Cómo la Cuarentena y COVID-19 han llevado a la Argentina a un mínimo histórico
Argentina retrasó recientemente la reestructuración de su deuda de bonos de 65.000 millones de dólares y podría esperar una caída del 10% del PIB debido a las…
Cuando Alberto Fernández asumió la presidencia de Argentina hace seis meses, sabía que heredaba una situación económica sombría, pero nunca podría haber predicho cómo COVID-19 se sumaría a la crisis del país.
El gobierno argentino se ha visto obligado a retrasar la reestructuración de su deuda hasta el 24 de julio tras la falta de acuerdo sobre su deuda de bonos de 65.000 millones de dólares.
A finales de 2019, el total de la deuda del país es de 323.300 millones de dólares. Dos de los mayores sectores de la deuda se deben al Fondo Monetario Internacional y a bonos de leyes extranjeras emitidos durante el anterior presidente de Argentina, Mauricio Macri.
Argentina y sus acreedores internacionales se negaron a cederse mutuamente, lo cual ocurrió después del noveno incumplimiento de la deuda soberana del país el 22 de mayo.
El país, de más de 45 millones de habitantes, ha sido objeto de un bloqueo nacional desde mediados de marzo y se espera que continúe hasta el 17 de julio.
Sólo en el mes de abril, el país experimentó una caída del 26,4% en su economía, según un informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina.
En el mismo informe, mostró que las industrias más afectadas fueron la construcción y los hoteles y restaurantes. Vieron una caída del 86,4 y 85,6% respectivamente.
El sector agrícola argentino también ha sido impactado aunque no han reducido sus operaciones como otras industrias.
Los agricultores están viendo una infestación de 40 millones de langostas que llegaron de Paraguay y que amenazan principalmente sus productos de maíz y soja.
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En 2018, según el Observatorio de Complejidad Económica, Argentina era el segundo exportador mundial de soja, sólo por detrás de China. Los insectos han permanecido principalmente en la provincia argentina de Corrientes, pero comparte frontera con Brasil, Paraguay y Uruguay.
La falta de movilidad económica y las estrictas medidas de cierre no han podido contener sus cifras de COVID-19.
El país sudamericano ha registrado más de 1.000 nuevos casos por día desde el 9 de junio y actualmente tiene más de 62.000 casos confirmados y 1.280 muertes.
Se espera que el aumento de los casos continúe, ya que el Presidente Fernández se ha visto obligado a relajar las restricciones en algunas de las zonas más rurales del país. Buenos Aires y sus alrededores permanecerán bajo llave al menos hasta el 17 de julio.
La vida incluso para los que no están infectados sigue siendo calamitosa, ya que la Argentina se enfrenta a la continuación de la recesión y al mismo tiempo alimenta a su población necesitada.
Un informe de las Naciones Unidas titulado: "COVID-19 en Argentina: Impacto Socioeconómico y Ambiental", detalla las escenas en el terreno.
Argentina necesitará ahora proporcionar asistencia alimentaria a 11 millones de personas. Se estima que las cifras de niños en situación de pobreza pasarán del 53% en 2019 al 58,6% a finales de este año. Hasta 850.000 podrían perderse en 2020.
El mismo informe también estima que el PIB del país caerá un 10% a finales de año y eso sería significativo porque significaría que Argentina se enfrentará a tres años consecutivos de un PIB decreciente.
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