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Sección de frutas y verduras en supermercado de cadena, imagen para ilustrar nota sobre malnutrición
En muchas ocasiones el problema no es la falta de comida. Foto: Pixabay.

ONU: “3 mil millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable”

Tanto la desnutrición como la obesidad son males derivados de la escasez de alimentos y de las dietas poco saludables. 

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“Cerca de tres mil millones de personas, aproximadamente el 40 % de la población mundial, no pueden costear una dieta saludable”, señaló la agencia de alimentos de la ONU, lo cual podría empeorar con unos mil millones de personas más si eventos impredecibles, como una nueva pandemia, golpeara los ingresos de las familias.

 Cultivar la resistencia
 
La Organización de Alimentos y Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), resaltó la necesidad que tienen los países de hacer sus sistemas más resistentes a crisis como la del COVID-19, la cual incrementó los índices del hambre a nivel mundial. “La pandemia puso de relieve tanto la resistencia como la debilidad de nuestros sistemas agroalimentarios”, indicó el director general de la FAO, QU Dongyu.

La agencia de la ONU trabaja actualmente en estrategias para fortalecer la capacidad para soportar crisis derivadas de fenómenos meteorológicos extremos, enfermedades repentinas, así como plagas de plantas y animales.

Además de llevar la comida a las mesas de todo el mundo, la logística de la red agroalimentaria produce 11 billones de toneladas de alimentos al año y emplea a miles de millones de personas alrededor del mundo. 

Amenazas actuales
 
Además de la pandemia, la producción de alimentos y las cadenas de suministro vienen siendo afectadas, cada vez con mayor frecuencia, por los conflictos armados en distintas partes del mundo así como por las consecuencias, cada vez más palpables, de los cambios extremos del clima.

A esto se suma la actual crisis en los sistemas de transporte marítimo, que genera fuertes incrementos en los costos de transporte de los alimentos, los cuales generalmente son asumidos por el bolsillo del consumidor final quien eventualmente se ve obligado a dejar de comprar varios de esos productos, sacrificando así su dieta por no poder costearla. 

Propuestas de la FAO
 
Aunque las consecuencias de esta crisis alimentaria son experimentadas por todos los países del mundo, los desafíos no son siempre los mismos y algunos son más golpeados que otros.

Para hacer frente a esta batalla contra la desnutrición, la FAO hace las siguientes recomendaciones:

  • Diversificar los socios comerciales, sus fuentes de insumos, la producción, los mercados y las cadenas de suministro. Esto para tener múltiples opciones que puedan absorber las perturbaciones que se puedan presentar en cualquier momento. 
  • Respaldar el desarrollo de pequeñas y medianas empresas agroalimentarias que puedan soportar parte de la demanda del mercado nacional.
  • Implementar una mejor conectividad, es decir, contar con más de una fuente de suministro así como con diferentes proveedores de insumos, canales de transporte, comercialización y mano de obra.
La pandemia de la obesidad
 
Además del problema de la escasez y aumento de precios en muchos alimentos, que ha llevado a que en muchos países se coma menos, el drama en países ricos como Estados Unidos se vive con otro flagelo de malnutrición, en este caso con altos índices de obesidad, los cuales también se han disparado en medio de la pandemia. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, que a mitad de año presentó un completo informe sobre el sobrepeso, las siguientes cifras deben prender las alarmas de los sistemas de salud del mundo para enfrentar decidida y activamente esta condición.

  • Desde 1975 la obesidad se ha triplicado en todo el mundo.
  • Para 2016 más de 1900 millones de adultos (mayores de 18 años) tenían sobrepeso; 650 millones eran obesos.
  • En este mismo año, el 39 % de las personas adultas tenían sobrepeso y el 13 % eran consideradas obesas. Asimismo, 41 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso o eran obesos.
  • En 2016 se contaban más de 340 millones de niños y adolescentes (entre 5 y 19 años) con sobrepeso u obesidad. 

Se considera que la mayoría de la población mundial vive en países donde la obesidad cobra más vidas que la insuficiencia ponderal, es decir que hay más personas obesas que con peso inferior al normal, lo que se da en prácticamente todas las regiones, excepto en partes de África subsahariana y Asia.

Doble morbilidad 
 
Países de ingresos bajos y medianos conviven con un escenario en el que al mismo tiempo se presentan en las comunidades casos de desnutrición y de obesidad. Por un lado, se sufre por la falta de acceso de los niños, especialmente, a una dieta completa; y, al mismo tiempo, la obesidad encuentra un camino libre en familias donde los menores tienen acceso libre a alimentos con altos contenidos calóricos ricos en grasa, azúcar y sal, con los cuales sustituyen los nutrientes apropiados para su proceso de crecimiento.

Esta forma de alimentarse, que se transforma en un hábito, se suma a una falta de actividad física potenciada por los periodos de confinamiento de la pandemia y han dado lugar a un aumento drástico en la obesidad infantil. 

Haga clic aquí para ver el reporte completo.

Un panorama complicado, no solo para los sistemas alimentarios de cada nación, sino también para los servicios de salud que, en medio de su batalla contra la COVID-19, han tenido que descuidar otras dificultades médicas presentes en las distintas comunidades y se ven afectados, al igual que las demás instancias, por escasez de insumos y mano de obra.