El caso sobre la desaparición de Gabby Petito ha encabezado los titulares de muchos medios en el país, y también fuera de él. Desde el 11 de septiembre, cuando sus familiares la reportaron como desaparecida, los operativos de la policía no han parado hasta saber que ocasionó su desaparición y muerte. 

 

Algunos expertos afirman que la relevancia que ha tenido este caso se debe a que la joven de 22 años se había convertido en una youtuber y tenía una gran presencia en redes sociales, donde había estado documentando su vida y viajes con su novio, hasta el momento de su desaparición. 

 

Sin embargo, activistas aseguran que hay un trasfondo racial en la importancia que le han dado los medios y en el interés de las propias autoridades en resolver el caso ya que, mientras la policía y demás agencias implicadas han puesto todos sus recursos en encontrar a Gabby Petito, una joven de 22 años rubia, existen cientos de jóvenes de color, afroamericanos, hispanos e indígenas estadounidenses que permanecen desaparecidos y eso no genera ningúun despliegue masivo de noticias y búsquedas como ocurre con Petito.

 

A este tipo de sucesos se le denomina como el “síndrome de mujer blanca desaparecida”, un término utilizado por científicos sociales y comentaristas de medios de comunicación para referirse a la cobertura mediática desproporcionada -especialmente en la televisión- de casos de mujeres o niñas blancas de clase media en comparación con la relativa falta de atención hacia mujeres desaparecidas de minorías y a hombres o niños desaparecidos, todos de clase baja.

 

Danielle Slakoff, profesora asistente en la Universidad Estatal de California en Sacramento que investiga la justicial penal y los medios de comunicación, dijo a The New York Times que en sus investigaciones ha detectado que las mujeres y niñas blancas desaparecidas reciben más cobertura inicial y repetida y que se suelen representar como buenas personas, mientras que las mujeres de color a menudo son caracterizadas como cómplices de sus propias desapariciones, por tomar riesgos innecesarios.

 

A pesar de que las desapariciones de personas pertenecientes a otros grupos étnicos son más frecuentes, estas no generan el mismo interés mediático ni búsquedas intensivas al mismo nivel que ocurre con las personas blancas.

 

Solo en el estado de Wyoming, en donde se encontraron los restos de Gabrielle Petito, 710 indígenas estadounidenses fueron reportados como desaparecidos entre 2011 y 2020, según un informe de la Universidad Estatal de Wyoming. 

 

Además, desde el 1ero de junio de este este mismo año hasta hoy, 63 jóvenes negros  y 27 latinos menores de 25 años han sido reportados como desaparecidos, según la base de datos NameUs. Ninguno de estos casos ha tenido seguimiento mediático o de las autoridades.

 

“Las víctimas blancas, atractivas, jóvenes y aparentemente ‘inocentes’ acaparan más atención de los medios”, dijo Michelle Jeanis, profesora asistente de justicia penal en la Universidad de Louisiana en Lafayette a The Washington Post.