Antonia Viillarruel: La latina que se convirtió en referente de sí misma
La doctora Villarruel es la decana de la Facultad de Enfermería de UPenn, la número uno a nivel mundial, según el QS World University Ranking. Su historia es…
El mes de la herencia hispana en Estados Unidos empezó el pasado 15 de septiembre sin mucho ruido. Tal vez esa es la mejor manera de honrar el legado de miles de familias latinas que -así, sin mucho ruido- han trabajado duro para construirse un futuro mejor y, de paso, aportar su “grano de arena” al país.
Antonia Villarruel es el resultado de uno de esos procesos silenciosos. La decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Pensilvania, la mejor en su área a nivel mundial –según la más reciente clasificación de QS World University– no siempre fue parte de la élite mundial. Su vida es un testimonio de lo que significa venir de una familia humilde y protagonizar la materialización de un sueño.
“Creo que el trabajar duro es un fundamento de mi origen. [También la generosidad] Mis padres y mis abuelos eran increíblemente generosos, no sólo con nosotros, también con otros en la comunidad. La idea de que la comunidad se uniera y ayude era algo que siempre ha estado presente en mi carrera”: Antonia Villarruel
Villarruel dirige hoy una escuela de 1.320 estudiantes (590 de pregrado, 730 de posgrado). Su facultad no es solo la mejor escuela de enfermería del mundo, también es un referente en investigación a nivel nacional e internacional. Eso, y sus exigentes estándares de calidad, la convierten también en una de las escuelas más exclusivas del país.
¿Cuál es el rol de la doctora Villarruel en la escuela? Liderar a un equipo de académicos en sus esfuerzos de crear conocimiento con impacto en el diseño e implementación de políticas de salud públicas que afecten de manera positiva al grueso de la sociedad.
Para entender a Villarruel más allá de su profesión es necesario echarle un vistazo a su pasado. No porque haya que contar su historia por contarla, sino porque en medio de la incertidumbre que sufren miles de jóvenes hispanos en la actualidad, es urgente que conozcan estas historias. Es necesario entonces dibujar un paisaje en el que se reconozcan todos para que alguien en algún lugar de North o South Philly diga algún día: “Si ella pudo, yo también puedo”.
“Mi historia empieza con mis padres haciendo hasta lo imposible para asegurarse de que sus hijos fuéramos a la universidad”. La primera frase de Villarruel durante una breve entrevista con AL DÍA recrea aquel dicho que para muchos en Latinoamérica es incontrovertible: “Los padres siempre quieren para sus hijos lo que ellos nunca tuvieron”.
La familia Villarruel era una de esas típicas familias mexicanas en las que los adultos se “parten el lomo” para brindarle mejores oportunidades a sus hijos. Doña Amalia –la mamá– fue una mexicoestadounidense nacida en Detroit, que creció durante los años de la Depresión y que se dedicó a ser madre y secretaria luego de graduarse de la secundaria.
Don Francisco –el papá– es un inmigrante mexicano que tocó suelo estadounidense a los 16 años y escasamente llegó a pisar un aula de clases. Fue conserje hasta su retiro. Hoy celebra su orgullo cada vez que tiene oportunidad de decirle a la gente quién es su hija y a qué se dedica.
“La educación fue la clave de todo”, dice la doctora Villarruel al reaccionar a un comentario sobre el efecto transformador de ésta en familias pobres cuando uno de sus miembros tiene acceso a educación de calidad.
Si bien sus padres no tuvieron esa fortuna, sí hicieron lo que les correspondía: no dejaron que sus hijos repitieran su historia.
La idea de que ella y sus hermanos fueran a la universidad fue de su mamá. “Ella reconoció el valor de la educación como una manera de dar un paso adelante. Mi madre fue la impulsora de esa idea, mi padre trabajó durísimo para materializarla”, recuerda.
Eran épocas en que perseguir un título universitario era una utopía y lo máximo en la cabeza de muchos era alcanzar un grado de secundaria que les permitiera sobrevivir. Villarruel nunca soñó con lo que es ahora; en su barrio latino no había eso que llaman profesionales, no había referentes que la convencieran de que un mundo distinto era posible.
