intelectual tecnológica pero, si bien (Trump) puede diagnosticar el problema, sale con soluciones que no van a ayudar precisamente”.

Para John Normand de la empresa financiera J.P. Morgan, “una guerra comercial en toda regla abriría un agujero en el crecimiento económico mundial debido a la reducción del volumen de comercio, las interrupciones de la cadena de suministro y la pérdida de confianza”.

A pesar de las advertencias, el presidente va en serio con sus amenazas, algo que para muchos se trataba tan sólo de una estrategia de negociación, pero la respuesta de la comunidad internacional – imposición de tarifas por parte de Canadá, México y China, así como el rechazo generalizado en Europa – parece indicar que la guerra comercial es un hecho.