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Hallazgos e investigaciones en Kulubá (Foto: www.inah.gob.mx)
Hallazgos e investigaciones en Kulubá (Foto: www.inah.gob.mx)

Los cinco palacios de Kulubá

Trabajos recientes dejan al descubierto nuevos palacios en la ciudad maya-itzá de Kulubá, en Yucatán

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Hallazgos recientes llevados a cabo por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México en la ciudad maya perdida de Kulubá han servido para confirmar que el sitio prehispánico fue conquistado y dominado con ferocidad por los itzáes durante aproximadamente 200 años.

Kulubá es una importante zona arqueológica ubicada a 37 kilómetros al sureste de Tizimín, en la zona oriente de Yucatán, que aún no ha abierto al público debido a que continúan los trabajos de investigación y restauración. Su apertura a los turistas no está prevista hasta 2023.
 

“Ahora, Kulubá tiene cinco Palacios: de los Mascarones, de la U, Los Chenes y los recién descubiertos de los Pilares y de la Ocupación de los Itzáes”, dijo a Efe Alfredo Barrera Rubio, investigador del INAH y doctor honoris causa por la Universidad Estatal de Rusia.

Los hallazgos, realizados entre noviembre 2019 y abril de 2021, también han dejado al descubierto 29 huesos de entierros, materiales de cerámica, obsidiana y concha, así como dos palacios mayas adjuntos que harán la zona aún más atractiva para los turistas. 

Kulubá estaría formado por cuatro estructuras palaciegas prehispánicas de grandes dimensiones: el Palacio de los Pilares, que tiene 55 metros de largo, 15 de ancho y bóvedas colapsadas de seis metros de alto; según Barrera, dicho edificio sirvió para que los gobernantes de Kulubá pudieran observar desde la escalinata los espectáculos y rituales que se realizaban en la Plaza Principal. 

La otra gran infraestructura hallada por el INAH es el Palacio Itzá o Palacio de la Ocupación de los Itzáes, construido justo enfrente del Palacio de los Pilares. Los historiadores apuntan que los originarios de Chichén construyeron el Palacio de los Itzáes justo enfrente del Palacio de los Pilares para quitarle relevancia; mutilaron los rostros de esculturas de gobernantes antiguos; y degradaron los entierros de la nobleza de Kulubá.

El apogeo de Chichén Itzá "se hace muy evidente en la pintura mural, arquitectura y cerámica, es algo que está patente en los materiales arqueológicos que encontramos”, dijo el reconocido historiador a Efe, autor de los libros “En busca de los antiguos mayas: historia de la arqueología en Yucatán” y “Fray Estanislao Carrillo y el Enano de Uxmal”.

 

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Al excavar en la Plaza Principal, los arqueólogos hallaron  dos esculturas de cabezas de dignatarios de Kulubá con los rostros mutilados. Barrera dijo que se trata de otra evidencia de que los itzáes pretendieron quitar la memoria de los antiguos gobernantes. En la misma zona se han encontrado huesos de personas enterradas, en su mayoría cráneos que  presentaban deformaciones de tabular oblicua y mutilación dentaria, lo que indica que se trataban de antiguos gobernantes, según el diario El Nacional. Lo que llama la atención es que fueron arrojados en ese sitio sin ningún recato, porque no se observan sistas ni ofrendas.

“Sin duda es un acto de desprecio y falta de respeto a los ancestros, por lo que todo indica que hubo actos de violencia y degradación hacia los antiguos gobernantes. Por eso pienso que hubo un conflicto durante la ocupación de los itzáes”, explicó el especialista en El Nacional.

Los guerreros de Chichén Itzá se habrían interesados en Kulubá por su importante producción de cacao, ya que se ubica en una privilegiada zona con rejolladas, además de que está a tan sólo 50 kilómetros de la costa norte de Yucatán, por lo que seguramente controlaba una salinera y era un punto importante de comercio.

Por otro lado, el equipo del INAH ha hallado dos estructuras mayas más pequeñas, que son un altar situado enfrente del Palacio de los Pilares denominado Plataforma de los Depósitos, “porque ahí se encontraron almacenes subterráneos que servían para guardar sal o granos, como ramón y maíz”.

También se ha encontrado un altar más pequeño con cinco depósitos unidos a una plataforma. Es el llamado templo de las “U”:  se trata de un edificio con una planta en forma de T, cuya característica más notoria es que sus fachadas tienen decoraciones de piedras labradas y recubiertas de una capa de estuco que asemejan letras 'u'.

"En su época, los acabados de este templo habrían dado la impresión de ser escamas de serpiente; esto se sabe porque los relieves de piedra que el inmueble tiene en sus accesos, asemejan las fauces de un 'monstruo de la tierra'", detalla Fernanda Escalante, restauradoras de la Sección de Conservación del Centro INAH Yucatán, quienes codirigen el proyecto de conservación de acabados arquitectónicos en Kulubá.

En su apogeo, esta ciudad maya tuvo una población de unas veinte mil personas, hasta que fue abandonada por los itzáes 200 años después. A partir de entonces se convirtió en un sitio de culto, donde la gente acudía de forma esporádica para rendir tributo a sus ancestros.