Originaria de México, Valentina Wey vivió en el sur de Texas, junto a la frontera. Hija de madre mexicana y padre estadounidense, creció comprendiendo las complejidades de ambas culturas.

Wey estaba en la escuela secundaria durante la administración Trump, un tiempo que sus maestros utilizaron para obligarla a educarse sobre las políticas que afectan a los inmigrantes como ella.

Haciendo referencia a su ciudad natal, McAllen tenía una política de inmigración de “tolerancia cero”, según la cual las familias que cruzaban la frontera ilegalmente eran separadas, lo que motivó su implicación en la justicia de inmigración y su trayectoria académica en la Universidad de Villanova.

“Quería ser capaz de retribuir a otras comunidades de inmigrantes que no fueron tan afortunados como yo de poder venir a los Estados Unidos y no ser odiados por ello”, dijo Wey, que se ofreció como voluntaria en diferentes organizaciones sin ánimo de lucro y fue pasante en la Facultad de Derecho de VU, interpretando casos pro-bono para los clientes latinoamericanos durante un año.

Valentina está cursando una doble especialización en Estudios Culturales y Lengua y Cultura Árabes y Estudios Latinoamericanos porque le permitiría entender cómo piensa la gente y de dónde viene. Además, las disparidades en las políticas dependen de la región, algo que quiere aprender a abordar.

Wey domina el español y quería elegir un idioma muy hablado en distintos países. Así que el árabe, según ella, le dará esa oportunidad de conexión que solo se consigue a través del poder del idioma; esa aceptación y confianza que el diálogo permite.

La asignatura de Estudios Latinoamericanos le sirve para mantenerse informada sobre las situaciones siempre cambiantes, algo que considera un viaje de aprendizaje activo que dura toda la vida.

Estuvo a punto de embarcarse en un viaje a Jordania, pero la pandemia de covid-19 afectó a esos planes. Sin embargo, viajó a Chipre y conoció una cultura diferente. Explica que, aunque no viaje a Oriente Próximo, es suficiente “el hecho de poder interactuar con personas que hablan árabe y español y servirles en un idioma con el que se sienten cómodos y entienden”.

Participación en el campus

Valentina empezó a participar en el VU Pride (grupo de estudiantes LGBTQ+) el primer año, pero la gente de color no quería estar allí porque era un “espacio blanco”. Entonces, se tomó su tiempo para fomentar las relaciones con la gente queer de color, y fue así como hizo oficial el club Queer People of Color (QTPOC), un espacio para encontrar comunidad en el campus.

Valentina también participa en el Ministerio del Campus, Levántate, que imparte misas en español, algo en lo que ya estaba involucrada en Texas. Allí manejaba un convenio entre la organización del Ministerio Hispano y VU Pride para el Día de los Muertos, donde tenían un lugar para las personas queer que habían muerto y contribuido a esa comunidad. 

Tesis: opresión mexicana e inmigración

Tras asistir a un curso sobre el sur de México y leer una recopilación de ensayos, Wey quedó fascinada con uno sobre indígenas mexicanos y aprendió que en México lo que dicta si eres indígena es tu capacidad para hablar una lengua indígena. 

“Los mexicanos fueron forzados y categorizados en el pasado. Es impactante. Así que mi pregunta es cómo elegimos identificarnos y sentirnos lo suficientemente capaces de identificarnos en la comunidad mexicano estadounidense”, señaló.

Valentina sigue explorando los conceptos de identidad en las poblaciones mexicano estadounidenses de California y Texas, pero también investigará sobre los descendientes de mexicanos que se identifican como mexicanos o mexicano estadounidenses y por qué lo hacen. En otros casos, los descendientes de mexicanos se identifican como hispanos, sobre lo que investigará más. 

Consejos para los estudiantes

Su consejo para los estudiantes es que se involucren y no tengan miedo de hacer preguntas que puedan parecer “tontas” porque el miedo les impide buscar ayuda para elegir su carrera.

Pronto aprendió la importancia de unirse a clubes y organizaciones y de conseguir trabajo en distintas oficinas del campus. Esto le brindó la oportunidad de solicitar el ingreso en el programa de posgrado de Administración Pública de Villanova, con la intención de trabajar en la gestión de organizaciones sin ánimo de lucro y contribuir a la reforma de la inmigración.