El Caso Mendez v. Westminster: Las familias mexicanas que acabaron con la segregación en las escuelas de California
No existía una ley que prohibiera a los mexicanos estudiar como cualquier anglosajón, pero los educaban en centros separados y para ser agricultores y…
Siempre que pensamos en la época del ‘aparheid’ en los Estados Unidos nos viene a la memoria Rosa Parks, quien desafió a la América blanca resistiéndose a ceder su asiento en un autobús. Recordamos también a las Panteras Negras, a Malcolm X y el “I have a dream” de Martin Luther King. Y como no, el histórico caso de Brown v. Board of Education que puso fin a la segregación racial en las escuelas en 1954.
Pero ocho años antes, en la soleada California, un grupo de familias encabezadas por los Mendez luchó porque sus hijos dejasen de asistir a escuelas “para mexicanos”. Y lo consiguió.
El proceso Mendez v. Westminster sirvió como precedente del mítico Brown v. Board of Ed., siendo el primer caso en que una corte federal dictaminó que segregar por razas en los colegios públicos era inconstitucional. No obstante, fue olvidado durante décadas... Junto a una de las épocas mas oscuras de California, que explica por qué muchas familias latinas temieron enseñar a sus hijos su lengua y sus tradiciones.
Este tipo de carteles colgaban con frecuencia de los escaparates de los restaurantes californianos. Desde que en 1920 empezaron a llegar riadas de trabajadores mexicanos para cultivar los cítricos del sur del estado, y aunque no hubiera ninguna ley que dictaminase lo contrario, los ciudadanos impusieron su propia segregación.
Y no ocurría tan solo en los colmados y las tabernas, sino también en los cines, donde solo se podían sentar en los balcones superiores. E incluso en las piscinas públicas se impuso los llamados “lunes mexicanos”, tras los cuales las albercas eran limpiadas y drenadas para uso de los blancos.
Las escuelas públicas, obviamente, fueron objeto de una separación similar, que ya ocurría aunque legalmente para asiáticos y nativos.
Hasta un 80 por ciento de los estudiantes mexicanos americanos, afirma History, asistían a centros “mexicanos”. Las juntas escolares les habían realizado test de inteligencia sesgados a los estudiantes y argumentaban que lo hacían para ayudar a que se “americanizasen” más rápido.
Pero en lugar de mejorar su conocimiento del idioma y su nivel académico, el temario de dichas escuelas “marrones” se enfocaba en convertirlos en trabajadores domésticos y agricultores. Como sus padres.
"El interés económico de la élite agrícola y de la comunidad anglosajona en general era mantener a estas personas en una posición de segunda clase", explica Philippa Strum, autora de un libro sobre el movimiento contra la segregación entre los mexicanos y los estadounidenses en California.
El horario de las clases se ajustaba al de la cosecha de los nogales y los cítricos, para que los estudiantes pudieran ir a trabajar a los huertos.
Lo cual no sorprende si se tiene en cuenta que quienes dirigían las juntas escolares eran ricos propietarios agrícolas, cuyos hijos asistían a escuelas en mucho mejores condiciones, separadas por cercas electrificadas o campos.
Cansadas de que se les tratase como una clase inferior, muchas familias chicanas llevaron a las instituciones educativas ante los tribunales con resultados parciales -la primera victoria legal ocurrió en San Diego en 1930, pero solo a nivel de distrito-.
El principio del fin de este 'apartheid escolar' llegó en 1946.
Dos años antes, Gonzalo y Felicitas Méndez se habían mudado con sus hijos a la localidad de Westminster, en las afueras de Los Angeles. Al intentar inscribir a los niños en el colegio, les denegaron la solicitud y reclamaron a la junta escolar que cambiase su política.
Como no obtuvieron respuesta, se unieron a otros cuatro demandantes de distritos escolares cercanos del condado de Santa Ana para presentar una demanda conjunta al tribunal federal, donde pidieron no solo la abolición de la segregación para los mexicanos, sino para los estudiantes de origen asiático y nativo.
El juez, sorprendentemente, les dio la razón dictaminando que no solo la segregación era ilegal en California, sino que se estaba violando la cláusula de protección igualitaria de la 14ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.
Numerosos testimonios, entre los que había tanto escolares como sociólogos, dieron cuenta de la injusticia educativa y el terrible trauma que creaba en los menores semejantes condiciones de inferioridad.
El caso Méndez allanó el camino al movimiento anti segregacionista en todo el país, tal y como cuenta Strum:
"La idea de que la segregación educativa implicaba necesariamente inferioridad y por lo tanto interfería con la capacidad de aprendizaje de los estudiantes fue la base para el argumento de la NAACP en Brown".
El presidente de Amigos del Museo Latino Americano (FRIENDS), Estuardo Rodriguez, en una reciente entrevista con AL DÍA News, afirmó: "Los libros de texto no hablan de eso (nuestra contribución a la historia)... Y es una de las razones por las que hay tanto racismo y la idea extendida en las comunidades anglosajonas de que los hispanos somos “invasores”.
Pero la identidad americana y las batallas históricas de este país incluyen también a la comunidad hispana.
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