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María Vizcarrondo es la directora ejecutiva e inaugural del Instituto de Liderazgo Nerney, en la Universidad Cabrini.
María Vizcarrondo es la directora ejecutiva e inaugural del Instituto de Liderazgo Nerney, en la Universidad Cabrini.

"La pasión por lo que haces te ayudará a superar cualquier adversidad"

María Vizcarrondo es una de las mujeres galardonadas con el Women at the Top Award.

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María Vizcarrondo siempre tuvo clara su vocación: servirle a la comunidad. Haber crecido al lado de su mamá y su abuela, en East Harlem, Nueva York, le sirvió para entender el significado de trabajar duro y nunca dormirse en los laureles. Para ella, el éxito es el resultado del esfuerzo y la ética sin olvidar sus raíces.

Vizcarrondo es la directora Ejecutiva Inaugural del Instituto Nerney de Liderazgo de la Universidad Cabrini, centro de enseñanza y entrenamiento de la próxima generación de líderes comprometidos con mejorar las condiciones de vida de sus comunidades.

Una Nuyorican orgullosa con un corazón gentil, Vizcarrondo encarna la amabilidad y generosidad que usualmente no tienen cabida para quienes llegan a la cima. Y precisamente es esa amabilidad y su generosidad lo que más impresiona de ella. 

A continuación, su historia y pensamientos contados con sus propias palabras.

Cuéntenos de su carrera, ¿cómo llegó a su cargo actual?

Actualmente soy la directora ejecutiva e inaugural del Instituto Nerney de Liderazgo, el cual inauguré en medio de mi llegada a la universidad. Lo que me trajo aquí fue que, después de 35 años trabajando en cargos de liderazgo en el sector público y de las oenegés, sentí que tenía una oportunidad de compartir mi experiencia en liderazgo para entrenar a la próxima generación de líderes, más que todo para que se conviertan en líderes útiles para sus comunidades. Si tuviera que describirme, diría que soy una líder socialmente útil. 

¿Cuál es el aspecto más gratificante de su carrera?

Si pienso en mi carrera entera, el aspecto más gratificante es probablemente que tengo la bendición de ser útil. No simplemente como voluntaria, sino a lo largo de mi carrera. Muy poca gente puede decir que tiene la capacidad de hacer eso 24 horas al día. 

¿Qué soñaba ser cuando era niña?

En algún momento soñé con ser médica; la razón principal es que es una profesión se servicio para los demás. Yo tenía la sensación de que, así no llegara a ser médica, me desenvolvería en un área que tuviera ese misma línea. Quizá eso se debe a que crecí en una familia de mujeres solteras, mi mamá y mi abuela me criaron en East Harlem, soy una Nuyorican, y mientras crecía, todo lo que vi era a esas dos mujeres ayudando a la gente.

¿Cómo la han influenciado las mujeres?

Mi mamá siempre me dijo que el valor de una persona radica en su capacidad de ayudar a otros; de alguna manera estaba en mi ADN ser así. Entonces cuando tuve la oportunidad de ir a la universidad, sabía que no trabajaría para enriquecerme sino para sentir satisfacción y eso lo encontré en las ciencias sociales. El resultado es que todo el trabajo que he hecho en mi vida ha sido en organizaciones nacionales: como líder en Aspira Nueva Jersey, en United Way, ayudando a familias en situaciones de crisis a crear redes de apoyo o ayudando a la gente a desarrollarse personalmente. En otras palabras, todo en mi vida tiene que ver con el trabajo comunitario y con el servicio social.

¿Quiénes fueron sus mentores?

Sin duda alguna mi mamá. Nunca conocí a alguien que tuviera tanta compasión por la gente como ella, pero especialmente tanta ética. Desde pequeña, supe que como mujeres siempre tenemos que tener un plan de contingencia, teníamos que asegurarnos de ser independientes, de no esperar nada regalado; la única manera de lograr eso es teniendo un fuerte sentido de la ética. Eso lo aprendí de mi mamá.

También le aprendí la importancia de ser perseverante, porque con tantas dificultades ejerciendo presión para que te apartes de un camino positivo -especialmente las que enfrentan las familias latinas: pobreza, vecindarios con altos índices de delincuencia, etcétera-, tendrás que tener mucha fuerza de voluntad para mantenerte en el lado correcto; tendrás que entender que cada error o cada fracaso es una lección que la vida te da para que sigas adelante. 

¿Qué mujeres la inspiran en la actualidad?

Cuando estaba empezando mi carrera en las oenegés, trabajé mucho en la defensa de derechos, el resultado fue que me involucré mucho en procesos políticos que estaban desarrollándose en ese momento en Northem New Jersey. En ese contexto, una de mis mentoras fue Wynona Lipman, una mujer de carácter, la primera senadora estatal afroamericana en New Jersey. Nunca se dejó intimidar cuando estuvo en el Senado, siempre le dejó muy claro a sus colegas que ella era una mujer de armas tomar, seria y que hacía lo necesario para sacar adelante sus proyectos legislativos. Definitivamente fue una de las mujeres más influyentes para mí en esos días. 

