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Lorena Borjas trabajó durante 25 años por los derechos y el bienestar de las personas transgénero migrantes. 
Lorena Borjas trabajó durante 25 años por los derechos y el bienestar de las personas transgénero migrantes. 

Muere de coronavirus Lorena Borjas, la gran pionera latina del activismo transgénero en Nueva York

La madrina del activismo trans de Nueva York que, dedicó su vida a ayudar a su comunidad, ha provocado un hondo dolor en todas las personas a las que inspiró…

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Migrante indocumentada en los Estados Unidos, persona transgénero y precaria, pero, sobre todo, histórica luchadora por los derechos de los colectivos LGTBI y latinos en la ciudad de Nueva York, a Lorena Borjas se la recuerda repartiendo preservativos a las trabajadoras sexuales de su vecindario en Jackson Heights. También organizó intercambios de jeringas para proteger a los transexuales que estaban bajo terapia hormonal, e incluso estableció una clínica de pruebas de VIH en su propia casa.

“No esperaba que la gente acudiera a ella", dijo su amiga y también activista latina y transgénero Cecilia Gentili. "Ella iba a ir a ellos".

Tan preocupada estaba por su comunidad, que incluso mientras esperaba los resultados de las pruebas del Covid-19, Lorena Borjas pensaba en cómo los inmigrantes transexuales iban a enfrentar la pandemia. Pero falleció de coronavirus a los 59 años, y ahora Nueva York llora a esta madrina de las comunidades marginalizadas, cuyo espíritu de lucha y amor es tan necesarios en estos tiempos convulsos.

Un faro en la oscuridad

“Con el corazón roto”, así de conmocionada se mostraba Alexandria Ocasio-Cortez al conocer la noticia del fallecimiento de Borjas el pasado lunes en el hospital de Coney Island por complicaciones causadas por el coronavirus. También la fiscal general de Nueva York, Letitia James, el presidente del consejo de la ciudad de Nueva York, Corey Johnson, y diversas asociaciones de lucha contra la discriminación y por los derechos de la comunidad trans la homenajearon y recordaron su entrega y su determinación.

"Lorena pasó su vida luchando incansablemente y apoyando a nuestras hermanas trans, asegurándose de que fueran tratadas con la dignidad y el respeto que se merecen", dijo en un comunicado Make the Road New York, una organización que lucha por las comunidades de inmigrantes y de la clase trabajadora. "La echaremos de menos de verdad. Que descanse en el poder y el amor".

Mientras que Cristina Herrera, fundadora y CEO de Translatina Network y amiga de la activista, recordaba algunos momentos duros en los que Lorena Borjas fue un faro en mitad de la oscuridad:

"Lorena nos trajo la luz cuando estábamos viviendo una época muy oscura aquí en Nueva York. Ella nos trajo luz cuando estábamos lidiando con la epidemia de crack, cuando estábamos lidiando con la crisis del SIDA, lidiando con los cambios en las políticas de inmigración".

25 años de activismo

Borjas ​​​​llegó a los Estados Unidos desde México en 1981 buscándose a ella misma cuando tenía 20 años. En aquel tiempo se consideraba un hombre gay y emigró a fin de hacer su transición. Y lo consiguió. 

No obstante, siguió indocumentada hasta 1986, cuando se le concedió una amnistía en virtud de una ley promulgada por el Presidente Ronald Reagan, y cuatro años más tarde ya era una residente legal permanente de los Estados Unidos.

La legalidad no cambió su situación de mujer trans precaria y fue arrestada por prostitución y tráfico de personas, aunque ella misma fue una víctima. Esta y otras condenas hicieron que Lorena Borjas no pudiera lograr la ciudadanía, pero también fue su inicio como activista.

En 1995, Borjas organizó una marcha de transexuales para protestar contra "las políticas y sistemas policiales" y ayudaba a las mujeres transexuales a bregar con la pandemia del SIDA.

"Lorena ha hecho más que nadie que yo conozca para arrojar luz sobre la epidemia de tráfico en las comunidades transgénero y para ayudar a otras mujeres trans a escapar de la explotación", recordó  Lynly Egyes, que representó a Borjas en nombre del Transgender Law Center.

Chase Strangio, subdirector de justicia transgénero del Proyecto LGBT y VIH de la Unión Americana de Libertades Civiles, conoció a Borjas en 2009 y comenzó a trabajar estrechamente con ella un año después en temas de inmigración y justicia penal. Sobre todo, apoyaban a los inmigrantes latinos trans que tenían problemas con la ley.

"(Borjas) Traía a la oficina todas las semanas a personas que necesitaban apoyo legal y se aseguró de que yo prestara atención a la crisis de la policía y la deportación que enfrentaba su comunidad", declaró Strangio a CNN.

Con el tiempo, su intenso trabajo fructificó en el Fondo Comunitario Lorena Borjas, que ayuda a los transexuales y a otras personas a pagar los costos legales y la fianza.

Por fortuna, ella también recibió la ayuda legal que necesitaba. En 2017, el Gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, concedió a Lorena Borjas un indulto para que no fuera deportada.

Una entrega total

"Podrías aspirar a ser como ella pero sabes claramente que no serás como ella porque no eres tan desinteresada como ella", dijo Gentili a CNN. No había ni un solo minuto en que la madrina de la comunidad trans y migrante de Nueva York no estuviese pendiente del bienestar de su gente. 

Desde proporcionar a los nuevos inmigrantes tarjetas de metro hasta quedarse despierta hasta muy tarde hablando con las personas y tratando de ayudarles a solucionar sus problemas. Incluso les telefoneaba para recordarles que tenían cita con el médico y después, para ver cómo había ido la visita.

Bianey García, activista de Make the Road New York, conoció a Borjas cuando tenía 17 años y tenía una vida algo descontrolada. La madrina trans la invitó a un grupo de apoyo, pero no fue hasta el momento que esta ex trabajadora sexual fue arrestada, cuando Lorena empezó a visitarla y le ayudó a conseguir un abogado de inmigración para evitar ser deportada.

"Realmente la aprecié por todo lo que hizo cuando más lo necesitaba", dijo García.

La vida de Lorena Borjas no fue fácil.

Tuvo que hacer frente a muchos desafíos y situaciones traumáticas, como le ocurre a la mayoría de personas transgénero, migrantes indocumentadas y quienes se dedican al trabajo sexual. Pero ella es el mejor ejemplo de cómo una sola persona puede afectar para bien la vida de los otros.

Su memoria impregnará cada calle de Queens y aun en Nueva York, y más allá. Que sea una llama de esperanza y orgullo latino cuando el miedo y la tristeza amenacen con vencernos.

Descanse en paz, madrina.

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