Que si el ‘power suit’ era apropiado para la revista, que si el pantalón que usa está arrugado en la rodilla, que si converse o no converse. La realidad es que de cualquier forma escucharemos críticas hacia una política que aparece en la portada de la revista Vogue, y aunque normalmente los comentarios recaen sobre el personaje de la portada, sabemos que las decisiones finales las toma el equipo de la revista.

Esta vez, el uso del photoshop ha sido el mayor escándalo para la portada de Kamala.

Orgullosa de su ascendencia afroamericana y sur asiática, la foto portada de Harris ha sido criticada por parecer retocada para aclarar su tono de piel. Las críticas se dirigen hacia el cuidado y respeto que ha debido tener la revista para que el resultado de la primera portada de la vicepresidenta electa sea impecable y fiel a todo lo que Harris representa: una mujer de raíces diversas en un cargo de poder en Estados Unidos.

Tras los “leaks” de la edición de febrero, muchos especularon que el error en la foto de portada podría recaer en el trabajo de iluminación, ya que “los fotógrafos blancos” no tienen la sensibilidad para trabajar con mujeres de piel oscura. P

ero esta teoría se desvanece ya que la sesión de fotos fue llevada a cabo por Tyler Mitchell, el primer fotógrafo negro en hacer la portada de Vogue en 2018, con Beyonce como protagonista. Mitchell publicó algunas de las fotos de la sesión en Twitter y las reacciones juzgando la fotografía fueron inmediatas.