“Quizá yo soñaba con ir a la escuela, casarme y tener hijos (porque) eso era lo que se veía. (En mi entorno) nunca vi a una enfermera que se pareciera a mí o a alguien que hubiera seguido ese camino (profesional) y que hubiera actuado como guía o referente”, comenta.
La frase sorprende, pero se entiende. Es difícil imaginar a la persona al otro lado del escritorio cuando no fue decana. Pero es fácil comprender lo que significa para ella venir de un entorno social en el que las oportunidades se presentaban rara vez en la vida.
En la infancia de Villarruel, lo normal era que las niñas aspiraran a casarse y a tener hijos. Para esa época era raro ver mujeres latinas trabajando en oficinas. Su madre fue una de esas pocas pioneras que llevó la contraria y su ejemplo contribuyó a abrir las perspectivas de la joven Antonia.
CONTENIDO RELACIONADO
El llamado de la enfermería llegó temprano en plena adolescencia, cuando en casa el tema de debate era cuál carrera debía estudiar –enfermería o pedagogía–. Ella eligió la primera. El tiempo la llevó a practicar ambas.
Desde entonces, no ha parado de estudiar, trabajar e investigar como nunca lo imaginó.
En 1978 se graduó de Ciencias de la Enfermería en Nazareth College. Cuatro años después obtuvo su maestría en UPenn. Luego regresó a su ciudad natal para estudiar un doctorado en la Universidad Estatal de Wayne.
Pero de pura teoría no se vive, y si la praxis es la mejor fuente de conocimiento, a Villarruel nunca le faltó el quehacer. Haber puesto sus conocimientos en práctica desde el principio le permitió reunir las herramientas suficientes para seguir adelante en su carrera académica.
Una de sus mejores escuelas fueron los consultorios del Hospital Infantil de Michigan, donde desarrolló su primera investigación para identificar con mayor certeza el grado de dolor físico experimentado por los niños. Esa primera experiencia marcó el inicio de una carrera de investigadora.
“Tuve esos miedos incluso antes de ir a la universidad: miedo a no ser los suficientemente buena, a no ser lo suficientemente inteligente, no ser esto o aquello. Quizá alguno de esos miedos siguen ahí. Lo que hay que hacer en esos casos es dejarlos a un lado y seguir adelante”: Antonia Villarruel
La praxis continuó mediante el contacto con cientos de inmigrantes en el campo, o escuchando las historias de pacientes cuando se desempeñó como enfermera domiciliaria, o viajando y conociendo de cerca las realidades sanitarias de países como Brasil, México, Uruguay, Chile, Italia, China o Puerto Rico.
Como enfermera, Villarruel ha tenido la oportunidad de darle la vuelta al mundo; como investigadora, ella le ha dado la vuelta a la enfermería.
Uno de esos proyectos es ¡Cuídate!, una serie de pautas de autocuidado creadas por Villarruel para prevenir embarazos adolescentes o riesgos sanitarios relacionados con el inicio temprano de la sexualidad. ¡Cuídate! es hoy implementado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) en varias regiones del país y Puerto Rico.
Además del programa, una larga lista de logros “resumen” la hoja de vida de esta académica. Pero ser exitoso no significa ser infalible. Ella misma reconoce tener aún momentos de duda. Recuerda que durante sus años universitarios tuvo que enfrentar su propia inseguridad.
“Tuve esos miedos incluso antes de ir a la universidad: miedo a no ser los suficientemente buena, a no ser lo suficientemente inteligente, a no ser esto o aquello. Quizá alguno de esos miedos siguen ahí. Lo que hay que hacer en esos casos es dejarlos a un lado y seguir adelante”.
Preguntada sobre cómo su “herencia hispana” la ayudó a salir adelante, no dudó en responder que fue una mezcla de tenacidad y gentileza. “Creo que el trabajando duro es un fundamento de mi origen. [También la generosidad] Mis padres y mis abuelos eran increíblemente generosos, no sólo con nosotros, también con otros en la comunidad. La idea de que la comunidad se uniera y ayudara era algo que siempre ha estado presente en mi carrera”.
DEJE UN COMENTARIO:
¡Únete a la discusión! Deja un comentario.