Un pesebre andino en tiempos de pandemia
El retablo ayacuchano es una pieza de artesanía que fusiona las tradiciones navideñas con las costumbres del mundo andino.
En Ayacucho, andes centrales del Perú, en una localidad llamada Quinua, se encuentra un gran número de reconocidos artesanos que se dedican al arte de hacer retablos o pesebres, por lo que es considerada la "Capital de los retablistas".
El “Retablo ayacuchano” se ha convertido en Patrimonio Cultural de Perú; y es que la representación del tradicional pesebre visto desde las costumbres del mundo andino, es una de las expresiones artísticas más antiguas del país. Hecho con pequeñas piezas fabricadas a mano y al detalle, se puede reconocer cada fiesta popular, manifestación religiosa o evento histórico del Perú.
A pesar de ser un arte tradicional, el retablo ayacuchano se mantiene vigente y, como la cultura, está vivo y adaptándose a los cambios. Desde el 2020, el retablo ayacuchano se ha actualizado a la situación sanitaria en la que vivimos y presenta su versión “en pandemia”.
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Los artesanos ayacuchanos traen en esta temporada la reinvención del clásico “nacimiento” o , en formato de retablo, con las figuras provistas de mascarillas. Los hermanos Luis y Reynaldo Quispe Flores, reconocidos artesanos, fueron los pioneros de estos novedosos retablos.
Esta iniciativa surge un poco como reflejo de la realidad, en homenaje a quienes se han ido en los últimos dos años de pandemia, y como reconocimiento a quienes vienen luchando día a día contra esta difícil crisis sanitaria.
Con materiales reciclados, y con el mayor de los cuidados en cada pieza, los artesanos ayacuchanos encuentran maneras de reinventarse y de conectar con las personas a través de sus piezas..
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