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Filantropía en la era de la diversidad

Filantropía en la era de la diversidad

El mundo de la filantropía evoca imágenes de hombres y mujeres adinerados luciendo tuxedos y pieles en fiestas y galas de lujo. El estereotipo es merecido -…

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El mundo de la filantropía evoca imágenes de hombres y mujeres adinerados luciendo tuxedos y pieles en fiestas y galas de lujo. El estereotipo es merecido - generaciones de ricos patrones donando generosamente su dinero y prestigio a un selecto grupo de fundaciones, año tras año, creando un sólido sistema, aunque también elitista, rehogado en una buena dosis de tradición y ego.   

Pero, igual que el país en sí,  la naturaleza de la filantropía también está cambiando. Lo que antes estaba reservado para la flor y nata, ha cruzado las fronteras socioeconómicas para poder encabir  en la mesa a una población mucho más diversa.

“Ser rico no es algo nuevo. Tampoco ser solidario. Pero la idea de usar el patrimonio privado de forma imaginativa, constructiva y sistemática para poner solución a los problemas fundamentales de la humanidad sí es novedosa”, dice la famosa frase con que John Gardner, fundador de Independent Sector, se refirió a la filantropía, un hábito cuyos orígenes se remontan varios siglos atrás, al  Imperio Otomano.
La palabra filantropía viene del griego, y significa “amor a la humanidad”. La filantropía apareció por primera vez alrededor del año 1500, cuando la esposa del Sultan Suleiman el Magnífico abrió una organización benéfica en Jerusalén para ayudar a los huérfanos, viudas y pobres, según el National Philanthropic Trust. También en esa época hay constancia en China de familias ricas que donaban su fortuna a varias causas en privado, por miedo de que su generosidad pudiera interpretarse en clave política.   

A medida que la filantropía se iba haciendo más común entre las clases altas, fue desarrollándose un efecto patriarcal. Los ricos se veían a sí mismo como patronos y benefactores de los pobres que, atrapados en su clase social, no tenían esperanzas de poder ascender. Pero cuando las divisiones de clase fueron desapareciendo, también fue desapareciendo la idea de filantropía patriarcal. En lugar de donantes que actúan como padres o madres de personas, la filantropía acabó convertida en una especie de oportunidad cívica para las ciudades en apuros.

En el año 1975, alrededor de 22,000 fundaciones sumaron 1.94 billones de dólares en donaciones anuales. En 2011, el país contaba ya con 81,000 fundaciones, cuya contribución anual alcanzó los 49 billones de dólares, según datos del Foundation Center. Los activos por donaciones y legados de fundaciones también se han multiplicado, pasando de los 30 billones de dólares en 1975 a los más de 660 billones de dólares en 2011.
 
Pero la naturaleza de la filantropía sigue cambiando con la misma rapidez que la sociedad. Aunque los donantes privados todavía representan la mayor fuente de contribuciones benéficas en Estados Unidos- aproximadamente el 75% del total de la filantropía del país -, los medios y redes sociales, organizaciones comunitarias e instituciones financieras tienen un peso cada vez mayor. 

Webs como Kickstarter y GoFundMe representan el llamado mercado libre de la filantropía, en el que la gente corriente puede contribuir a varias causas, desde provisiones para mutuas de salud para personas que han sufrido un accidente o una enfermedad inesperada, a causas políticas. Por ejemplo, la página de crowdfunding de Standing Rock, cuyos miembros protestan por la construcción del Dakota Access Pipeline, un oleoducto que cruzará territorios de los Nativos Americanos, ha conseguido levantar en solo seis meses 1,5 millones de dólares de más de 36,000 donantes particulares. Algunos de ellos solo han contribuido con 5 dólares, mientras que otros han donado 200 dólares o más. Este tipo de filantropía está al alcance de cualquiera con un ordenador y una cuenta bancaria, abriendo las puertas a una nueva forma de captación de fondos más democrática.

“No tienes que ser Bill Gates para ser un filántropo”, opina Alexandra Aquino-Fike, vicepresidenta de desarrollo de Hispanics In Philantropy (HIP). “Puedes donar 5 dólares y seguir siendo filántropo”.

Hispanics in Philantropy fue fundada en 1983 con la intención de convertirse en un grupo de apoyo para el networking entre Latinos que trabajan en fundaciones privadas. Lo que empezó como un espacio seguro para presionar, entre bastidores, para que las organizaciones fueran más diversas, se ha convertido en una institución global de donaciones dirigida a la comunidad Latina.  
 

En el año 2011, HIP y la Foundation Center se unieron para analizar qué porcentaje total de las donaciones en dólares se destinaban a las comunidades Latinas, y descubrieron que menos del 2% de los fondos nacionales acaban beneficiando a organizaciones de ayuda a los Latinos.

