Philadelphians say they have to work many jobs at once to achieve economic stability (AFP file photo).
Los habitantes de Filadelfia afirman que tienen que trabajar en muchos empleos a la vez para lograr la estabilidad económica (Foto de archivo AFP).

El "rebusque" diario de Filadelfia: así luchan sus familias por la estabilidad económica

Aunque la economía de Filadelfia arroja cifras alentadoras, miles de hogares siguen atrapados en la inestabilidad. La Reserva Federal realizó un nuevo estudio.

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Philadelphia presume hoy cifras que hace unos años parecían inalcanzables: desempleo en mínimos de 30 años, ingresos medios al alza y una tasa de pobreza en descenso. Sin embargo, bajo la superficie de los indicadores macroeconómicos, la realidad cotidiana de muchas familias cuenta otra historia. Una historia de lucha diaria, de creatividad forzada y de un rebusque incesante para sobrevivir a la inestabilidad económica.

Un estudio reciente de la Reserva Federal de Philadelphia, en colaboración con United For ALICE, desnudó las tensiones que viven los hogares de la ciudad. Casi la mitad de las familias se encuentran por debajo del umbral ALICE —una medición que va más allá de la tradicional línea de pobreza y refleja con mayor precisión el costo real de la vida.

En Philadelphia, según este estudio, la línea ALICE significa ganar al menos $29,000 anuales para un adulto solo o $92,200 para una familia de cuatro. No llegar a esa cifra implica una rutina donde cada dólar cuenta y cada gasto se convierte en una preocupación.

El rebusque como forma de vida

“Así que, en realidad, estás atrapado entre tu trabajo y en tu mente siempre está la idea de cómo pagar tus facturas. Así que te involucras en un trabajo paralelo. Siempre estás pensando en tu mente, Dios mío, ¿puedo volver a mi trabajo? Eso no basta; intentemos encontrar algo con un trabajo paralelo. Y eso es ridículo; no se supone que ocurra”, compartió un participante de los grupos focales del estudio. Esta frase resume el sentir de muchos. El informe revela que el 87% de los hogares por debajo de ALICE experimentó cambios drásticos en sus ingresos en apenas seis meses. Lo que hoy entra, mañana puede desaparecer.

Los trabajadores combinan empleos temporales, trabajos informales y "side hustles" como entregas a domicilio, ventas de productos o servicios independientes. No por gusto, sino por necesidad: el trabajo formal a menudo no basta.

Esta economía del rebusque no solo desgasta físicamente. También impacta la salud mental y la estabilidad emocional de las familias. Sentir que el esfuerzo diario no rinde frutos mina la motivación y alimenta la incertidumbre.

La estabilidad, ese sueño esquivo

El informe destaca una conclusión clara: antes de pensar en movilidad económica —esa ansiada "escalera hacia una vida mejor"— las familias de Philadelphia necesitan algo más básico: estabilidad.

Pagar todas las cuentas a fin de mes, acceder a vivienda segura, o poder planear con algo de certeza son metas que todavía se ven lejanas. Entre los encuestados por debajo de ALICE:
- 59% no logró cubrir todas sus facturas mensuales.
- 13% no tuvo acceso a vivienda estable durante el período del estudio.

Los desafíos se agravan por factores que limitan el acceso a mejores oportunidades laborales: el cuidado de familiares, problemas de salud, y la falta de transporte confiable figuran entre los obstáculos más frecuentes.

Las ayudas públicas: alivio insuficiente

Los programas de asistencia del gobierno, como SNAP o Medicaid, ayudan a mitigar la carga, pero están lejos de resolverla. Los participantes denunciaron trabas burocráticas, confusión en las reglas y los temidos "benefit cliffs": esos momentos en que un pequeño aumento de ingresos genera la pérdida de ayudas esenciales.

“Nuestra principal fuente de ingresos es el SSI. Y cuando llegaron los beneficios del COLA, casi de inmediato, noté un recorte en SNAP. Como si solo estuvieran esperando y dijeran: ‘Bueno, SSI te dio X cantidad; nosotros te vamos a quitar esta parte.’ Lo que resultó ser un recorte de aproximadamente el 30 por ciento”, explicó uno de los ciudadanos consultados en el estudio.

El riesgo de quedar en esa trampa hace que algunas personas incluso rechacen promociones o empleos mejor pagados, por miedo a perder los beneficios que necesitan para sobrevivir.

¿Por qué no irse de Philadelphia?

La pregunta parece obvia: si la vida es tan difícil, ¿por qué no mudarse a otro lugar? Las respuestas son complejas y profundamente humanas. Philadelphia tiene un costo de vida relativamente bajo comparado con otras ciudades de EE. UU., pero además pesa el arraigo familiar, la red de apoyo y el temor a que, en otro lugar, la situación pueda ser aún peor.

“Es difícil dejar de donde eres… es un poco más difícil, porque si tienes una familia, entonces estás considerando alejarte también de tu sistema de apoyo. Así que tienes que tener en cuenta todas esas cosas”, comentó otra persona consultada.

Lo que las familias piden

Cuando se les preguntó qué les sería más útil ahora mismo, la respuesta fue contundente: un mejor empleo. Seguido de cerca por asistencia para la vivienda y los beneficios públicos.

No están pidiendo dádivas. Están pidiendo condiciones dignas que les permitan salir de la carrera del rebusque perpetuo.

“La estabilidad económica significa, para mí, tener la capacidad de pagar todas mis cuentas, ir al supermercado, asegurarme de que todo esté bien con mis hijos, y todavía tener un poco para ahorrar para, como, reparaciones en el futuro o algo por el estilo”, expresó uno de los participantes.

Una oportunidad para actuar

Este estudio ofrece una hoja de ruta valiosa para policymakers y líderes comunitarios: la movilidad económica empieza por la estabilidad. Sin un suelo firme bajo los pies, ninguna escalera hacia el progreso será sostenible.

Para la comunidad latina en Philadelphia —que también se ve reflejada en este panorama—, el llamado es claro: exigir soluciones estructurales que no solo aplaquen la crisis del mes, sino que construyan un futuro donde el rebusque deje de ser la única estrategia posible.

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