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Yerry Mina

Rusia 2018 reivindicó a Yerry Mina en lo humano y lo profesional

El defensa colombiano fue el bastión de una selección a la que volvió a faltar suerte para llegar lejos en el torneo.

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Los clubes de soccer europeo practican la tiranía sobre este deporte, el cual dominan a nivel mundial prácticamente a su antojo. Quien tenga dudas al respecto, únicamente tiene que retroceder menos de un mes para ver cómo Florentino Pérez, el engreído presidente del Real Madrid, dinamitó de un plumazo, tres días antes de que España comenzara a competir en el Mundial, a la selección de su país. Multiplicándole el sueldo por más de dos, Florentino le arrebató a la afición a Julen Lopetegui, el entrenador que había forjado al equipo nacional.

Cuando hace más de 100 años un europeo dejaba todo lo que tenía y cruzaban en barco el Océano Atlántico buscando hacer fortuna, sus amigos explicaban el traslado con una simple frase: ha ido a hacer las Américas.

En el mundo del soccer, a principios del Siglo XXI, ocurre lo contrario. Muchos futbolistas del continente americano captan el ojo de los buscadores de talento. Todos ellos están dispuestos a preparar, a la mínima, el hatillo para tomar un avión e ir a hacer las Europas. Si el club que llama a la puerta es uno de los todopoderosos  Manchester United, Chelsea, Real Madrid o FC Barcelona, mucho mejor… Sin embargo, el éxito jamás está garantizado ni en el plano profesional ni en el humano.

Una de estas historias la protagonizó hace menos de un año Yerry Mina. Tras dos exitosas campañas en el Palmeiras brasileño, el altísimo central colombiano de 23 años respondió a los cantos de sirena emitidos desde la Ciudad Condal y dio un sí rotundo al Barça. Con el conjunto catalán líder en la liga española y clasificado para los octavos de final de la Champions League, el panorama no podía ser mejor para Yerry…

Sin embargo, las cosas no fueron como soñaba el colombiano. Únicamente disputó seis partidos y no pudo marcar un solo tanto. Los argumentos fueron muchos: velocidad, toque de pelota… Pero la realidad es que el FC Barcelona desperdició la inversión realizada, incluyendo la habilidad del defensa cafetero para rematar de cabeza el balón en jugadas a balón parado.  

La Copa del Mundo siempre aporta grandes cosas, inesperadas, pero grandes. Entre ellas se encuentra la revaloración de esos talentos que brillan dentro de su selección y no tienen que probar nada a nadie ni hacerse con los complicados ambientes vividos en los vestuarios de los grandes clubes europeos. Hemos vivido muchos ejemplos de estas situaciones en este Mundial de Rusia, pero ninguno como el del Yerry Mina. Jugando solo tres partidos, el defensa central cafetero marcó tres tantos que permitieron a Colombia, primero, conquistar el Grupo H y,  después, forzar la prórroga en el duro duelo de octavos de final en el que la selección sudamericana sucumbió ante Inglaterra en la tanda de penaltis.

El cariño de todo su país ha permitido a Yerry recuperar la confianza perdida en su primera aventura europea, animándole a afrontar una nueva temporada en el Viejo Continente. El FC Barcelona se frota las manos, pensando ahora  en que, paradójicamente, un jugador de su propiedad se ha revaluado representando a otros colores.

En fin, la historia de este colombiano es para mí una de las más destacadas de todas las que estamos viviendo en Rusia 2018. ¡Quién nos iba a decir antes del inicio del Mundial que el máximo goleador del Barça después de los cuartos de final no se apellidaría Messi ni Suárez ni Coutinho, sino Mina!

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