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El entrenador de los Eagles de Filadelfia, Doug Pederson, atiende a los medios. EFE
El entrenador de los Eagles de Filadelfia, Doug Pederson, atiende a los medios. EFE

¿Y por qué no?

A pesar de enfrentarse a los temidos Patriotas, las Águilas tendrán la gran oportunidad de regalar el domingo a Filadelfia su primer Súper Tazón 

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A la hora de buscar frases célebres no hay nada mejor que recurrir a los filósofos griegos. A mí una de las que más me gusta es de Heráclito: 

“Quien no espera lo inesperado, no lo encontrará”.  

En la misma línea, podemos afirmar que no cabe duda que las Águilas de Filadelfia han hecho posible lo inesperadísimo hace solos seis meses, algo que jamás hubiera imaginado especialmente un hombre llamado Nick Foles. De debatir entre retirarse o no, el mariscal de campo está a solo unas horas de enfrentarse al mítico Tom Brady, con el trofeo Vince Lombardy como premio para el vencedor.

La pregunta es “¿y ahora qué?” ¿Qué nos deparará el domingo el Súper Tazón LII que se disputará en el gélido estado de Minnesota? Yo respondería con otra pregunta: 

“¿Y por qué no?” 

Está claro que los todopoderosos Patriotas de Nueva Inglaterra tomarán el terreno de juego como favoritos, pero también es cierto que las Águilas han sabido reponerse en esta temporada a toda clase de eventualidades, incluyendo graves lesiones y el hecho de recibir el cartel de víctimas una y otra vez, a pesar de ser el equipo que terminó la temporada regular en la cima de la competidísima Conferencia Nacional.

Preguntando a fanáticos latinos de las Águilas he encontrado respuestas confiadas, pero a la vez dubitativas ante el enorme poderío rival. David Sánchez comentaba: “Ningún miedo, pero todo el respeto del mundo contra Nueva Inglaterra”. En la misma línea se expresaba Pablo Casado: “Los Patriotas son el rival más complicado, pero las Águilas en su papel de underdog ya han dado varias sorpresas”.

Pienso que argumentos para seguir soñando no faltan a la gran afición de Filadelfia. Los Patriotas tuvieron enormes problemas para derrotar en su propio campo a los Jaguares de Jacksonville, cuyo mariscal de campo, Blake Bortles, llevó de cabeza a la retaguardia local con la opción de carrera o pase (RPO), que ejecuta a la perfección Foles. Además, la ofensiva de las Águilas cuenta con un grupo de receptores muy superior al de los Jaguares, probablemente el mejor de toda la NFL, integrado por la versatilidad de Nelson Agholor, la velocidad de Torrey Smith, la habilidad para atrapar pases en el exterior de Alshon Jeffery y la seguridad del ala cerrada Zach Ertz.

Defensivamente está claro que es imposible detener a Brady, el mejor mariscal de campo de la historia de la liga, pero pocos conjuntos poseen el bloque que tienen las Águilas para, al menos, contenerlo. La presión interior será fundamental y aquí no hay jugadores mejores que el liniero Fletcher Cox. Además, Brady se verá obligado a superar a Filadelfia con su brazo, ya que las Águilas poseen la defensiva número uno contra la carrera en toda la NFL, la única que permitió menos de 80 yardas rivales por partido.

Los Patriotas son sin lugar a dudas un rival temido, pero menos que en los últimos años. A pesar de que concluyó con el mejor récord de la Conferencia Americana, Nueva Inglaterra no dominó a sus oponentes como en temporadas anteriores y le costó mucho encontrar el rumbo al inicio. En sus seis primeros encuentros, las huestes comandadas por Bill Belichick firmaron únicamente cuatro victorias, tres de ellas por solo una anotación, y permitieron más de 26 puntos de promedio por partido.

Será muy complicado, pero Doug Pederson tendrá a sus hombres preparados, confiando en sus posibilidades. Si las Águilas se mantienen en el duelo y no dejan separarse a los Patriotas y la defensiva puede contener los pases a la zona media en los que Brady busca con gran precisión a Danny Amendola, Rob Gronkowski y sus corredores, puede hacerse realidad la siguiente frase de Aitor Góngora, aficionado al que le gusta volar alto, certero como los antiguos griegos: 

“La fe ha flaqueado alguna vez, hemos sufrido reveses, pero nos han curtido para este preciso momento. Filadelfia está preparada para inscribir su nombre en la historia”.

A mí solo me queda añadir: 

“¿Y por qué no?”