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Un instante fosilizado hace 12.000 años de la vida minera en la mina más antigua de las Américas. Photo: Fox News
Un instante fosilizado hace 12.000 años de la vida minera en la mina más antigua de las Américas. Photo: Fox News

La Mina Roja del Yucatán, una avanzada civilización pre maya sumergida en el misterio

Los buzos del CINDAQ han descubierto una mina de ocre 8.000 años anterior a los mayas en uno de los túneles más inaccesibles del océano

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Bajo la Península del Yucatán existe un mundo subterráneo atravesado de túneles, cuevas, pozos y cenotes tan laberínticos que sumergirse en sus secretos es una operación arriesgada, incluso para un veterano buceador. Sin embargo, hubo un tiempo en que complejos como el Sac Actun, la cueva submarina más grande del mundo con sus más de 374 kilómetros de longitud, se encontraban al nivel del mar. 

Sam Meacham y Fred Devos, dos veteranos exploradores del Centro Investigador del Sistema Acuífero de Quintana Roo (CINDAQ), llevan años cartografiando este submundo oceánico. Hace tres años decidieron descender un poco más y adentrarse por túneles raramente explorados hasta que descubrieron algo que los dejó totalmente perplejos y que fue publicado recientemente en la revista Science Advances.

La Mina Roja del Yucatán

Durante una colosal expedición, 100 inmersiones y unas 600 horas de trabajo, los exploradores del CINDAQ, junto al espeleólogo submarino Eduard Reinhardt, recogieron muestras de una mina de ocre donde mineros de una civilización 8.000 años anterior a la maya trabajaron sin descanso. Lo que la convierte en el hallazgo arqueológico de actividad humana más antiguo de todo el hemisferio occidental.  

Su nombre, Mina Roja, tiene que ver con la coloración del mineral de ocre, que está formado por óxido de hierro hidratado y que se empleaba durante la Prehistoria para realizar las pinturas rupestres, pero también para colorear objetos, en ritos funerarios e incluso para protegerse de los insectos. 

La mina de ocre de 900 metros es el hallazgo arqueológico de actividad humana más antiguo de todo el hemisferio occidental.  

Lo más fascinante del descubrimiento es su excelente estado de conservación, ya que los buceadores han encontrado incluso las herramientas con las que los mineros extraían el ocre, los montones de piedras que utilizaban para marcar el camino de entrada y salida de la cueva, e incluso marcas de hollín de pretéritas hogueras con las que se iluminaban al internarse en este complejo minero de 900 metros. Un instante fosilizado hace 12.000 años de la vida minera en la mina más antigua de las Américas que mágicamente emerge para su estudio.

Una cápsula del tiempo

Según Reinhardt, buceador y profesor de geografía y ciencias de la Tierra en la Universidad de McMaster, “estas cuevas submarinas son una cápsula del tiempo”, ya que “la mayor parte de las evidencias de minería antigua en la superficie han sido alteradas a través de procesos naturales y humanos, oscureciendo el registro”. El explorador también destacó sobre el hallazgo que para trabajar en las cuevas de ocre se requería bastante experiencia por lo que “sabemos que fue un mineral muy valioso para los primeros pueblos de las Américas”.

Por su parte, el antropólogo forense, arqueólogo y paleontólogo James Chatter, avanzó cuál era el proceso de trabajo de estos paleoindígenas: “Los mineros primero tenían que hacer bolsas de transporte o cestas para el ocre que planeaban extraer. Después tuvieron que aprovisionar la mina con suficiente madera de antorcha para iluminarse durante el tiempo que pretendían trabajar. Podemos imaginar cómo algunos trabajadores mantenían los fuegos encendidos mientras que otros trabajaron en equipos para romper y levantar rocas y exponer el pigmento. Tan solo imagina la escena. La titilante luz de las antorchas en medio de profundas sombras iluminando las manos manchadas de rojo de los mineros mientras golpeaban el piso con martillos de estalagmita e iluminaban el camino de los que arrastraban bolsas de ocre durante cientos de metros a través de los túneles hacia la luz del día”.

No es la primera vez que se encuentran restos antiguos de presencia humana en el subsuelo de Yucatán. En 2014, los buceadores del INAH hallaron los restos de una mujer que vivió hace más de 12.000 años y a la que llamaron Naia.