Actualmente, las mujeres científicas representan menos del 30% de científicas en el mundo. Sin embargo, su desempeño ha sido fundamental en la historia para seguir trabajando por el avance científico y tecnológico en los diferentes campos del saber. 

 

“Para hacer frente a los inmensos desafíos del siglo XXI –desde el cambio climático hasta los trastornos tecnológicos– nos hace falta la ciencia y toda la energía necesaria y, por ello, el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de las miles de mujeres que son víctimas de desigualdades o prejuicios tan arraigados”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia.

 

De acuerdo a cifras entregadas por el Taller Hacia el fomento de la participación de la mujer en la investigación científica en América Latina, organizado por Colciencias y el International Development Research Centre de Canadá, el 45% de las investigaciones en América están a cargo de mujeres; sin embargo, pese al progreso, las brechas siguen estando presentes y se evidencian notoriamente en áreas como las ciencias exactas, ingenierías y computación.

 

Solo en América Latina hay decenas de mujeres que día a día trabajan por aportar con su conocimiento al mundo científico, llevando a cabo investigaciones en diferentes campos, no sólo en sus países de origen sino también en el exterior.

Bonnie es una ingeniera aeroespacial colombiana nacida en el pacífico colombiano. 

 

A pesar de la falta de oportunidades y del abandono estatal, Bonnie soñó con convertirse en una científica aeroespacial y trabajar para la NASA. 

 

Se graduó de Ingeniería Eléctrica de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá y más adelante, trabajó como estudiante visitante para el Departamento de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Texas, donde realizó un posgrado en ingeniería aeroespacial. 

 

En el 2010, consiguió una pasantía que hizo realidad una de sus mayores ilusiones: trabajar en la NASA. Ahí colaboró en el perfeccionamiento del desarrollo de vehículos robóticos para la exploración espacial.

 

Actualmente, Prado Pinto cursa sus estudios doctorales en Astrodinámica y Aplicación Espacial en la Universidad de Purdue en Indiana.

Esta bióloga marina de origen dominicano es considerada la "madre de la conservación marina en el Caribe”. 

 

Bonnelly comenzó sus estudios de biología marina en Nueva York en 1953, ya que en su país natal no había universidades donde se impartiera esa carrera. Al regresar a República Dominicana fundó la primera institución del país donde estudiar ciencias ambientales marinas con el firme propósito de motivar a las jóvenes mujeres a convertirse en científicas

 

Uno de sus más grandes logros fue crear el primer santuario de ballena jorobada en el Atlántico Norte. Desde 1984, junto con un grupo de organizaciones dominicanas e internacionales, Bonnelly promovió la protección de las zonas de reproducción de las ballenas jorobadas, delfines y manatíes.

Sandra es una bioquímica panameña que ha centrado sus investigaciones en la comprensión de las infecciones virales y las interacciones entre el virus y el huésped humano. 

 

Actualmente, esta mujer es investigadora superior en salud y jefa del Departamento de Investigación en Virología y Biotecnología en Salud del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES) y se encuentra desarrollando una nueva línea de investigación sobre la inmunidad innata de las enfermedades víricas y arbovirales. 

 

Sus investigaciones y trabajos han dado lugar a una patente y a numerosas publicaciones en revistas de alto impacto y a prestigiosos premios como el Premio Internacional UNESCO-L'OREAL para Mujeres Jóvenes en la Ciencia.