¿Cuántas personas deben morir bajo una política gubernamental para que nos demos cuenta que estamos haciendo las cosas mal?

El día lunes Carlos Gregorio Hernández Vásquez fue encontrado sin signos vitales durante un chequeo de asistencia social en la Estación de Patrulla Fronteriza de Weslaco (Texas).

El joven, de origen guatemalteco, contaba con tan sólo 16 años, y había sido trasladado a la estación el domingo desde el Centro de Procesamiento del Sector del Valle del Río Grande, según dijo un funcionario de la Patrulla Fronteriza a NBC News.

Según el diagnóstico de una enfermera practicante, Carlos tenía influenza A, y se le recetó el medicamento Tamiflu. Posteriormente fue separado del resto de los detenidos, se le hizo seguimiento y fue encontrado en uno de los chequeos sin reacción.

Carlos se transformó así en el quinto inmigrante que muere bajo custodia del gobierno de Estados Unidos.

Uno de los primeros casos de muerte infantil bajo custodia fue el de Jakelin Caal Maquín, una niña de 7 años proveniente de Guatemala, y que falleció por una agresiva infección generalizada detectada a su llegada a un centro de detención en El Paso, Texas, el pasado mes de diciembre.

Jakelin fue separada de su padre en la frontera, después de atravesar el desierto de Nuevo México con un grupo de 163 inmigrantes.

Otro caso similar fue el de Felipe Gómez Alonzo de ocho años de edad, quien murió en Nochebuena dentro de un centro de detención en Nuevo México.

Felipe también fue detenido en la frontera con su padre, y los médicos determinaron que sufría de Influenza B.

La muerte de Juan fue reportada por BuzzFeed a finales del mes de abril, y fue uno de los casos que más llamó la atención sobre las condiciones de detención a las que son sujetos los inmigrantes menores de edad.

Sin haber mostrado signos de enfermedad el día anterior, el joven de 16 años presentó una escalada súbita de temperatura, escalofríos y dolor de cabeza en el centro Southwest Key Casa Padre en Texas.

Tras ser tratado en un hospital el 21 de abril, fue devuelto al centro, pero sus condiciones empeoraron y debió entrar a cuidados intensivos, donde falleció una semana después.

Finalmente, la Associated Press reportó la semana pasada la muerte de un niño de dos años y medio, proveniente de Guatemala, en manos de la Patrulla Fronteriza.

Las autoridades guatemaltecas informaron al medio que el niño fue diagnosticado con neumonía en diciembre y hospitalizado para controlar la infección durante más de dos meses. Sus condiciones empeoraron hasta que falleció la semana pasada.

Mientras la Administración Trump admite que la crisis migratoria hecha en casa se les va de las manos, el aumento de muertes de menores de edad en los centros de detención confirma la negligencia que impera en las cuestionables políticas gubernamentales.

Varias investigaciones se hallan detrás del asunto y no se ha podido determinar ni las verdaderas condiciones de muerte ni la responsabilidad que podrían tener los funcionarios de la Patrulla Fronteriza o los Centros de Detención.

Sin embargo, investigaciones previas han expuesto el índice de maltrato al que están sometidos los jóvenes inmigrantes detenidos, por lo que estas muertes adoptan un matiz completamente diferente.