No es un secreto que la violencia contra las mujeres es una de las pandemias que padece México. Las declaraciones machistas hechas por el senador Samuel García a su esposa, Mariana Rodriguez, son un claro ejemplo de ello. 

Como se puede ver en un video publicado en Instagram, García acusa a su esposa de "enseñar mucha pierna", argumentando que se casó con ella para su propio placer y no para el de otros. 

"Me casé contigo para mí, no para que vayas por ahí enseñando", dijo.

El video retrata una de las muchas micro agresiones de género con las que la mayoría de las mujeres en México tienen que lidiar. Sin embargo, más que los comentarios de García, lo que es más condenatorio es la reacción de Mariana a ellos. 

En lugar de decir algo, ella le pide perdón. Esto seguido por una cara de susto que conoce la repercusión que pueden tener actos como estos.

El hecho de que los comentarios de García fueran hechos en un espacio público como Instagram, es igualmente preocupante. 

El tono casual con el que el Senador realizó los comentarios, dejó a la gente preguntándose sobre la frecuencia con la que estos ocurren. Si comentarios como estos fueron hechos frente a más de 13.000 espectadores, ¿qué tan lejos pueden llegar las agresiones cuando los dos están solos? 

Como resultado del video y de los comentarios inapropiados, el movimiento #YoEnseñoLoQueQuiera se volvió viral.

Las fotos publicadas en los medios sociales seguidas por el hashtag #YoEnseñoLoQueQuiera son un recordatorio al mundo de que las mujeres son libres de decidir en lo que respecta a sus cuerpos.

El objetivo del movimiento es destacar la importancia de este tipo de microagresiones que, por mínimas que parezcan, normalizan la violencia contra las mujeres y refuerzan los patrones que disminuyen su valor.

Según las estadísticas, en promedio, en México 10 mujeres mueren cada día a causa de un femicidio y el 60% de esos asesinatos son cometidos por sus parejas o familiares.

Más tarde ese mismo día, García publicó un video reconociendo su culpa y pidiendo perdón. 

"Nadie me enseñó a ser feminista... mi familia sabe que no soy machista", fue su argumento, como si sus comentarios anteriores no fueran suficientes para demostrar lo contrario.

Como si COVID-19 no fuera suficiente, los comentarios inapropiados del senador son un claro ejemplo de la otra pandemia que México tiene que enfrentar y que, durante años, ha sido invisibilizada.