A Necoclí lo conocen porque allí nació Juan Guillermo Cuadrado, estrella del Juventus de Turín y pieza clave de la Selección Colombia de Fútbol. Es un pueblito con no más de 35 mil habitantes en su casco urbano en el extremo noroccidental colombiano y pegado al Mar Caribe, en el Golfo de Urabá.

Es noticia desde hace dos semanas porque se fue llenando alarmantemente de migrantes que se asentaron allí ante las dificultades para seguir su camino hacia Estados Unidos. Son más de 15.000 mujeres, hombres y niños que emprendieron una larga travesía para huir de la pobreza en sus países de origen. La mayoría llegó de África y otros de Haití.

La fatal coincidencia en un mismo lugar se dio ante las dificultades de transporte para llegar a Panamá, atravesando la selva del Darién, un paso de altísimo riesgo. Las calles están abarrotadas de gente y los servicios públicos colapsaron.

El defensor del pueblo de Colombia, Carlos Camargo, quien ha enviado funcionarios para verificar la situación en Necoclí, ha manifestado que migrantes han denunciado que grupos al margen de la ley les cobran hasta 300 dólares para pasar la frontera y quedar en territorio panameño. Se calcula que unas 500 personas llegan a diario a este pueblo, aumentando la crisis.

Camargo, quien espera reunirse con los defensores del pueblo de Ecuador, Panamá y Costa Rica, para buscar soluciones conjuntas, también señaló a medios de comunicación que la movilización de los migrantes se da a través de “una red internacional que viene desde Chile, que los va moviendo desde diferentes puntos del recorrido, y a los cuales deben pagar una especie de peajes”.

El medio europeo Euronews, con información de la agencia EFE, reportó el contraste que se vive en esta población, habitualmente olvidada del poder central.

"La llegada de los migrantes ha sido un regalo de Dios. ¿Por qué? Porque Necoclí es un pueblo muy pequeño y al ser tan pequeño tenemos muy pocos trabajos para la gente. La mayoría de las actividades son informales, no hay trabajo, mucha gente sufría haciendo trabajos diarios remunerados y pagaba sus gastos diarios con eso. Gracias a la llegada de los migrantes la gente aquí en Necoclí está trabajando, saliendo de las deudas de las que están cansados", dijo uno de sus habitantes en la información publicada por Euronews.

Mientras tanto, el gobierno colombiano busca apurar una solución con Panamá y Costa Rica. Este viernes, la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, se reunirá con la canciller panameña Erika Mouynes. Ramírez dijo sobre esta cita en la frontera binacional, que “debemos aplicar un principio de corresponsabilidad para evitar este flujo inhumano de personas sin rumbo ni destino claro”.

En los últimos años, ante la crisis en Venezuela, Colombia ha sido receptor de al menos millón y medio de personas de ese país en busca de unas mejores condiciones de vida, lo que ha impactado a diferentes ciudades colombianas. Además, internamente está el fenómeno del desplazamiento forzado por el conflicto armado en distintas regiones del país.

Al referirse a lo que ocurre en Necoclí, el presidente colombiano, Iván Duque, advirtió este martes que “no es un fenómeno de migración colombiana y ni siquiera es un asunto de migración venezolana; estamos viendo migrantes de otros lugares del continente y del mundo, de África, de Asia. Y ahí hay un punto fronterizo que siempre ha tenido algún nivel de porosidad históricamente”.

Efectivamente, Necoclí es paso obligado de migrantes que van de otros países hacia Norteamérica, pero nunca en los volúmenes que se están registrando.

Como ha ocurrido con la migración venezolana, Duque reiteró que “es un asunto que lo tenemos que enfrentar entre varios y estamos trabajando para que haya una mesa entre varios países y entendamos cuál es el lugar de origen y cuál es la mejor manera de mover ese flujo, tener en cuenta cuáles son las restricciones migratorias y cuál es el destino también final de ellos”.

Además, alertó en el sentido de que “no podemos es dejar un represamiento permanente en zonas de frontera”.

En la región operan grupos armados ilegales relacionados con carteles de la droga, lo que complica aún más el panorama.