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Los expertos recomiendan protegerse del sol. Fotografía: Rutger Lanser

Descubrir un golpe de calor a tiempo

Los cambios bruscos de temperatura pueden llevarnos incluso al coma.

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Nuestro cuerpo está preparado para enfrentarse sin problemas a variaciones de temperatura de alrededor de los 37,4ºF por encima de la temperatura corporal. Es a partir de que se sobrepasan estos valores cuando nuestro cuerpo comienza a reaccionar ante el calor. Aparecen entonces síntomas como sueño, calor excesivo, dolores de cabeza y otros problemas que si persisten pueden llegar incluso a hacer que nuestro cuerpo entre en coma. Es a partir de que este alcanza los 104ºF cuando puede sufrir las consecuencias del llamado golpe de calor.

 

Los golpes de calor suelen aparecer a principios de la época de verano o en cualquier época del año si la temperatura cambia rápida y repentinamente. Esto es debido en parte a que el cuerpo no está preparado para un cambio de este tipo y recibe el incremento de temperatura con síntomas como confusión, irritabilidad o incluso delirio, náuseas , vómitos y dolor de cabeza.

 

En el caso de la persona afectada todavía se encuentre expuesta al sol, es importante reconocer los síntomas de un golpe de calor y resguardarla rápidamente en la sombra. Tras ello, se debe llamar a un médico mientras se trata de bajar la temperatura corporal del cuerpo. Esto puede hacerse retirando la ropa, que además se mantendrá caliente por el sol, y aplicando toallas frías húmedas, evitando la aplicación del hielo ya que puede llegar a quemar la piel. Es importante refrescar zonas como la cabeza y el cuello, con el fin de que la persona reaccione ante el nuevo cambio de temperatura.

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Protegerse

Es mejor prevenir que curar así que, además de conocer los efectos que el sol puede causar en nuestra piel, es importante saber cómo podemos prevenir su efecto.

Se pueden contrarrestar los efectos del calor manteniéndose bien hidratado. Cuando suba la temperatura, recuerda beber más líquido que habitualmente. Pero es mejor olvidarse de ingerir bebidas con cafeína o alcohólicas ya que no hidratan correctamente. Decídete por el agua.

Limita las salidas a la calle durante las horas centrales del día y si tienes que salir, camina por lugares a la sombra. Elige prendas ligeras de algodón y evita el color negro. Protege tus ojos con gafas de sol de calidad y come alimentos ligeros y frescos.

Por último ten especial cuidado con tus medicinas. No solo es recomendable que las guardes en un lugar fresco y seco sino que si estás siguiendo algún tratamiento, deberías consultar con tu médico antes de tomar el sol. Algunos medicamentos reaccionan a la luz solar causando efectos no deseados.