El precio de pasar media vida sentados
Es la posición en la que nos pasamos la mayoría de las horas de nuestra vida. Nuestro cuerpo sufre por ello, pero los efectos negativos de nuestra postura se…
A veces tenemos la sensación de vivir pegados a una silla. Todo el día sentados en la oficina, en el metro o el autobús, para comer, para cenar, para descansar… Nuestro cuerpo pasa muchas horas en la misma postura. Mantener esta postura de manera continuada puede hacer que nuestra espalda se resienta, creandonos incómodos problemas. Puesto que no podemos cambiar todo nuestro estilo de vida, ¿qué podemos hacer para minimizar los posibles dolores de espalda?
Empieza por elegir bien dónde sentarte
Suena evidente, pero no todos tenemos las sillas adecuadas para sentarnos. Piensa dónde pasas más tiempo sentado y observa el asiento. Debería ser ergonómico, es decir, debería respetar la curvatura natural de tu cuerpo y no forzarte a sentarte de una manera poco natural. El respaldo debe estar preparado para que tu espalda descanse en él y los pies deben tocar el suelo, asentándose sobre él. Si tu asiento no cumple con todos los requisitos, deberías plantearte comprar otro.
Bebe agua
Pasamos tantas horas sentados que la circulación de nuestro cuerpo deja de funcionar de la manera correcta. Hidratarte correctamente puede ayudarte a minimizar la fatiga. Recuerda beber agua durante tus jornadas de trabajo. Si no estás acostumbrado, practica un sencillo truco. Cada mañana pon una botella de agua encima de tu mesa. El solo hecho de verla hará que tu cuerpo recuerde que tiene que beber agua. En unos días terminarás cada jornada sin agua encima de tu mesa. Tu cuerpo se habrá acostumbrado a hidratarse como necesita.
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Ejercicios sin parar
Los expertos recomiendan levantarse cada hora, para dar unos cuantos pasos y desentumecer los músculos. Si eres de los que está tan concentrado en el trabajo que no puedes levantarte ni un segundo, puedes practicar unos sencillos ejercicios de piernas. Apoya la espalda en el respaldo y eleva las piernas poco a poco, extendiéndolas despacio. Repite este ejercicio al menos cada dos horas. La circulación de tus piernas te lo agradecerá y estarás evitando la aparición de varices.
Otra de las zonas que sufre con esta postura son las cervicales. Dales un respiro bajando suavemente la cabeza y estirando la nuca. Estira entonces tus brazos hacia arriba. Relaja la postura y gira suavemente el cuello hacia los lados.
Procura siempre hacer movimientos lentos y relajados. Se trata de relajar la tensión que nuestro cuerpo acumula al mantenerlo de manera continuada en nuestra postura favorita.
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