Kamala Harris se enfrenta a las preguntas de los votantes en un foro en directo el miércoles en la imprescindible Pensilvania, mientras la vicepresidenta y su rival Donald Trump luchan por los votantes indecisos en la recta final de una carrera por la Casa Blanca extremadamente reñida.

El ritmo de la campaña se ha intensificado en la lucha electoral que se acerca a su apogeo el 5 de noviembre tras giros, vueltas y un buen puñado de dramatismos.

Harris estará cerca de Filadelfia para una reunión con los votantes en un ayuntamiento de la CNN, pero no hay ninguna prevista para Trump a pesar de la oferta del canal de noticias de celebrar un foro separado para él.

Pensilvania es un codiciado premio para los candidatos en las elecciones en las que se espera que voten más de 240 millones de estadounidenses, y Harris y Trump han hecho repetidas apariciones allí y en otros estados indecisos.

El republicano, de 78 años, celebrará su propio acto municipal en Georgia, un estado sureño disputado, que Trump perdió por poco frente a Biden en 2020 pero que ganó en 2016.

Trump utilizó un mitin el martes en Carolina del Norte para atacar a Harris, llamándola repetidamente estúpida y argumentando que no tiene la "inteligencia ni la fuerza" para liderar Estados Unidos.

Alrededor de 18 millones de estadounidenses ya han votado por correo o en persona, lo que representa más del 10% del total en 2020.

Harris, de 60 años, afirmó el martes que Estados Unidos está "absolutamente" preparado para elegir a su primera mujer presidenta.

"La gente está agotada con Donald Trump y su enfoque, porque todo gira en torno a sí mismo", dijo.

¿Se puede confiar en las encuestas?

La llegada de Harris a la campaña sacudió al país, que esperaba una revancha entre el presidente Joe Biden y su predecesor Trump.

Desde la sorprendente retirada de Biden tras su desastrosa actuación en el debate, la carrera entre Trump y Harris ha sido una de las más reñidas de la historia de Estados Unidos.

Es difícil saber hasta qué punto los sondeos de opinión son precisos, ya que en el pasado han subestimado el apoyo a Trump pero tampoco han logrado predecir el nivel de apoyo a los demócratas.

Mientras el ex presidente insiste en sus promesas de lucha contra la inmigración y de bonanza económica tras un periodo de elevada inflación, sus rivales plantean dudas sobre su voluntad de honrar la democracia estadounidense.

La campaña de Harris también ha empezado a machacar sobre su aptitud mental y física para ocupar el Despacho Oval, al tiempo que intenta cortejar a los votantes republicanos moderados.

Uno de los principales ayudantes de Trump como presidente, el exgeneral de los marines John Kelly, confirmó este martes a The New York Times informaciones previas que consideraban al republicano un fascista.

"Ciertamente el ex presidente está en el área de la extrema derecha, es ciertamente un autoritario, admira a la gente que son dictadores -- él lo ha dicho. Así que sin duda entra en la definición general de fascista".

Biden, que ha sido una presencia poco frecuente en la campaña de Harris, se lanzó el martes contra Trump al reformular el célebre cántico del expresidente contra Hillary Clinton: "Enciérrenla".

En una visita a New Hampshire, Biden dijo ante una pequeña multitud que "tenemos que encerrar" a Trump -añadiendo rápidamente: "encerrarlo políticamente".

Con Trump enfrentándose a múltiples cargos penales pendientes mientras compite contra Harris para suceder a Biden, la Casa Blanca se ha cuidado mucho de no opinar sobre los problemas legales del republicano.

© Agence France-Presse Washington, United States