5 cosas que debes saber sobre el estado actual del muro en la frontera
Desde su campaña presidencial, Donald Trump ha prometido construir un muro fronterizo con México. La tarea no ha sido nada sencilla, y ha incluido un férreo…
Si te has tomado el tiempo de escuchar al presidente con detenimiento, sus discursos suelen incluir diversas —y hasta contradictorias— declaraciones con respecto al muro fronterizo.
“Estamos construyendo un muro”, “hay varias partes del muro que se están construyendo”, “no es necesariamente un muro, puede ser una valla”, y otro tipo de comentarios son los que suele soltar a diestro y siniestro Donald Trump cuando habla de su mayor promesa de campaña.
¿Cuál es la realidad?
La frontera internacional entre México y Estados Unidos se extiende desde el Océano Pacífico en el oeste hasta al Golfo de México en el este, y cuenta con 1.954 millas (3.145 kilómetros). Es considerada hoy en día como la frontera “más transitada del mundo”, y colinda con California, Arizona, Nuevo México y Texas —por el lado estadounidense— y Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas —en la parte mexicana—.
Contrario a lo que puede imaginarse, la frontera no es una zona lineal, ni es completamente apta para construcción. Cuenta con intrincadas zonas naturales como el río Grande, el río Colorado, bordes marítimos, tanto en el océano como en el golfo, y el desierto de Sonora. Asimismo, entre medias existen cañones, colinas y formaciones rocosas prácticamente intransitables.
El primer proyecto de construcción en la frontera fue iniciado por el presidente demócrata Bill Clinton en 1994 como parte de una operación contra el tráfico de drogas entre ambos países.
Posteriormente, y bajo el gobierno del presidente George W. Bush, se aprobó la Ley de Valla Segura (Secure Fence Act) en el 2006, que autorizaba y financiaba la construcción de 700 millas (1.125 kilómetros) de barreras y vallas físicas en la frontera con México.
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En mayo de 2011, el Departamento de Seguridad Fronteriza reportó haber completado alrededor de 649 millas (1.044 km) de construcción de vallas u obstáculos para el tránsito, y en el 2016 la Oficina de Cuentas del Gobierno aseguró que la construcción estaba terminada.
Después de que México se negara rotundamente a pagar por la construcción del muro fronterizo, el presidente Trump intentó incorporar el proyecto en el presupuesto federal, siendo obstaculizado por el Congreso, hasta finalmente obtener fondos para una barrera —no un muro— fronteriza en tan solo 55 millas.
Trump procedió a sortear la decisión del Congreso declarando una cuestionada Emergencia Nacional para echar mano del presupuesto del Departamento de Defensa y del Tesoro. Un movimiento que está siendo impugnada por varios estados, organizaciones y representantes políticos.
Según explicaron investigadores en migración internacional dentro de la Texas A&M University, “estudios de muros fronterizos históricos y contemporáneos dejaron muy en claro que sencillamente no funcionan”.
La razón fundamental es que la mayoría de los inmigrantes indocumentados del país llegaron a través de visados regulares y sencillamente prolongaron su estadía.
Asimismo, las aprehensiones en la frontera mantienen un decrecimiento constante desde hace casi una década, pasando de 1.189.000 en el 2005 a 463.000 en el 2010.
Desde la separación de tribus indígenas y comunidades fronterizas como la de la Universidad de Texas en Brownsville, hasta la devastación de refugios naturales como el Ana National Wildlife Refuge, la construcción de un muro podría transformar radicalmente los ecosistemas de la región así como las dinámicas urbanas en una zona que, contrario a lo que dice el presidente, no vive crisis alguna.
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