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Nick Quijano, Ave María (En memoria de las víctimas del huracán María), 2020. Photo: Cortesía del artista y de Fort Gansevoort. 
Nick Quijano, Ave María (En memoria de las víctimas del huracán María), 2020. Photo: Cortesía del artista y de Fort Gansevoort. 

Nick Quijano, el artista de las pequeñas historias del Viejo San Juan

Una exposición online organizada por Fort Gansevoort recoge pinturas que son ventanas al pasado puertorriqueño

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Suele decirse que hay dos historias, la de los grandes acontecimientos del pasado y sus célebres protagonistas, y la de la gente anónima cuyos recuerdos y vivencias raramente se tienen en cuenta.

Uno de los grandes novelistas españoles de la generación del 98, Miguel Unamuno, acuñó el término “intrahistoria” para referirse a las anécdotas e instantáneas de vida que aparecen sepultadas bajo las grandes gestas pero conforman el corazón de una historia. 

Las pinturas del boricua Nick Quijano, que pueden verse en una exposición online organizada por Fort Gansevoort, son escenas de Puerto Rico que lleva realizando desde los años 80’, en la que se encuentran desde pequeñas instantáneas de infancia al efecto del María provocado en anónimos personajes. 

Casi como si de un fotógrafo se tratase, la mirada de Quijano no ahonda en la nostalgia, sino en la forma en que estos recuerdos se cuelan en nuestro presente como flashes de la cotidianidad pasada. 

“Me gustan las pequeñas historias, quiero apelar a la intimidad de los sentimientos y al corazón”, dijo Quijano en una entrevista con Art News. 

Como en el famoso cuento de Cortázar Las babas del diablo’, donde la narración se escapa del marco de la fotografía, obras como Cumpleaños con Brownie y Nilka (1956-2020) nos reflejan a un joven Nick frente a un pastel de cumpleaños con dos perros vestidos con un sombrero. 

“No tenía amigos”, dice el artista, que pintó la obra a partir de una foto. “La tía que me organizaba la celebración tenía dos perros, así que les puso sombreros y eran mis amigos especiales para la fiesta”.

Otras pinturas se centran en encuentros cotidianos de Quijano en el Viejo San Juan, como en Mercado, donde unos hombres leen el periódico mientras esperan que llegue algún cliente, o Ave María, una obra cruda y sincera donde un hombre con los ojos enrojecidos levanta la manos en señal de desesperanza por el desastre que provocó el huracán María. 

“Aún queda mucho dolor y mucha recuperación”, insistió Nick, y añadió que “Puerto Rico ha sido constantemente marginado. Se supone que somos parte de los Estados Unidos, pero en realidad no lo somos. Seguimos siendo la colonia más antigua del mundo”.

Por su parte, el organizador de la exposición, el cineasta y DJ Bobbito Garcia, dijo que espera que estas obras “proporcionan un contexto a las personas que no entienden la relación de los Estados Unidos con Puerto Rico”.

Los hombres y mujeres de las obras de Quijano son “cualquiera”, “todos”, eso es lo que las convierte en algo local y muy personal al tiempo que las universaliza. Nos enseña a mirar buscando, como decía Cartier-Bresson, ese “instante decisivo” donde la emoción crea pasillos entre el momento en que ocurrió algo y el momento presente que evoca una emoción. 

“Estoy hablando sobre cosas que siguen vivas en mí”, concluyó el boricua. 

Sus pinturas son recuerdos sin nostalgia. Latidos del Viejo San Juan.