“Fue un descubrimiento muy decepcionante y muy chocante, pero no del todo sorpresa”, admite Aquino-Fike.
 
Como resultado, la HIP decidió levantar su propios fondos para crear sus propias becas para los Latinos de Estados Unidos. Tienen alianzas con fundaciones existentes para identificar oportunidades de inversión atractivas en la comunidad Hispanoparlante, la única que crece en número e influencia en este país, gracias al boom de nacimientos y la elevada inmigración. HIP considera a los Latinos “la mejor inversión que se puede hacer”, ya que los Hispanos representan la fuerza laboral del futuro.
 

“El retorno que se obtiene al invertir en la comunidad Latina es transformador”, dice Aquino-Fike. “Hoy más que nunca, dado lo sucedido esta semana [con las elecciones presidenciales], estamos apunto de redoblar el liderazgo y la voz Latina, asegurándonos de que hacemos pública la verdadera narrativas de las contribuciones de nuestra comunidad, la generosidad de nuestra comunidad”

 

 Entre 2002 y 2014, HIP se ha aliado con otras 30 organizaciones locales, donando más de 4 millones de dólares en becas a organizaciones sin ánimo de lucro de la región de Filadelfia. Entre ellas está 12Plus, que trabaja para mejorar la igualdad de educación, y el Norris Square Neighborhood Project, un centro de enseñanza bilingüe en el norte de la ciudad.

“La comunidad Latina de Philly está muy lejos del centro de la ciudad”, dice Aquino-Fike. “Es super pobre y está muy aislada. Pero cada vez están más organizados y sintiéndose más fuertes”.
 

A pesar de estos logros, la filantropía tradicional sigue encabezando las donaciones de beneficencia en Filadelfia. Su presencia está atada a la historia de la ciudad desde los origenes de la fundación del país. Actualmente, en la “ciudad del amor fraternal” hay 618 becas disponibles, el equivalente a unos 111.5 millones de dólares. El dinero proviene de 233 donantes y se destinará a más de 5,000 beneficiarios, según  el informe de la Foundation Center. Estas becas se dividen en cinco tópicos principales - campañas, elecciones y votaciones; participación ciudadana; gobierno; medios de comunicación y otros.

De lejos, la mayor parte de esta filantropía - unos 64 millones de dólares- se destina al periodismo, un dato poco sorprendente, dada la relación existente entre los grandes donantes y los grandes medios de la ciudad. En Filadelfia, de hecho, los medios de comunicación más grandes forman parte de una cadena creada cuando el filántropo local H.F. Gerry Lenfest donó sus acciones del Philadelphia Inquirer, el Daily News y philly.com a la Philadelphia Foundation, una organziación sin ánimo de lucro. La nueva estructura permite a la filantropía financiar el periodismo local - fundaciones, corporaciones privadas y otros benefactores adinerados pueden ahora aportar su dinero directamente a iniciativas y proyectos periodísticos específicos.  

 

Lenfest, de 85 años, es uno de los filántropos más destacados de la región. Ha contribuido con cerca de 1,3 billones de dólares a más de 1,100 organizaciones a lo largo de su vida. Su carrera como periodista empezó en 1970, cuando dejó la abogacía para convertirse en el director editorial de la revista Seventeen. En 1974, adquirió dos cadenas de televisión por cable, Suburban y Lebanon Valley, que más tarde vendió a Comcast Corporation 2000. En el año 2014, compró en subasta la Philadelphia Media Network, a la que pertenecen el Inquirer y el resto de sus socios, por 88 millones de dólares. La donación de sus participaciones en PMB a la Philadelphia Foundation, a la que dotó con 20 millones para llevar a cabo el experimento llamado Institute of Journalism in New Media, sirvió para crear un laboratorio independiente dedicado al estudio del futuro del periodismo.  El Instituto “invertirá y respaldará iniciativas innovadoras en el terreno de los medios de comunicación a nivel nacional, con un énfasis especial en las oportunidades que surjan en áreas metropolitanas como Filadelfia”, puede leerse en su declaración de intenciones.

“De todas las cosas que hecho, ésta es la más importante”, dijo Lenfest en Enero. “Porque se trata de periodismo”.

 

A la cabeza de la Philadelphia Foundation está Pedro Ramos, el primer Latino en ocupar dicha posición directiva en nuestra región. Ramos ha prometido apoyar la movilidad social en Filadelfia y promover la educación, la inclusión y la igualdad. En la actualidad, la fundación se encarga de administrar 900 instituciones benéficas y contribuye con más de 20 millones de dólares en subvenciones y becas escolares. Entre ellas hay diversas organizaciones Latinas, como el Taller Puertorriqueño, Congreso, Asociación Puertorriqueños en Marcha (APM), Esperanza, La Comunidad Hispana, Norris Square Community Alliance (la antigua Norris Square Civic Association), Artistas y Músicos Latino Americanos (AMLA), Aclamo, Juntos y el Philadelphia Latino Film Festival (PHLAFF).

