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El pasado 16 de febrero, cerca de 32 restaurantes cerraron sus puertas en muestra de solidaridad con la comunidad inmigrante de Filadelfia. Foto: Archivo AL DÍA News.
El pasado 16 de febrero, cerca de 32 restaurantes cerraron sus puertas en muestra de solidaridad con la comunidad inmigrante de Filadelfia. Foto: Archivo AL DÍA News.

¿Qué sucederá en Filadelfia este primero de mayo?

Este primero de mayo se espera que cientos de miles de personas se manifiesten en la menos 44 ciudades del país. En Filadelfia, aunque con una historia larga…

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¿Qué sería de Filadelfia si algún día sus trabajadores afrodescendientes o latinos decidieran no ir a trabajar? ¿O si la comunidad LGBT decidiera hacer lo mismo? ¿Cómo se vería la ciudad sin la presencia de los históricamente excluidos?

Esa es una pregunta que algunos quieren responder el próximo primero de mayo en la “ciudad del amor fraternal”, donde además se planea una concentración al mediodía en los alrededores de la alcaldía. 

Imagine por un momento las tiendas y los restaurantes cerrados, las escuelas sin estudiantes, las calles desiertas, sin la presencia de la gente que hoy no se siente representada en los círculos de poder.

Esa es precisamente la imagen que varias organizaciones sociales pretenden mostrar este primero de mayo, fecha en la que el resto del mundo se conmemora el Día Internacional del Trabajo, y que aquí en Estados Unidos ha evolucionado este año hacia una jornada de manifestación general que, por medio de la ausencia, hará sentir el peso de millones de personas cuyas perspectivas de vida no son nada claras en el actual panorama político del país. 

Pero ojo, hay que tener cuidado con no confundir el objetivo de la fecha. Si bien en semanas pasadas varias organizaciones a nivel local y nacional han expresado su intención de impulsar durante este primero de mayo un segundo “día sin inmigrantes”, todo indica que otros sectores —no necesariamente relacionados con estas comunidades— terminarán uniéndose a la protesta y rebautizándola bajo el nombre del “Día sin Mí”.

Quizá el nombre y el objetivo puedan ser vagos todavía, porque lo que en principio se conoce como el Día Internacional del Trabajo, ahora no se sabe a ciencia cierta qué será: el cúmulo de manifestaciones que han ido apareciendo en los últimos días dan cuenta al menos de que al final lo que se verá son unas acciones dispersas y desarticuladas cuyo mensaje quizá no quede del todo claro.

Por eso es mejor ir por partes para tratar de entender —independientemente de cómo se le llame— lo que sucedería ese día en la ciudad si efectivamente nadie asoma la cara en sus lugares de trabajo. 

Lo primero que hay que recordar es que el pasado 16 de febrero miles de negocios de todo el país cerraron sus puertas con ocasión de la protesta del “Día sin inmigrantes”, como lo llamó la agencia EFE, "un espontáneo boicot" contra la políticas migratorias del entonces recientemente posesionado presidente Trump.

Inmigrantes de todas las nacionalidades en ciudades como Washington, Boston, Los Ángeles y Filadelfia abandonaron sus puestos de trabajo, se negaron a comprar o a tomar el transporte público, para ausentarse por un día de la economía estadounidense. 

Aunque importante, la protesta no logró tener el impacto que otras manifestaciones han tenido este año y en el pasado. En Filadelfia al menos 32 locales comerciales cerraron sus puertas. 

Con ese precedente, este primero de mayo en Filadelfia, que por lo menos hace 10 años ha sido punta de lanza en la lucha proinmigrante, no se perfila de manera clara como una jornada poderosa de manifestación.

Es en ese contexto organizaciones como la Alianza Popular por los Derechos de los Trabajadores Indocumentados (PAUWR, por su sigla en inglés) y el Restaurant Opportunities Center (ROC) empezaron a impulsar desde marzo el llamado “paro general”, un día que desde el principio se ha entendido como en solidaridad con los trabajadores inmigrantes, con o sin documentos. Sin embargo, hasta hace un mes, solo 9 establecimientos culinarios habían confirmado su participación en el paro.

Al mismo tiempo, varias organizaciones a nivel nacional empezaron a organizar la jornada “Rise Up” (¡Levántate!), una campaña con la que esperan sacar a más de 100.000 personas a las calles de 44 ciudades y repetir el paro general de inmigrantes del pasado 16 de febrero. 

Es claro que miles de personas saldrán a las calles este primero de mayo, lo que no es claro es si todas lo harán por la misma razón: unirse en contra de las políticas migratorias de Trump.