Si hablamos de un caso más reciente, la verdad es que hay muchas colegas y mujeres que me inspiran. Por ejemplo Sonia Sotomayor, una mujer de mi generación. Es muy inspirador ver a una mujer que viene de los barrios de Nueva York y logró tener éxito. Pero también me inspiran todas las mujeres jóvenes que llegan a la universidad donde enseño porque veo chicas más seguras de sí mismas, con enfoque y propósito, mucho más de lo que yo tuve a esa edad. 

Lo otro es que mis dos hijas se han convertido en mujeres maravillosas. La mayor es médica visitara y combina esa labor con el trabajo comunitario en Boston cada vez que tiene oportunidad. La menor es una ejecutiva en la industria farmacéutica, y ha logrado abrirse camino y posicionarse en un sector comúnmente apartado para los hombres.
Son mujeres muy fuertes y con visión, pero lo más importante es que ambas llegaron a ser madres estupendas que crían a sus hijos bajos los mismos valores éticos y el entendimiento de que somos parte del universo, no individuos desconectados de todo.

¿Qué significa ser latina en su sector? ¿Normalmente es la única mujer o latina en la oficina?

“He sido la única latina de la oficina, el único rostro trigueño. Eso me sirvió para darme cuenta de que siempre he tenido que asegurarme de que mis colegas vean en mí no solo a una mujer capaz, bien educada y bien versada, sino a una mujer con una herencia comunitaria y cultural que le aporta a mi capacidad de trabajo”.

Pero María no solo ha sido ejemplar en su área, también ha sido una especie de faro para otros latinos que están empezando. “En mi cargo actual, en la Universidad de Cabrini, tenemos un presidente con sentido de compromiso impresionante con la comunidad latina y hemos visto un crecimiento importante de la participación de esta comunidad (en la vida universitaria) que no se veía hace tres años, quizá porque no era parte de la estrategia principal de la universidad”.

¿Cuál cree que es la razón principal para que aún existan obstáculos para el desarrollo de liderazgos femeninos?

Creo que una de las razones para que aún haya barreras es porque nosotras, sin importar si somos latinas, blancas o afroamericanas, no hablamos lo suficientemente fuerte por nosotras mismas. Todavía dudamos cuando tenemos una opinión o cuando tenemos una mejor idea de cómo hacer determinada tarea. No digo que sea un problema general de todas las mujeres, pero hay quienes aún actúan así y eso impide que mucha gente se entere de nuestras ideas y lo que tenemos para dar. 

Pero también hay sectores en los que todavía se siente un dominio de los hombres; por ejemplo en la educación superior solo el 4 por ciento de los cargos administrativos son ocupados por hombres latinos, y de ese 4 por ciento la participación femenina es aún menor.

¿Qué se puede hacer para incrementar el número de latinas en su área profesional?

Más allá de los obstáculos, hay que asegurarse de sentir pasión por cualquier carrera que se escoja en la vida, porque la pasión será la única que te ayude a superar cualquier adversidad que tengas que experimentar; nadie tiene el camino fácil cuando de abrirse camino se trata, pero si se siente pasión por lo que se hace, nada impedirá el desarrollo exitoso de una carrera. Esto es fundamental para cualquier mujer.

Lo otro es que hay que ser auténtica. Cada vez que entres a una oficina o a tu lugar de trabajo, tienes que mostrar lo que eres, porque si tratas de ser alguien que no eres, esa imagen eventualmente se derrumbará. Entonces, lo importante es comprender que siempre hay que poner el ciento por ciento en cualquier situación y entender que, sobre todo para los jóvenes y para las hermanas millennials, las cosas buenas toman tiempo y que en eso la pasión es absolutamente esencial.

Un consejo particular para las mujeres latinas es que nunca comprometan sus raíces culturales ni olviden de dónde vienen, eso hace parte de la riqueza que las hace únicas. 

¿Algún talento secreto o pasatiempo?

Sí, tengo un par: Soy buzo certificada, me encanta bucear. Cada vez que tengo una oportunidad, me reúno con amigos y buscamos sitios exóticos para bucear.

Lo otro que me encanta es el golf. No soy la mejor golfista del mundo, pero me defiendo y disfruto mucho el estar en el campo, asumir el reto y hacer conexiones profesionales.

Y en términos de trabajo comunitario, ¿cuáles son las proyecciones?

El trabajo comunitario es fundamental porque si lo que buscamos es empoderar a nuestra comunidad, lo que necesitamos es que nuestros líderes sean parte de quienes toman las decisiones políticas, de quienes escriben las leyes; que sean parte del proceso que influye en la cotidianidad de todos nosotros. Esa ha sido mi contribución durante todos estos años y espero poder hacer lo mismo aquí, en Filadelfia.

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