Es sabido que la gentrificación de las ciudades tiene muchas consecuencias complejas. Además de “reorganizar” a los ciudadanos para generar espacios funcionales para el nuevo orden de la ciudad, también  puede despojar a las calles del vínculo existente hasta entonces con el tejido social.

En Denver, donde es común encontrar murales en la calle realizados por artistas latinos o chicanos, la gentrificación amenaza también con borrar parte de la historia de la ciudad. 

"Estás borrando una cultura, una herencia, de un paisaje, de un paisaje urbano y eso no puede ser recuperado," dijo al respecto Lucha Martínez de Luna, directora del proyecto y curadora asociada de History Colorado.

Y es que cuando parte de la historia no se cuenta en las aulas ni en los libros de texto, la memoria cultural grabada en las paredes hace su trabajo. En un territorio donde casi el 30%  de los residentes son latinos, según los datos del censo de Estados Unidos, el arte urbano cumple una función educativa y accesible. Poder mantener los murales  será un esfuerzo de equipo entre los artistas, la comunidad y la voluntad política.

Jenny Buddenborg, la planificadora de la ciudad, afirmó que están trabajando en un proyecto que busca la preservación de los murales de  la ciudad, y que además contribuirá a tener una amplia visión de cómo los chicanos y latinos se establecieron en Denver durante los años 90.

Los fondos para el proyecto provienen de la ciudad, de History Colorado y de las oficinas de los concejales Amanda Sandoval y Jamie Torres. Buddenborg dejó entender que proyectos  como éste podrían trabajarse para recuperar la historia de los afroamericanos y los nativos americanos en Denver.

Mientras instituciones como el SFAM barajan la opción de vender un mural hecho por el artista Diego Rivera para costear sus instalaciones, las autoridades de Denver debaten la forma en que estos murales en la calle pueden preservarse como parte histórica de la ciudad, creando un museo del pueblo para el pueblo.