La imagen que nos dejó Toscani
El célebre fotógrafo de origen italiano marcó una época del arte fotográfico y cambió la publicidad para siempre.
El fallecimiento de Oliviero Toscani este lunes 13 de enero marca el fin de una era para el mundo de la fotografía y la publicidad. Reconocido por sus controvertidas campañas publicitarias para la marca italiana Benetton, Toscani desafío todos los principios de la actividad, para adaptarse a unos nuevos tiempos que supo entender acertadamente: fue la era del advenimiento del sida y de la anorexia, de la ruptura de todo límite.
El artista usó su cámara como un instrumento de denuncia y provocación. Sin embargo, su legado también está marcado por polémicas que generaron debates éticos y estéticos en la industria.
Nacido el 28 de febrero de 1942 en Milán, Toscani se crio en un entorno fotográfico gracias a su padre, quien trabajaba para el diario Il Corriere della Sera. Este contexto moldeó su mirada hacia la imagen como un medio de narración potente y sin restricciones. Toscani no buscaba crear "fotografía artística", un concepto que despreciaba abiertamente. Para él, la verdadera trascendencia de una imagen residía en su capacidad de provocar reacciones.
En 1983, Toscani comenzó su colaboración con Benetton, una relación que duraría casi cuatro décadas y que transformaría tanto la marca como su propia carrera. Fue en este período cuando desarrolló su enfoque publicitario único, caracterizado por imágenes crudas y provocativas que desafiaban las normas publicitarias tradicionales.
Redefiniendo la Publicidad
La publicidad de Toscani para Benetton no promocionaba directamente ropa. En lugar de ello, utilizó la plataforma para abordar temas sociales controvertidos. Entre sus campañas más memorables se encuentran:
- Una mujer negra amamantando a un bebé blanco (1989), desafiando los estereotipos raciales.
- Un hombre enfermo de sida en su lecho de muerte (1992), que puso un rostro humano a una epidemia que marginó y mató a muchas personas.
- Una monja besando a un sacerdote (1992), que cuestionaba los límites de la religión y la sexualidad.
- Retratos de condenados a muerte en Estados Unidos (2000), que generaron controversia sobre la pena capital.
- La imagen de una modelo anoréxica (2007), que abordó los trastornos alimenticios en la industria de la moda.
Estas campañas no solo generaron debates, sino también enfrentaron censura en varios países. La polarización que producían era, para Toscani, una prueba de que su arte estaba cumpliendo su propósito: incomodar y generar reflexión.
La figura de Toscani estuvo siempre rodeada de controversia, tanto por sus imágenes como por sus declaraciones. En 2020, su relación con Benetton terminó abruptamente después de comentarios insensibles sobre el derrumbe del puente Morandi en Génova, una tragedia que costó 43 vidas. “¡A quién interesa un puente que se derrumbe!”, declaró en una entrevista radial, generando indignación pública y llevando al grupo textil a distanciarse de él.
A pesar de intentar disculparse y aclarar que sus palabras fueron sacadas de contexto, el incidente marcó un punto de inflexión en su carrera. Fue una muestra de cómo su estilo frontal y provocador, que había sido su mayor fortaleza, también podía volverse en su contra.
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La obra de Toscani no se puede separar de su filosofía de vida. Defendía el arte como una “opción ética, estética y política”, y rechazaba la neutralidad en el arte comercial. Declaró muchas veces que solo se arrepentía de las cosas que no había hecho.
Su aversión por las normas también se reflejó en proyectos fuera de la publicidad convencional. En 2012, por ejemplo, presentó un calendario que mostraba imágenes de genitales masculinos y femeninos, provocando críticas pero también destacando su interés por la representación no censurada del cuerpo humano.
Tras anunciar en 2024 que padecía amiloidosis, una enfermedad incurable, Toscani continuó trabajando hasta el final. Su muerte fue recibida con mensajes de condolencia y homenaje, incluida una declaración de Benetton que subrayó el impacto de su trabajo: “Para explicar ciertas cosas, no bastan las palabras. Es lo que tú nos enseñaste”.
Más allá de la nostalgia, su partida deja preguntas abiertas sobre los límites del arte y la publicidad. Mientras algunos lo consideran un visionario, otros critican su falta de sensibilidad en ciertos momentos. Este debate, que acompañó su vida, probablemente continuará siendo parte de su legado.
Oliviero Toscani utilizó la publicidad para explorar y desafiar los tabúes. Su trabajo, polarizante y provocador, redefinió los límites de la comunicación visual, convirtiéndolo en una figura central en el debate sobre el papel del arte en el cambio social. Aunque su estilo generó tanto admiradores como detractores, su impacto en la industria es innegable, dejando un legado que continuará siendo analizado y discutido. Paz en su tumba.
Con información de AFP
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