Cuando la inmigración bajaba al Sur: Memoria de la República independiente de Texas
Texas celebra su día de la independencia cada 2 de marzo. ¿Quiénes fueron los protagonistas de aquella revolución?
No es ningún secreto que Texas es un estado que se considera especial dentro de la Unión, con una marcada tendencia a seguir su propio camino y con una visión orgullosa de su pasado que los estudiantes texanos han de aprender en la escuela -cada mañana, los escolares del estado entonan el himno de Texas.
¿Qué rodea la celebración, cada 2 de marzo, de la independencia de Texas? ¿Qué se recuerda de aquel día? ¿Quiénes fueron los protagonistas de esa revolución? ¿Por qué conserva tanta personalidad propia este territorio? ¿Qué ocurrió durante los 13 agónicos días en los que fue sitiada la plaza militar de El Álamo?
Texas, antiguo dominio español, declaró su independencia en 1836. México se había separado de la Monarquía Hispánica mucho antes, en 1821. Texas estaba poblada por una gran variedad de etnias y culturas: tanto mexicanos como estadounidenses habían acudido al territorio alentados por el bajo precio que España había puesto a la obtención de tierras.
Aún eran habituales las escaramuzas con nativos y entre susceptibles y quisquillosos colonos.
En 1829 empezaron las tensiones entre los texanos y el gobierno central mexicano. Éste prohibió la esclavitud, y el estado del Norte hizo por desvirtuar aquella medida. Las cosas empeoraron en 1930, cuando el gobierno mexicano prohibió la inmigración anglosajona.
En ese momento, los texanos empezaron a pensar que quizás les iba a ir mejor formado parte de Estados Unidos. El gobierno era consciente de esta corriente de opinión, y reaccionó concediendo más autonomía a Texas en 1834: oficializó el inglés, introdujo el juicio por jurado y concedió mayor número de diputados tejanos en la asamblea central.
Pero ocurrió algo inesperado: en abril de 1834, el presidente Santa Anna abolió la Constitución de México y se auto invistió de poderes dictatoriales. Fue la gota que colmó el vaso: indignados por aquella involución jurídica, los tejanos desafiaron abiertamente al gobierno.
La revolución estalló en 1835, pero tuvo su momento culminante en el invierno del año siguiente. Santa Anna trasladó a miles de soldados mexicanos hasta el Río Grande, en las inmediaciones de San Antonio, y puso bajo cerco al fuerte de El Álamo, una antigua misión española reconvertida en cuartel militar.
Los doscientos ocupantes de la plaza aguantaron trece días antes de perecer violentamente. Pero sus compañeros de armas ya habían declarado la independencia a 160 millas de allí, en el enclave de Washington-on-the-brazos.
Los mexicanos tomaron la iniciativa del conflicto en los primeros momentos, perpetrando una terrible masacre de prisioneros en Goliad.
Parecía que tras dos duras derrotas todo marchaba mal para los tejanos, pero el 21 de abril de 1836 unos ochocientos soldados al mando de Sam Houston coparon al ejército mexicano cerca de San Jacinto y los vencieron en apenas 18 minutos. Todo había dado un vuelco: los tejanos llegaron incluso a capturar a Santa Anna al día siguiente, y el dictador tuvo que capitular y retirarse del campo.
En septiembre de 1836, los vencedores establecieron un gobierno nacional y empezaron a redactar la Constitución tejana. Fueron días de orgullo y júbilo; sin embargo, nadie se planteaba seriamente que Santa Anna cumpliera con el compromiso de respetar las condiciones de su rendición. Así que los tejanos volvieron a pensar en pedir protección al Norte.
La naturaleza fronteriza de Texas pudo influir en este camino propio, si consideramos Texas como una marca entre dos potencias jóvenes norteamericanas: México y EUA. Un territorio que no hubiera podido mantenerse solitariamente en un lugar tan estratégico.
Es lo que explica que los texanos buscaran la protección de sus vecinos ya en 1837 y renunciaran voluntariamente a controlar su propia nación independiente.
La anexión a EUA fue aprobada en 1845, bajo el mandato del undécimo presidente de la Unión, el demócrata James Polk.
La República independiente de Texas, pues, había durado algo menos de diez años. Texas es un lugar rico en memoria histórica, y buena parte de los nombres principales de su territorio se los deben a sus fundadores.
La ciudad de Houston lo toma de Sam Houston, primer presidente de la República de Texas; así como la Sam Houston State University; también ocurre con Stephen Fuller Austin, empresario nacido en Virginia que se convirtió en uno de los principales líderes militares de la revolución contra el gobierno centralista de Santa Anna.
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