¡Filadelfia ya tiene su Súper Tazón!
En un partido épico las Águilas destronaron a los Patriotas para ofrecer a la ciudad el triunfo más preciado del deporte americano
Las Águilas de Filadelfia hicieron historia, venciendo a los Patriotas de Nueva Inglaterra por 41-33 en el partido más prolífico, ofensivamente hablando, de la historia de la NFL. Las huestes de Doug Pederson supieron alzarse con la victoria, volviendo a ganar, a pesar de no ser favoritos para hacerlo, y conquistaron el Trofeo Lombardi por primera vez en un Súper Tazón memorable que podemos calificar, sin lugar a equivocarnos, como el mejor de todos los tiempos. Las claves del espectacular triunfo de las Águilas radicaron en esa habilidad, que ya forma parte del ADN de este equipo, para creer siempre en sus posibilidades, independientemente de que tan complicada sea la barrera que tenga que superar.
Anoche, Tom Brady, el mejor quarterback de la historia del fútbol americano, pasó para 505 yardas y tres touchdowns, reeditando nuevamente varios récords de la postemporada de la NFL, pero Nick Foles supo mantenerse todo el choque en un duelo de pistoleros memorable. De hecho, las 1,151 yardas sumadas por ambos equipos –¡sí mil ciento cincuenta y una!-, son las máximas alcanzadas en cualquier encuentro de la liga profesional, ya haya sido de temporada regular o de playoffs. Al final, el que fuera mariscal suplente de las Águilas al inicio de la campaña no solo pasó para 373 yardas y tres anotaciones, sino que hasta recibió un pase de touchdown en una jugada que explica perfectamente por qué Pederson puede ser ya definido como un genio. Con cuarta oportunidad y una yarda para anotar, muy cerca del final de la primera parte, el entrenador de Filadelfia no solo decidió jugársela, sino que mandó a su mariscal en movimiento. El corredor Corey Clement, que recibió el centro directo, lanzó la pelota hacia atrás al ala cerrada Trey Burton, quien a su vez pasó el balón a Foles, solo en la zona de anotación. De esta manera, el mariscal de las Águilas, elegido Jugador Más Valioso al finalizar el partido, se convirtió en el primer quarterback en atrapar un pase de anotación en un Súper Tazón. La acción permitió a Filadelfia llegar al descanso con una ventaja de diez puntos, 22-12.
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Pero no es fácil acabar con Brady. El veterano jugador tomó el campo con ganas de remontar por tercera vez en cuatro años una final de la NFL. Inmediatamente comenzó a conectar con su receptor favorito, el ala cerrada Rob Gronkowski, que solo había atrapado un pase en toda la primera parte. En la segunda, Gronk sumó ocho recepciones, 107 yardas y dos anotaciones. La ofensiva de las Águilas, sin embargo, supo contrarrestar la embestida y se mantuvo en la pugna por el choque, llegando al último periodo por delante, 29-26.
Con solo menos de diez minutos para el final, Brady lanzó su tercer pase de anotación del choque y el consiguiente punto extra de Stephen Gostkowski puso por primera vez a Nueva Inglaterra por delante en el partido, 33-32. Sin embargo, Filadelfia continuó creyendo. Foles dirigió una ofensiva medida, en la que convirtió una nueva cuarta oportunidad, y que concluyó con un envío de once yardas al ala cerrada Zach Ertz para devolver a las Águilas la delantera. Una ventaja que quedó en cinco puntos (38-33) al fallarse el intento de conversión de dos puntos.
El miedo flotaba en el ambiente. Brady tenía la pelota en su yarda 25 con un tiempo muerto y poco más de dos minutos por jugar. Toda una eternidad para el veterano pasador. Sin embargo, la defensiva de Filadelfia, humillada durante prácticamente todo el choque, tampoco dejó de creer. El liniero Brandon Graham llegó hasta el mariscal rival y le arrebató un balón que fue recuperado por Derek Barnett. Cuatro jugadas más tarde Jake Elliott convertía un gol de campo de 46 yardas, récord para un novato en el Súper Tazón, que extendía la ventaja a ocho puntos.
Brady no dejó de luchar, llevó la pelota hasta el centro del campo, donde intentó un último pase desesperado buscando igualar la contienda, pero la secundaria de las Águilas estuvo muy atenta para hacer el lanzamiento incompleto, mientras el reloj del U.S. Bank Stadium de Minnesota llegaba a cero. Los jugadores en la banda de Filadelfia saltaron eufóricos, Pederson recibió un rápido baño de Gatorade, algunos se frotaban los ojos como si lo que vivían no fuera cierto... Y yo me preguntó ¿por qué? Si el santo y seña de este equipo es que jamás dejó de creer.
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