Nicanor Parra, “el antipoeta”, dijo adiós a los 103 años
El Ministro de Cultura del Gobierno de Chile, Ernesto Ottone, confirmó la muerte de uno de los íconos culturales más importantes de hispanoamérica.
“La poesía se ha portado bien. Yo me he portado horriblemente mal. La poesía terminó conmigo”. Así cerraba Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914) uno de sus poemas más conocidos.
Poeta, matemático, físico y académico, Nicanor Parra se transformó en “una de las mayores leyendas de la literatura hispanoamericana del siglo XX”, como recuerda el diario El País.
Nacido en el seno de una familia humilde, Nicanor se mudó a Santiago para conseguir finalizar sus estudios de secundaria, y gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para cursar matemáticas y físicas, y fue allí donde conoció a exponentes de la poesía chilena contemporánea.
Comenzó su carrera literaria mientras se graduaba como profesor de matemáticas, y recibió premios en la Fiesta de la Primavera (1937), el Premio Municipal de Poesía (1938), así como el reconocimiento de poetas nacionales como Gabriela Mistral.
Logró viajar a Estados Unidos en 1943 gracias a una beca del Institute of International Education para formarse en mecánica avanzada en la Universidad de Brown, gracias al cual se incorporó a su regreso a la Universidad de Chile como profesor titular.
Asimismo, en 1949, estudió cosmología por dos años en Oxford (Inglaterra), donde tuvo contacto con escritores clásicos europeos y conoció el psicoanálisis.
Esta formación le permitiría adentrarse en nuevos terrenos dentro de su poesía, dando origen a su género de ruptura “la antipoesía”, con el cual se oponía a la poesía tradicional de su país que era liderada por Pablo Neruda y Vicente Huidobro.
Entre la vida académica y su creación literaria viajó como invitado a Estados Unidos, Perú, Panamá y México durante los años cincuenta, y a Europa durante los sesenta. Al mismo tiempo conoció a la Generación Beat estadounidense (Allen Gingsberg, Jack Kerouac, Lawrence Ferlinghetti) e incursionó en la redacción en inglés.
Abandonó entonces la vida académica para dedicarse a su poesía, asegurando que “durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa”. En 1969, su influencia en la cultura nacional le llevó a recibir el Premio Nacional de Literatura.
Con el regreso de la democracia en Chile, su imagen volvió al centro de la cultura cuando el levantamiento de la censura permitió hablar públicamente de la realidad social en Chile. Fue así como inició una serie de exposiciones artísticas a través de sus llamados Artefactos Visuales, y comenzó a escribir lo que denominó “discursos de sobremesa”, y afianzó aún más sus posturas políticas.
En septiembre del 2010 (con 96 años recién cumplidos) inició una huelga de hambre en apoyo a 30 comuneros mapuches que ayunaban desde el 12 de julio del mismo año.
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Durante los años siguientes, recibió reconocimientos internacionales como el Premio Cervantes y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
Finalmente, en agosto de 2017, el antipoeta se mudó a la casa de la familia Parra en La Reina (Santiago) que fue bautizada por Violeta (cantante folclórica reconocida a nivel mundial) y por Roberto Parra como “la universidad abierta de La Reina”.
Fue allí donde dijo adiós al mundo este 23 de enero, a los 103 años.
Según relató su sobrino Nano Parra al diario El País, en el ataúd de Nicanor puede leerse Voy&Vuelvo, el texto de uno de sus artefactos.
El Gobierno de Chile ha declarado dos días de luto nacional, y el país entero está conmocionado por perder a un símbolo fundamental de su identidad.
“Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y una voz singular en la cultura occidental. ¡Estoy conmovida por el fallecimiento de Nicanor Parra! Mi más profundo pésame a su familia”, escribió la presidenta Michelle Bachelet a través de su cuenta en Twitter.
Por su parte, el presidente electo Sebastián Piñera, inició su discurso de presentación de gabinete en el Congreso de Santiago diciendo: “Era un hombre que llenó las páginas de nuestra historia, con su talento, imaginación e irreverencia. Lo único que le faltaba para ser inmortal era haber dejado este mundo terrenal”.
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