En ese sentido, el representante demócrata a la Cámara por Illinois Luis González señaló que este primero de mayo está enmarcado en las movilizaciones proinmigrantes que en 2006 paralizaron al país. El congresista hizo un llamado a sindicatos, organizaciones de mujeres y a inmigrantes musulmanes para que se sumen a la movilización. “Si lo hacemos todos juntos, se verá a toda una comunidad lista para la luchar y responder. No es el momento para quedarse en casa, sino de luchar”, agregó durante una rueda de prensa en la que él y otras organizaciones sociales y defensoras de derechos civiles  dieron a conocer una serie de acciones a lo largo y ancho del país previstas para esa fecha.

Con tantos nombres alrededor de la misma fecha —“Paro general”, “Rise Up”, “Día sin Inmigrantes (Vol. 2)” y ahora “Día sin Mí”— algo queda claro y algo no tanto. Es claro que miles de personas saldrán a las calles este primero de mayo, lo que no es claro es si todas lo harán por la misma razón: unirse en contra de las políticas migratorias de Trump.  

Sin importar la posible confusión, lo que esperan los organizadores de la jornada en Filadelfia —la oenegé Juntos y el colectivo de Trabajadores Negros y Latinos—, es que las manifestaciones de ese día superen en tamaño a todas las anteriores. Si el último día sin inmigrantes cerró 32 locales comerciales, logró que muchos estudiantes no fueran a clase por un día y convocó a decenas de personas a marchar en algunos sectores de South Philly, la próxima manifestación se tomará los alrededores de la alcaldía hacia el mediodía, para pedirle al Concejo de la ciudad y al alcalde Jim Kenney que hagan de Filadelfia una auténtica ciudad santuario. 

Mediante la puesta en marcha de acciones  como las mencionadas, Juntos y el Colectivo de Trabajadores Negros y Latinos esperan dejar claro que aquello de “Make America Great Again” no es otra cosa que el intento de destruir el legado de Estados Unidos por medio de las deportaciones y las persecuciones contra quienes han tenido un papel protagónico en la construcción de la grandeza del país. 

“Lo ideal se demostrar qué pasaría si permitimos que todas estas políticas en contra de los inmigrantes y los afrodescendientes se materialicen y consigan sacarnos de la ciudad”, dijo Miguel Andrade, miembro de Juntos.

La acción es una respuesta directa a la agenda política de Trump, señalada por muchos como antiinmigrante, anti-LGBT y antimusulmana.

“Uno de los aspectos que notamos en Juntos es que la liberación de las comunidades inmigrantes, entre ellas la latina, está directamente relacionada con la liberación de las comunidades afroamericanas. Lo que hemos visto es que la opresión del pueblo afroamericano se basa en una especie de antinegritud, de racismo y lo que estamos tratando de hacer es trabajar sobre ese fenómeno de una manera integral, intersectorialmente”, comenta Andrade.

¿Qué hará Filadelfia sin todos sus excluidos?

En febrero más de 32 negocios de Filadelfia cerraron sus puertas con la intención de mostrar el verdadero impacto de los inmigrantes en los establecimientos comerciales de la ciudad, de acuerdo con estimaciones del portal BillyPenn.

La protesta de ese día tenía una base sólida en la industria gastronómica, con un estimado de tres cuartos de la comunidad inmigrante de Filadelfia trabajando en ese sector económico, especialmente en algunos de los mejores restaurantes de la zona.

Por ejemplo, Rufino Carreón decidió cerrar su restaurante y bar El Patrón en Atlantic Avenue a pesar de las pérdidas que el cierre le dejó.

“Un día de cierre cuesta”, le dijo al Philadelphia Inquirer. Pero insistió en la importancia de mostrar apoyo. “Yo también tengo a mi familia”, afirmó. “Oro por mi familia, por la forma en que lo está haciendo todo”, dijo refiriéndose a Trump.

Sin embargo, muchos restaurantes permanecieron abiertos aunque sus trabajadores se ausentaron ese día. En Pietro Mushrooms, en Kennett Square, un cuarto del personal, 15 personas, no fue a trabajar ese jueves, según Chris Alonzo, propietario del local. Algunas granjas en Kennett Square están perdiendo hasta el 80 por ciento de sus trabajadores, afirmó el también líder el Consejo de Desarrollo Agrícola del Condado de Chester.

Otras empresas que no cerraron decidieron comprometerse sirviendo menús limitados o donando parte de sus ganancias a las organizaciones defensoras de derechos civiles en la ciudad.

