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Cómo el Coronavirus ha evidenciado aún más la brecha económica racial en Estados Unidos

El efecto económico de la pandemia del COVID-19 se siente de maneras completamente diferentes en el país.

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Las cifras de afectados a nivel mundial por la pandemia del Coronavirus son particularmente difíciles de seguir, considerando que el número de contagios y muertes cambia segundo a segundo.

Para el momento en el que esta nota fue escrita, Estados Unidos contaba con 94.621 casos, 1.435 muertes y 2.447 personas recuperadas, haciendo de la curva epidemiológica estadounidense una de las más altas en el mundo.

Mientras la Casa Blanca se preocupa por el cierre de la economía y el efecto a largo plazo que ello podría tener sobre el motor económico del país, generalizar este efecto es un error poco menos que garrafal.

Según explicó el Center for American Progress, un instituto de política independiente y no partidista, comunidades minoritarias como la afroamericana y la hispana sufrirán estos efectos de manera más agravada.

La riqueza de cada familia, entendida en momentos de crisis como “riqueza líquida” o recursos que pueden convertirse en dinero en efectivo, está injustamente distribuida en Estados Unidos. Mientras una familia blanca típica tiene “10 veces la riqueza de la familia negra típica y siete veces la riqueza de la familia Latina típica”, el índice de vulnerabilidad es directamente proporcional, lo que conlleva a que estas familias son menos probables a permitirse pasar varios días sin ingresos económicos.

Cuando esta diferencia de riqueza se ancla en “400 años de daños colectivos causados por los gobiernos federales, estatales y locales”, la desventaja es aún más evidente.

Una de las medidas clave del gobierno para evitar los contagios por COVID-19 es el distanciamiento social, lo que ha conllevado –en el mejor de los casos– al cierre de escuelas y negocios no esenciales, centros de trabajo frecuentemente prioritarios para estas comunidades.

“Si bien es una política de salud pública inteligente, el efecto dominó del distanciamiento social será particularmente perjudicial para las comunidades negras y latinas”, explica el instituto, haciendo énfasis en el impacto de las deudas económicas contraídas por las familias antes de la crisis.

“Por ejemplo, casi el 30 por ciento de los hogares negros con educación universitaria y el 20 por ciento de los hogares Latinos con educación universitaria no podrían pagar todas sus cuentas después de un gasto de emergencia de 400 dólares,” agrega. “Estas cifras aumentan a casi el 60 y el 50 por ciento, respectivamente, para los hogares negros y latinos sin educación universitaria.”

Aunque los más optimistas puedan referirse a la crisis económica del 2008 como un ejemplo de la posible recuperación del país tras la pandemia, la realidad es que ambas circunstancias son radicalmente diferentes.

El cierre de fronteras, la paralización de la producción y el poco entendimiento de los protocolos a seguir ante una catástrofe de salud pública son tan sólo algunas de las variables en la situación actual.

“Ahora mismo, los dólares americanos son para las empresas lo que el papel higiénico es para los hogares, algo esencial que no quieres que se te acabe antes de que pase la tormenta de coronavirus”, explica Al Jazeera, argumentando el hecho de que las primeras respuestas del gobierno hayan sido, precisamente, las de salvar bancos y grandes corporaciones antes que ofrecer salidas al ciudadano común.

Quienes sobreviven a duras penas el fin de mes no tendrán la misma suerte y, de hecho, sufrirán consecuencias que no están previstas desde los asientos de los legisladores.

"Cuanta más riqueza, pero también poder social, tengas, más posibilidades tendrás de poder trabajar desde casa, no trabajar sin miedo a perder tu casa, conseguir/mantener una guardería exclusiva y buscar un diagnóstico y tratamiento tempranos," dijo a CNBC Jon Zelner, profesor en el Departamento de Epidemiología de la Universidad de Michigan. “No todas las personas tienen la capacidad de distanciarse sin enfrentarse a grandes repercusiones. Si éstas incluyen la pérdida del trabajo y de la casa, la capacidad de cuidar de los hijos y de la familia, esas preocupaciones son mayores que la de estar temporalmente enfermo".

Trabajadores domésticos, transportistas, adultos mayores, jóvenes en situación de riesgo y personas que conviven con el maltrato doméstico son muchos otros casos que sufrirán las consecuencias de manera diferente.

Mientras los ricos pueden acceder a pruebas tempranas en laboratorios privados, desplazarse cómodamente a zonas menos afectadas y, tal como han hecho muchas celebridades en redes sociales, viven el confinamiento en espacios más que cómodos, la National Domestic Workers Alliance recurre a la recolección de fondos para ayudar a sobrevivir a quienes se han quedado sin la posibilidad de trabajar.

La pregunta que queda al aire es: ¿Cómo nos recuperaremos de ésta?