Hace unas semanas vimos como muchas personas celebraron el levantamiento de las restricciones y el final del estado de alarma saliendo a las calles en fiestas masivas y al grito de “libertad”. ¿Libertad para quiénes? Las cifras oficiales arrojan que solo entre el 9 y el 31 de mayo siete mujeres y un niño han sido asesinadas, es decir, casi la mitad del total de víctimas mortales por violencia de género en el 2021. Expertas juristas asocian este brutal aumento con el fin de las restricciones por la pandemia.

El gobierno señala que este repunte responde a distintos factores, sin embargo, aceptan que el término de las restricciones ha influido en el aumento de estos crímenes. A los nombres de María Soledad (60 años), Betty (52), Lucía (42), Teresa (48), Katia (35), Warda Ouchen (28 años y embarazada) y su hijo Mohamed (7), asesinadas entre el 9 y el 30 de mayo, puede sumarse el de Nicoleta Clara (40), cuyo asesinato este domingo en Guadalajara se encuentra en investigación.

María Ángeles Jaime, abogada y presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, explicó que si bien son múltiples los factores los que explican la violencia machista, matiza que los asesinatos se producen cuando el agresor no puede mantener un dominio sobre la víctima.

“El confinamiento propició el control y la sumisión. El cerramiento de las casas permitió a los agresores saber en todo momento todo lo que hacía la pareja y no les hizo falta el uso generalizado de la violencia para controlarla“, sostiene Avilés fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas de España.

“El confinamiento y las restricciones que hubo durante el estado de alarma contuvieron los asesinatos machistas porque los agresores pudieron ejercer otra violencia, que es la que llamamos de control y psicológica. Terminado el estado de alarma, los agresores han vuelto a asesinar bajo los mismos patrones de siempre“, subraya el Ministerio de la Igualdad.

Sin embargo, como sabemos y menciona la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, los feminicidios son “la punta del iceberg” de un problema mayor de fondo. Los feminicidios ocupan portadas, pero cada día encontramos diferentes formas de agresiones a mujeres y estos casos no trascienden ni forman parte de las estadísticas oficiales.

Según la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer 2019, una de cada tres mujeres mayores de 16 años ha sufrido violencia física, sexual, psicológica o económicamente por una pareja o expareja. Sin embargo, solo el 21,7 % denunció estos hechos.

Se necesitan herramientas y pactos para luchar contra la violencia de género desde el estado, desde las organizaciones y desde la sociedad civil: protocolos de coordinación interinstitucional, modelos de atención y asistencia a las víctimas, dispositivos de atención y los propios sistemas de valoración del riesgo. Al mismo tiempo, necesitamos instrumentos de prevención de esta violencia y de consecuencias reales para los agresores, de manera que los potenciales agresores no se sientan impunes para ejercer violencia sobre las mujeres, disidencias y niños.