Otros locales fuera de la industria de restaurantes, desde guarderías hasta tiendas de ropa, también se unieron al paro de actividades durante ese día. Y el impacto fue real.

Con el precedente de ese 16 de febrero, el efecto que las organizaciones proyectan para este primero de mayo es el de un día de acción aún más grande y organizado.

En una ciudad que, según el censo del 2015, es 44% afroamericana, 14% hispana o latina, 7% asiática-americana, la existencia de una acción que incluya a todos estos grupos, permitirá sentir el poder de las comunidades que constituyen su mayoría poblacional, tanto en la cultura como en la contribución.

Los números son claros, los inmigrantes juegan un papel vital en el impulso de la economía de Filadelfia, más si se tiene en cuenta que más de 40.000 empresarios de la ciudad son inmigrantes. 

Según la Hoja de Ruta para el Crecimiento, un reporte publicado por la Cámara de Comercio de Filadelfia en 2015, desde 2000 los inmigrantes son responsables del 96% del crecimiento de las pequeñas empresas y el 75% del crecimiento de la fuerza laboral. De acuerdo con la Americas Society / Council of the Americas, de los casi mil millones de dólares en ingresos generados por los propietarios de pequeños negocios en Filadelfia, los inmigrantes produjeron $770 millones: 72%, de las ganancias.

Con un peso tan grande en la economía local, la ciudad tiene mucho que perder sin inmigrantes. Si esa comunidad crece, lo previsible es que Filadelfia tenga mucho que ganar.

“Esto no se trata de una comunidad en particular, se trata de Filadelfia en su conjunto, como seres humanos en general”, dijo Andrade.

El impacto de estas comunidades en crecimiento es claro para todos, excepto para aquellos que parecen estar en la cima de la economía.

“La verdad es que somos una fuerza. Somos una comunidad que impacta a todos y somos los que podemos implementar el cambio a través de nuestras acciones en el día a día”.

Historia de la resistencia

Dicen que para comprender lo que pasa en el presente es necesario echarle un ojo a lo que sucedió en el pasado. En ese sentido, la lucha -y el miedo- que se libra hoy en Filadelfia no es nueva para la ciudad. Desde el año 2006 este lugar ha sido cuna de las manifestaciones proinmigrantes más impactantes de la historia nacional.

En plena época en la que el Congreso estudiaba la opción pasar la propuesta de ley HR4437, conocida entonces como el proyecto de ley Sensenbrenner, Filadelfia fue la casa matriz de lo que después se conoció a nivel nacional e internacional como el “Día sin Inmigrantes”. 

No fue un primero de mayo sino el Día de San Valentín (de amor y amistad para los latinos) en el que miles de inmigrantes residentes del área metropolitana de Filadelfia llenaron espontáneamente el Love Park y dejaron sentado un mensaje unívoco en contra de una ley que los criminalizaba a todos.

Entre esa fecha y hoy existe una línea de continuidad que pone en evidencia el carácter ambiguo de la sociedad estadounidense, una de las más avanzadas del mundo pero incapaz de tramitar un tema que se ha convertido en un lastre para prácticamente todas las administraciones que han desfilado en los últimos 20 años por la Casa Blanca.

Es por eso que líderes sociales como el representante Luis Gutiérrez ven necesario en entender que este 2017 no está desligado de las marchas de 2006 y que este primero de mayo, más allá de el variopinto montón de manifestaciones, no puede perder el foco de la lucha: lograr una reforma migratoria que reconozca los derechos adquiridos de más de 11 millones de indocumentados. 

En busca de apoyo

Y así como las organizaciones sociales originaron una reforma laboral que le dio origen al Día internacional del Trabajo hace casi 200 años, hoy fuerzas populares quieren ser las principales fuentes de una reforma profunda en la administración Trump.

Varias organizaciones están tomando la iniciativa para ayudar a solidificar los esfuerzos que se llevarán a cabo ese día. 

Aunque la acción del 16 de febrero mostró un fuerte impacto dentro de la comunidad empresarial, la presencia real en las protestas y manifestaciones fue escasa.

Esta vez, los organizadores esperan que la protesta acoja a muchas más personas y que la participación en “A Day Without Me” sirva como plataforma para construir una red de organizaciones comunitarias y populares que, a largo plazo, logre organizar las futuras movilizaciones sociales en la ciudad.

“Estamos animando a la gente a sumarse. No se trata solo del primero de mayo, sino de los esfuerzos que se llevarán a cabo a partir de entonces, porque no queremos que esto termine en un día. Vamos a necesitar mucha articulación con muchos grupos diferentes y vamos a necesitar fondos para hacer eso", agregó Andrade.