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Emilio Lozoya: De acusado a acusante

Once días después de su llegada a México, el ex director general de Pemex se defendió virtualmente en uno de los casos que hay en su contra.

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En una audiencia que duró casi 12 horas y que se llevó a cabo por videoconferencia, Emilio Lozoya fue vinculado con el lavado de dinero en la compra de una propiedad muy costosa e "inservible" durante su gestión como director de Pemex.

Sin embargo, Lozoya no irá a la cárcel como se suponía que iba a pasar cuando regresó de España. 

En su lugar, durante los seis meses que durará la investigación, Lozoya será monitoreado mediante un brazalete electrónico y será privado de su pasaporte para evitar que huya del país

El distanciamiento social de la prisión suena excelente para alguien que ya estaba en prisión antes de ser extraditado de España y que ha robado miles de millones del presupuesto público de su propio país. 

En sus declaraciones el 27 de julio, Lozoya solicitó el "criterio de oportunidad", que significa que recibiría beneficios legales si ayuda a testificar contra los superiores responsables de los crímenes cometidos durante su mandato. 

La única condición de la ley aquí es que el antes director de Pemex debe incriminar y fundamentar escándalos más grandes que el suyo.

Como Lozoya declaró durante su juicio virtual, sólo obedecía órdenes que venían de un "aparato de poder organizado".

En caso de que logre incriminar a figuras públicas más altas que él, entre los beneficios de Lozoya se encuentra evitar la prisión para él, su esposa, su madre y su hermana, quienes también están involucrados en el crimen.

No se mencionaron nombres durante su primera audiencia, sin embargo, la ecuación es simple.

Entre los nombres que podrían figurar se encuentran el ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, los candidatos presidenciales José Antonio Meade y Ricardo Anaya, el ex secretario de finanzas Ernesto Cordero y el ex canciller Luis Videgaray, entre otros.

Según Animal Político, Lozoya está siguiendo una estrategia que ya ha sido utilizada con éxito anteriormente. Fue la misma que se utilizó en 2008 durante la persecución del ex presidente de Perú, Alberto Fujimori, por una acusación relacionada con crímenes que realizó en contra de la humanidad. 

La única verdad aquí es que después de la primera declaración de Lozoya es que su condición ha cambiado de ser un acusado a ser un acusador. 

Las acusaciones jerárquicas que está dispuesto a presentar pueden ser una gran victoria para AMLO durante las graves crisis económicas y sanitarias que vive México.

En caso de que los testimonios de Lozoya logren incriminar a figuras importantes de periodos presidenciales anteriores, se olvidará la falta de una estrategia en lo que ha sido una pandemia casi autodidáctica, en la que el gobierno ha contradicho sus propias regulaciones, así como la catástrofe económica.