Casi prescinde del color y del diálogo y ni falta que le hace: seduce con el blanco y negro y con un sonido envolvente. La ópera prima de Helmut Dosantos es una producción literaria, inmersiva y emotiva que se desarrolla a lo largo de 97 minutos, un tiempo que parece suficiente para sumergir al público mexicano, estadounidense y global en una realidad transversal: el descaro de la modernidad para avasallar la identidad cultural de los pueblos originarios. 

El guionista y productor, junto con su equipo, recorrió 17 de los 32 estados de México, estuvo a punto de no contar el final tras un accidente de carretera y hoy, convencido de que todo ha valido la pena, es capaz de proyectar un documental al que ha decidido llamar Dioses de México. 

En su cinta, con una estética meticulosa, Dosantos exhibe los secretos naturales y paisajes poco explorados de este territorio tan cercano a Estados Unidos y parte de América Latina: desde las salinas, los altiplanos, la selva y las minas subterráneas, hasta el ADN cultural, la solidaridad, la amistad, la hospitalidad y la idiosincrasia de los habitantes de cada uno de estos rincones. 

Y es que en todo momento es notable cómo el realizador se aferra a su misión de poner rostro a comunidades que luchan contra la condena que suponen el olvido y la extinción de sus costumbres y tradiciones orales. 

“Los mundos rurales mexicanos pueden ser mundos silenciosos o lugares donde el ser humano observa mucho la naturaleza y al revés. También son mundos de observación, de rutina de trabajo, de ciclos”, dijo el cineasta en una conversación con AL DÍA, quien aclaró que “no quería virar el documental hacia un ensayo antropológico ni etnográfico, sino hacia un lado más artístico”. 

Dosantos comentó que “desde el primer momento la película ha sido un viaje personal para que yo pudiera descubrir México y transmitir al público las sensaciones que nosotros tuvimos. Yo no quería dar clases a nadie, no tengo la calificación para eso, no quería implicarme en los problemas o en las dinámicas creativas que suelen representar muchas cintas latinoamericanas, que a veces parece que solo hablan de problemas”. 

TIERRA DE DEIDADES

El director de Dioses de México cree que la humanidad es testigo de transformaciones socioeconómicas tan aceleradas, que destruyen las culturas locales que expresan una relación única con su entorno. “Esta película es una llamada de atención sobre la importancia de preservar tal diversidad frente a un mundo que nos quiere cada vez más homogéneos”, apuntó. 

Convencido del valor y legado artístico de su documental, el realizador escogió el nombre de la producción como “un tributo a toda la gente que vive en el México rural, para que no se pierdan como fantasmas de la modernización. Son personas que en una economía de sociedad, de país, siguen siendo importantes. También hacen un trabajo fundamental para nosotros: preservarse a sí mismos, sus tradiciones, Son también los que trabajan en el campo, en las minerías. Es una celebración hacia ellos”, explicó. 

YA EN CINES DE ESTADOS UNIDOS 

El poético recorrido de Dosantos tuvo su estreno nacional en marzo, en el Cine Firehouse de DCTV de Nueva York. En abril, será parte del programa de ABC Art Baja California, en la sección Cine, y seguirá proyectándose en más salas comerciales de Estados Unidos a lo largo de este semestre. Para obtener más información sobre premieres en territorio estadounidense, puede visitar godsofmexico.oscilloscope.net.