Prostitución: una galería en blanco y negro
El drama que muchas mujeres viven en los burdeles de Ciudad Juárez visto por el lente de la artista hispana Ada Trillo.
La última exposición de Ada Trillo -una muestra de fotografías de los burdeles de Juárez, en México- explora cómo las mujeres acaban trabajando en el mercado del sexo y de qué forma podrían ser extraídas de allí y lograr ser lo que quieran.
Luisa Trillo nació en El Paso, Texas, y pasó buena parte de su juventud en Juárez, México. Al terminar sus estudios en San Francisco y en Europa se asentó en Filadelfia, pero la cultura y lugares en los que creció siempre han ido de la mano de su producción artística. Su medio de expresión inicial es la pintura cargada de capas de oro y el simbolismo de Latinoamérica.
Después de estudiar fotografía en la Universidad de las Artes de Filadelfia, Trillo se propuso retratar la inmigración a lo largo de la frontera entre México y EEUU, pero se dio cuenta de que su trabajo ponía en peligro la vida de los sujetos que trataban de cruzarla.
En una iglesia de Juárez, conoció a una mujer de la limpieza llamada Luli, que antes había sido prostituta. Luli se ofreció a acompañarla a visitar distintos burdeles de la zona, con el fin de despertar la conciencia ciudadana sobre los apuros que sufren las mujeres que trabajan allí.
“Es una zona muy peligrosa, no era muy consciente de que necesitas a alguien para que te acompañe,” comenta Trillo en su estudio, rodeada de las fotografías tomadas durante su estancia en Juárez. “Pensé que iba a encontrarme con un puñado de chicas guapas enfundadas en minifaldas brillantes, pero la realidad era muy distinta. Era más bien lo contrario: vi sobre todo mujeres totalmente explotadas, tan adictas a la heroína que la droga se convierte en su razón de vida. El único motivo que tienen para sobrevivir son las drogas. Están atrapadas, no tienen dinero propio y la mayoría sufre.”
Tras ese primer encuentro con las prostitutas, Trillo se interesó por sus historias. Su intención era retratar su dignidad, sin ocultar la dura realidad de sus vidas. Quería hacer algo para ayudarlas, y pensó que lo que podía hacer era dar voz a esas mujeres a través de su arte. En lugar de interpretar las historias desde su punto de vista, dejaría que fuesen sus fotografías las que hablaran por ellas.
“No soy activista,” admite Trillo. “Soy artista, y el arte, para mí, es fundamental que despierte emociones. Cuando uno ve arte debe sentir algo, si ve arte y no siente nada, entonces es que no le ha conmovido.”
Durante tres años consecutivos, Trillo destinó periodos de tres o cuatro meses a estar con prostitutas de Juárez. En 2015, el primer año, se dedicó a visitarlas. En México, la legislación sobre prostitución varía de estado en estado: de los 31 estados que tiene el país, 13 tienen una ley que regula el mercado del sexo. Y, según datos del Departamento de Estado de los EEUU, 22 estados mexicanos tienen leyes que prohíben el tráfico sexual, aunque rara vez se imponen. En Juarez, Trillo tuvo la oportunidad de ser testigo de todo esto.
“Los policías están por todas partes”, recuerda la artista. “Se les ve fuera de los burdeles, bien relajados,” añade.
En Juárez, las áreas donde la prostitución está descriminalizada se conocen como “zonas de tolerancia.” Por lo general, las trabajadoras del sexo mayores de 18 años están aceptadas en México, un país donde la práctica de relaciones sexuales con menores de edad es considerada ilegal.
Debido a las restricciones edad, todas las mujeres fotografiadas por Trillo dijeron a la artista que tenían 27 años, aunque uno puede ver que son mucho más jóvenes a primera vista. Hacen esto para protegerse, ya que serían declaradas culpables en caso de que el propietario del burdel las acusara de mentir con la edad. Algunas incluso admitieron durante la entrevista que llegaron a Juárez como menores, solas. La mayoría de las trabajadoras de los burdeles visitados por Trillo no son originarias de Juárez, sino de otros estados del sur, o del resto de Latinoamérica.
Trillo comenta que a pesar de mentir con la edad y no expresar abiertamente que no quieren vivir en Juarez, es evidente que ninguna quería acabar en un burdel. “Es algo muy obvio, cuando una mujer te dice que empezó a los 13, nació en Guadalajara y sus padres viven en los Estados Unidos.”
Aunque muchas de estas mujeres no tienen intención de cruzar con éxito la frontera con EEUU, no hay garantía de que se libren de los carteles de la droga, el tráfico de personas o el trabajo sexual. Durante muchos años, la cifra de mujeres y niños que son transportados de México a EEUU víctimas del tráfico sexual ha sido una incógnita. Un estudio realizado por el Observatorio Nacional Ciudadano sobre el tráfico de personas entre 2010 y 2013 solo consiguió recopilar información de 16 de los 31 estados que tiene Mexico; los 15 estados restantes no disponen de datos estadísticos sobre este problema.
Un estudio realizado por la Universidad de Texas, publicado en 2017, estima que alrededor de 79,000 niños y jóvenes son víctimas de redes de tráfico sexual en el estado de Texas. Juárez está justo por encima de Río Grande, a una media hora en coche desde El Paso. El mismo estudio destapó que Texas es el segundo estado de EEUU con mayor cifra de víctimas de tráfico de personas: uno de cada cinco personas que pasan por el estado han sido víctimas de este crimen.
Aunque cada vez aparecen más estudios, la falta de datos fiables sobre este problema es preocupante. De momento, solo tienen en cuenta las mujeres atrapadas en redes de tráfico en México y después transportadas a los EEUU. Organizaciones como InSight Crime estiman que cerca del 87% de las personas víctimas del tráfico humano entre México y EEUU son mujeres, y que el 80% del tráfico de personas es tráfico sexual.
