La luchadora que enseña a los japoneses a convertirse en “suicidas en el ring”
La localidad mexicana de Neza se ha convertido para muchos nipones en la capital de la lucha libre mexicana. Todos vienen buscando la arena Azteca de Esther…
“Ser una suicida en el ring me ganó el derecho de estar en ese gran país, con esa gran gente que han llevado lo mejor del mundo”, dice la mexicana Esther Moreno en Arigato Neza, un documental de Ana Álvarez que investiga la lucha libre en México y Japón.
Moreno vivió 15 años en el país asiático convertida en una celebridad de la lucha profesional. Una pionera en ambas disciplinas, la lucha japonesa y la mexicana, que llevó a Japón los saltos mortales con los que siempre empieza y acaba sus combates y de regreso se trajo parte de las técnicas de pelea orientales.
Cuando volvió a Neza, la ciudad mexicana cuyo nombre náhuatl hace honor al “coyote que ayuna”, abrió junto a su familia una arena azteca y empezó a recibir luchadores japoneses como Yuichi Tahra, que viajó con intención de aprender todas las llaves de la famosa lucha mexicana.
Ahora son muchos los fornidos nipones, hombres y mujeres, que acuden para que Moreno los ponga entre las cuerdas y lucirse y ser vitoreados por los vecinos de Neza, que están bastante acostumbrados a un concepto muy de moda en nuestros días, la “transculturalidad”.
“Es interesante mostrar cómo un lugar que se percibe periférico (Nezahualcóyotl, Estado de México) se vuelve un centro cultural, a partir del deporte de la lucha libre; además quería mostrar la participación de las mujeres en una esfera dominada por hombres y así mostrar historias de vida inspiradoras”, dice a Portal la cineasta Ana Álvarez, que empezó a trabajar en este documental en 2014, como resultado de un proyecto del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine).
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“Quería apelar a nuestras conexiones con otras partes del mundo y brindar una mirada hacia afuera para acercarnos con el otro y mostrar que compartimos una cosa muy cercana como es la lucha libre”, añade la artista, cuya doble historia, la de Yuichi y la de Moreno, retrata también cómo las zonas periféricas de Ciudad de México se han convertido en espacios de intercambio cultural.
En los 45 años que lleva funcionando la arena Azteca Budokan de la familia Moreno, el cuadrilátero ha sido no sólo un símbolo de convivencia y mestizaje cultural en Neza sino que ha permitido conocer los estilos de lucha libre de ambos países, tal y como hizo la luchadora cuando recién llegada a Japón empezó a aprender las técnicas para luego exportarlas a México.
Según Álvarez, “(la arena) se convierte en un centro de entretenimiento, pero también de articulación de cultura comunitaria y de conocimiento importante porque los luchadores japoneses vienen para aprender el estilo mexicano; además de esto, la arena le habla a gente de distintos lugares”.
La lucha, con sus rituales y sus representaciones teatrales, es la metáfora de las similitudes entre dos países aparentemente tan distanciados culturalmente, una suerte de mestizaje que Álvarez ha trabajado en otras de sus obras, donde aborda la comunidad mazahua y su relación con el punk o retrata los tópicos de la ciudad y la vida diaria.
Arigato Reza puede verse en la plataforma de “Contigo en la distancia: Movimiento de Arte en Casa”, impulsada por la Secretaría de Cultura del Gobierno Mexicano.
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