La forma con que Ramos se ha puesto al servicio de la comunidad Latina desde las altas esferas políticas es una señal de cómo están funcionando las filantropías desde hace unos años. La Knight Foundation, con oficinas en Filadelfia y diversas ciudades de los Estados Unidos, invierte en iniciativas de periodismo, artes y compromiso social. Esta última área ha sido especialmente importante para la fundación, creada por dos hermanos ex-periodistas, ya que trabaja para promover la participación social en diferentes niveles socioeconómicos. El programa Knights Cities Challenge, por ejemplo, invita a los individuos y organizaciones de 26 ciudades diferentes, incluyendo Filadelfia, a postular por una beca de 5 millones de dólares. La idea es que se presenten proyectos innovadores e interesantes para atraer y retener el talento en las diferentes comunidades, expandir las oportunidades económicas y promover un sólido compromiso cívico. Cualquier persona puede postular por estas becas y ganar fondos para financiar la implementación de la idea durante un año entero. Entre los ganadores de la región de Filadelfia de los últimos años figuran el plan para embellecer la piscina pública de Francisville, con el fin de  lograr un espacio comunitario más acogedor y atractivo. A la ciudad le gustó tanto la idea que ahora el Departamento de Parques y Recreo planea expandir este modelo de piscinas  de quitaypon, o “pop-up”, con sus muebles de diseño e instalaciones de arte, a otras piscinas públicas de la ciudad.

“Pedimos que los retos presentados cuestionen la visión de futuro de la ciudad de aquí a 10 años”, explica Patrick Morgan, director de programas de la Knight Fundation en Filadelfia.
 

Cuando se trata de filantropía, la representación cuenta mucho. HIP fue fundada pensando que cuanto mayor sea el número de Latinos tomando decisiones y trabajando entre bastidores, entonces más comunidades se beneficiarán de los recursos y becas. Sin garantizar esta representación, las comunidades latinas corren el riesgo de no tener garantizados sus derechos, o peor.

“Estamos en un momento histórico”, dice Aquino-Fike. “Necesitamos construir el liderazgo de nuestra comunidad desde las bases, de manera que podamos fortalecer los movimientos que ya están en marcha, y proteger a los miembros de nuestra comunidad”.

Al comprender que miles de Latinos viven en zonas pobres, HIP anima a la gente a que haga pequeñas donaciones aquí y allá. La organización creó un hashtag: #LatinosGive, para dar a la gente una oportunidad de hacer filantropía a su manera, desde pequeñas contribuciones monetarias, a organizar movimientos de activismo social. La idea es capitalizar “el espíritu de generosidad” de los Latinos y expandir la conciencia de que muchas organizaciones necesitan financiación para seguir adelante con sus proyectos.

“Los Latinos somos generosos”, insiste Aquino-Fike. “Donamos algo cada día de formas muy diferentes, desde nuestro tiempo a nuestro dinero”.

 
 

Nota: Únase a HIP el próximo 29 de noviembre para celebrar el Giving Tuesday. Use el hashtag: #LatinosGive en las redes sociales y muestre lo que usted hace por empoderar a las comunidades.

 
 
 

The Philadelphia Foundation

Es una de las fundaciones comunitarias más antiguas de América (fundada en 1918). Desde sus inicios, está comprometida a mejorar el nivel de vida de los condados de Pennsylvania y la región de Filadelfia (Bucks, Chester, Delaware, Montgomery and Philadelphia). Como fundación e institución benéfica, TPF dedica sus recursos filantrópicos a las necesidades de la sociedad. TPF gestiona activos con valor aproximado de 370 millones de dólares y más de 900 insittuciones benéficas creadas por sus miembros asociados. Distribuye cerca de 25 millones de dólares al año entre un millar de organizaciones sin ánimo de lucro en forma de subsidios y becas, y promueve al filantropía y las iniciativas sin ánimo de lucro al servicio de la comunidad. Para saber más, consulte la web  www.philafound.org.
 
 

Knight Foundation

Knight Foundation es una fundación de ámbito nacional con fuertes raíces locales. Invierte en periodismo, arte y proyectos de mejora de las ciudades donde los hermanos John S. y James L. Knight tuvieron en su día periódicos. Su objetivo es promover comunidades más comprometidas y mejor informadas, un factor esencial para garantizar una democracia sana.