El informe 2014 sobre el Tráfico de Personas, elaborado por la Oficina para el Control y la Lucha contra el Tráfico de Personas (perteneciente al Departamento de Estado), identificó que “el turismo sexual infantil persiste en México, especialmente en las zonas turísticas (…) y en las ciudades fronterizas del norte, como Tijuana y Ciudad Juárez. Buena parte del turismo sexual infantil proviene de EEUU, Canadá y Europa occidental, aunque también de México.”
El mismo informe resaltaba que “es difícil evaluar los esfuerzos del gobierno por identificar y dar asistencia a las víctimas” debido a la “falta de datos estadísticos fiables” sobre la cifra exacta de mujeres y niños atrapados en redes de trata de blancas o tráfico sexual en México, o de México a los Estados Unidos.
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El tráfico sexual no solo es legal en algunos estados mexicanos. También goza de ciertos niveles de legalidad en Texas. Según la organización contra el tráfico de personas New Friends New Life, la legislación de Texas no castiga a los individuos que colaboran o participan en el transporte de trabajadores del sexo. La vaguedad de la ley en México y Texas ha favorecido la aparición del turismo sexual en determinadas zonas fronterizas. Trillo comenta que, si bien la situación de las mujeres en estas zonas es muy complicada, todavía lo es más en Juarez.
“El turismo sexual está en otras zonas de la ciudad, más cercanas a la frontera. Muchos soldados destinados en Fort Bliss patrullan en el desierto entre Texas y Nuevo Mexico suelen cruzar la frontera para tener relaciones con prostitutas de Juarez,” explica Trillo, que aprendió a distinguir las “zonas de tolerancia” de ciudad Juárez de las zonas de burdeles.
“Estas mujeres no están en la misma posición: las prostitutas que tiene relaciones con clientes americanos cobran entre $25 y $30. Las chichas que yo he fotografiado cobran entre $3 y $5. Es un mundo totalmente distinto”.
Según la Dra. Laura Bamford, especialista en Medicina Interna y Enfermedades Contagiosas y colaboradora de Philadelphia Fight, “las trabajadoras del sexo de todo el mundo tienen algo en común: a menudo han sido forzadas a prostituirse, víctimas de la trata de blancas, de la supervivencia económica y del abuso de sustancias tóxicas.”
Más allá del abuso de drogas, y de su impacto negativo en la salud de estas mujeres y de las comunidades donde viven, el trabajo sexual por si mismo ya tiene un impacto negativo, teniendo en cuenta que la asistencia médica a la que pueden acceder las prostitutas en sus barrios suele ser limitada.
“El enorme estigma que pesa sobre el trabajo sexual discrimina a las trabajadoras del sexo a la hora de tener acceso a servicios médicos básicos y fiables, como los tratamientos de rehabilitación de drogas, tratamiento y prevención contra el virus del Sida (HIV) o tratamientos para enfermedades de transmisión sexual o contra la Hepatitis C.”
El Articulo Journal of Urban Research estima que en las zonas fronterizas de Juárez más de 10,000 negocios han cerrado desde el año 2009, obligando a más de 230,000 habitantes a abandonar la ciudad. Según Articulo, buena parte de este fenómeno demográfico se debe al auge de la violencia vinculada al tráfico de drogas y a las bandas criminales. También se estima que solo en 2010 más de 3,000 personas fueron asesinadas en Juarez.
Por su parte, La Jornada en Línea y Proceso reportaron en su día que cerca de 800 mujeres trabajadoras del sexo desparecieron o fueron asesinadas en la ciudad entre 2010 y 2014. Trillo también fue testigo de todo esto.
Si bien la idea inicial del proyecto de Trillo se inspiró en el problema con los inmigrantes en la frontera del suroeste de EEUU, la artista cree que los burdeles fotografiados no representan un problema fronterizo. Representan un problema de abuso de drogas y de abuso contra mujeres jóvenes. De las 20 mujeres fotografiadas para la exposición, dos han desaparecido. Claudia no ha vuelto a ser vista nunca más. Bonita fue asesinada.
“Luli me explicó que esa chica fue secuestrada,” explica Trillo, apuntando a la fotografía de Bonita, envuelta en plástico y a punto de ser enviada a la Galería de arte Twenty-Two, en 236 South 22nd St, donde se expone la obra de Trillo hasta el próximo 6 de agosto.
“Ella era diferente del resto. Un poco más rubia, con ojos color avellana. Cuando la entrevistamos parecía muy tímida, pero quiso continuar igualmente porque quería comprar crack. La última vez que regresé a Juarez, pregunté si podía hacerme una fotografía con Bonita. Los dueños del burdel me respondieron que no, porque había sido asesinada. Fue muy triste.”
Las voces silenciadas de estas jóvenes mujeres emocionaron a Trillo, madre dos niñas en edad adolescente. “Todas estas mujeres siguen el mismo patrón: jóvenes, de clase humilde. Desaparecen porque no tienen voz.”
Con la aprobación de la propietaria de Twent-Two Gallery, Shawn Murray, Trilllo ha decidido donar los ingresos de la venta de sus fotografías a dos organizaciones sociales: la Coalición contra el Tráfico de Mujeres, una red global sin ánimo de lucro que lucha contra el tráfico sexual, centrándose en los supervivientes y las víctimas. Y el Centro Maria Antonia, en Ciudad de Mexico. El centro pertenece a las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, una orden religiosa fundada en Madrid en 1864 que se dedica a prestar asistencia a prostitutas con adición a las drogas y a sus familias.
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