La perla de la literatura boliviana escondida en Houston
El reconocido escritor cochabambino Rodrigo Hasbún presentó en 2020 'Los años invisibles'
Cuando al escritor boliviano Rodrigo Hasbún le preguntan sobre su experiencia migratoria, siempre piensa en su abuelo palestino, que llegó a Bolivia cuando tenía 17 años, y en cómo debió esforzarse por aprender el idioma y las costumbres, por asimilarse lo más posible y hacerse a la idea de que no iba a volver en mucho tiempo a Palestina.
“Entonces emigrar era una experiencia muy fuerte. Ahora es diferente, estamos mucho más presentes en el lugar del que nos hemos ido, más conectados, hablando con la gente de allí cada día, leyendo las noticias... Y esa es la experiencia que a mí me interesa contar. ¿Qué significa vivir en más de un lugar a la vez, quedar suspendido entre lugares, queriendo ir y queriendo volver al mismo tiempo?”, se planteaba Hasbún en una charla online celebrada en Casa América Catalunya (Barcelona) el año pasado.
Hasbún (Cochabamba, 1981) pertenece a una nueva generación de escritores bolivianos que ha logrado traspasar fronteras y hacerse un hueco en la escena literaria internacional al apelar temas tan universales como la identidad, la migración, el arraigo y la cultura, más allá de mapas y aduanas.
“La migración es una experiencia crucial en la Bolivia de hoy en día”, insistió Hasbún, autor de novelas como Los afectos (2015), traducida a más de diez idiomas, y Los años invisibles (Literatura Random House, 2020), entre otras.
En Los afectos, el autor cuenta la historia de Hans Ertl, un alemán excéntrico que trabajó como camarógrafo de la cineasta Leni Riefenstahl y que tras la guerra emigró a La Paz junto a sus tres hijas y su esposa. “A mí me importa mucho la experiencia de los personajes, su posición dentro de esos lugares, cómo va cayendo el mito del origen: ¿qué significa irse? ¿Llegar? ¿La posibilidad de irse o llegar?”, explicó Habsún, que reside en Houston, en EEUU, desde hace más de diez años.
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Su novela más reciente, Los años invisibles, cuenta precisamente la historia de dos amigos de la adolescencia que se reúnen una noche en un bar de Houston para beber y recordar su infancia en Cochabamba, un lugar que consideran cerrado y cargado de prejuicios, al que no quieren regresar nunca más.
“Todos mis personajes tienen la opción de reinventarse, de acomodarse a las nuevas dinámicas de un lugar desde el anonimato”, explicó el escritor boliviano.
Hasbún, que en Houston se dedica a impartir clases de escritura creativa en español, cree que el ejercicio literario más interesante en estos momentos reside en valorar la gran variedad de usos que tiene el castellano en todo el mundo, y que en lugares como Houston conviven puerta a puerta:
“Está el uso colombiano, venezolano, mexicano, boliviano.. nuestro idioma tiene una riqueza tan enorme que te obliga a tomar posición, a cuestionarlo más profundamente, y todo eso acaba desembocando en la escritura misma”, opinó Hasbún. Y concluyó: “Hasta hace unas décadas la literatura que se hacía en los países latinoamericanos se escribía con deseo de llegar a cierta neutralidad, pero ahora es más bien lo contrario, indaga en las diferencias, haciendo torcimientos y contaminaciones, sin temer a los usos locales”.
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