
Lo que piensan los CEO sobre Donald Trump
Un importante grupo de CEO de las mayores empresas estadounidenses se reunió con el presidente Donald Trump. Estas son las conclusiones. Hay varias sorpresas.
La incertidumbre es el ambiente general no solo entre muchos segmentosde la población estadounidense, sino específicamente entre los CEO de las más grandes compañías que operan en nuestro país.
Así lo ve el profesor Jeffrey Sonnenfeld, de la Escuela de Administración de Yale y fundador del Chief Executive Leadership Institute: el respaldo real de los CEO hacia Trump es frágil, condicionado y, en muchos casos, inexistente. En una entrevista este lunes 24 de marzo con Foreign Policy, Sonnenfeld compartió sus impresiones luego del Yale Caucus 2025 en el que participó el Presidente Trump. Allí se realizó una encuesta con cerca de 100 líderes de empresas como JPMorgan, Pfizer, Dell y American Airlines, revelando un panorama de preocupación, incomodidad y, en algunos casos, alarma.
Tras la reelección de Trump en noviembre de 2024, muchos CEO sintieron un momento de alivio. Esperaban desregulación, recortes fiscales y una agenda proempresarial. “Consiguieron ese entusiasmo tal ya fuera por la relajación de las cuestiones fiscales o por las flexibilizaciones normativas”, explicó Sonnenfeld.
Pero esa luna de miel duró poco. La realidad fue más caótica de lo que preveían. “También tuvo que ver la enorme volatilidad que resultó problemática”, señaló. Lo que los ejecutivos imaginaron como una agenda de política económica estratégica y ordenada, se convirtió rápidamente en una montaña rusa de anuncios contradictorios y en redes sociales a lo que se sumaron amenazas de represalias comerciales con socios clave como México y Canadá.
En la reunión de Yale, que tuvo lugar en una instalación del Chief Executive Leadership Institute en Washington, participaron CEO de una amplia gama de industrias. Aproximadamente el 60% se identificó como republicano. La encuesta que se les aplicó reveló lo siguiente: 67% considera que la administración Trump será negativa para la economía; 85% se opone a su enfoque sobre los aranceles; 94% teme que estos aranceles aumenten la inflación y 85% cree que la incertidumbre actual en el gobierno estadounidense beneficia a China.
La contradicción no pasa desapercibida. Como lo describe el propio Sonnenfeld, a lo largo de sus dos campañas presidenciales, “Trump no obtuvo un apoyo disminuido. Obtuvo cero apoyo. Ni un solo CEO importante, ni un solo CEO de Fortune 100 apoyó a Donald Trump”. Esto parecía cambiar al principio de este nuevo mandato, pero las contradicciones, los anuncios sin cumplir y el impacto de las medidas adoptadas como el incremento de aranceles, hicieron retroceder a muchos empresarios.
Uno de los puntos que más desconciertan al sector empresarial es el uso político y emocional de los aranceles. Aunque muchos ejecutivos reconocen que Estados Unidos enfrenta problemas estructurales en el comercio internacional, esperaban medidas focalizadas. “Pensaban que se trataría de tarifas estratégicas específicas, no de cuestiones generales”, dijo Sonnenfeld.
En lugar de eso, Trump ha lanzado amenazas arancelarias generalizadas, incluso contra países aliados como Canadá, México o Colombia. Esta política ha generado un entorno de incertidumbre permanente. El presidente Trump parece cambiar muy a menudo de opinión: un corresponsal de CNBC durante la reunión leía actualizaciones en Truth Social cada pocos minutos, evidenciando cómo el presidente rectificaba en tiempo real lo que había afirmado previamente.
Miedo a hablar
A pesar de su malestar, muchos CEO optan por el silencio. Sonnenfeld compartió que casi la mitad de los encuestados solo se pronunciaría públicamente si el mercado cayera un 20%. Un 20% adicional esperaría a que la caída fuera del 30%, para sentar posición.
¿Por qué tanto cuidado? El temor a represalias es real. Trump ya ha señalado y ha castigado empresas por decisiones que no le gustan. En su anterior mandato fue el caso de Harley-Davidson, que trasladó parte de su producción a Tailandia para evadir los aranceles impuestos por Europa en respuesta a las políticas de Trump. El resultado: caída de las ventas, desplome de las acciones y la salida forzada de su CEO, Matt Levatich.
A lo largo de la entrevista, Sonnenfeld enfatizó algo que rompe con la percepción común: los CEO han sido, en muchos casos, más valientes que otros sectores sociales a la hora de enfrentar decisiones impopulares o moralmente cuestionables del gobierno. “Los directores generales han sido las voces más valientes de la sociedad estadounidense”, afirmó.
Mientras que universidades, sindicatos y organizaciones religiosas se han replegado tras una supuesta “neutralidad institucional”, los CEO han tomado posiciones claras en temas como el acceso al voto, el racismo sistémico o la diversidad corporativa.
“Creen en el imperio de la ley, no en la ley de los gobernantes. Así que esto es lo que les tiene realmente preocupados”, explicó.
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Seguridad nacional
El deterioro institucional también preocupa. El 85% de los CEO encuestados considera que la incertidumbre política es una oportunidad para China. El 75% cree que hay un punto de quiebre en la seguridad nacional que podría obligarlos a actuar colectivamente.
Sonnenfeld explicó que el despido o la salida de miles de empleados clave en el Pentágono, el FBI, la CIA o USAID, así como la eliminación de oficinas estratégicas como la que monitorea interferencias extranjeras, están dejando a Estados Unidos en una posición de vulnerabilidad crítica.
Además, los líderes empresariales sienten que el país está perdiendo prestigio: “Están avergonzados con sus socios internacionales... ya que parece que hemos confundido a nuestros aliados con nuestros adversarios”, dijo Sonnenfeld.
Durante años, las empresas estadounidenses fueron percibidas como embajadoras de los valores democráticos en el mundo. Marcas como Coca-Cola, Levi’s o McDonald’s eran símbolos de libertad para muchos países en transición. Pero hoy, ese prestigio está en duda.
Sonnenfeld advirtió sobre la caída del "soft power" económico y comercial de EE.UU., ante las crecientes dudas globales sobre la ética estadounidense. La suspensión de normas como la Foreign Corrupt Practices Act o la indiferencia hacia regímenes autoritarios minan la coherencia moral de las empresas.
¿Y ahora qué?
Sonnenfeld concluyó que, aunque muchos CEO tienen el deseo de preservar sus principios, no pueden hacerlo solos. Necesitan actuar en bloque, como lo hicieron en 2017 cuando abandonaron los consejos empresariales de Trump.
“La lección es clara: actuar colectivamente o ser destruidos individualmente”, explicó.
Y aunque la imagen de CEOs reunidos con Trump pueda sugerir otra cosa, lo que piensan muchos de ellos, en privado, es una mezcla de alarma, frustración y resignación estratégica.
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