WATCH LIVE

LIVE STREAMING
Cerca de 300 personas se congregaron el viernes frente al Ministerio de Cultura de la Habana para pedir "diálogo". Photo: Santa Maria Times.
Cerca de 300 personas se congregaron el viernes frente al Ministerio de Cultura de la Habana para pedir "diálogo". Photo: Santa Maria Times.

El Movimiento San Isidro consigue al fin ser escuchado por el gobierno cubano

Artistas e intelectuales se reunieron el pasado sábado con el viceministro Rojas en lo que parece la primera piedra hacia el diálogo y por la libertad de…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Origen Carnaval de Pasto

Cultura hispana en el cine

Carnaval 2025

La luna fue volcánica

Uso de los velos en cara

Principe Harry en NYC

Mexico apoya a Coca-cola

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Tan sólo 24 horas después de que se produjera el pasado viernes una multitudinaria manifestación frente al Ministerio de Cultura cubano contra el desalojo por la fuerza de una casa de la Habana Vieja donde se alojaba una quincena de artistas y activistas del Movimiento San Isidro, un grupo de artistas disidentes, entre ellos Tania Bruguera y la periodista Katherine Bisquet, protagonizaron un momento histórico en la isla. 

El viceministro de Cultura, Fernando Rojas, los recibió durante una reunión de cuatro horas tras la cual Rojas se comprometió a “abrir un canal de diálogo” con los creadores para que puedan expresarse sin ser “criminalizados” ni “hostigados”, además de revisar la situación del rapero Denís Solís, condenado a ocho meses de cárcel por desacato, y la de Luis Manuel Alcántara, que se encuentra en huelga de hambre y cuya salud es delicada.

"Es una llama especial que se encendió hoy aquí", declaró a Reuters el activista y promotor musical Michel Matos, que participó en la reunión con Rojas. “Hablamos sobre la libertad de expresión, la libertad de asociación, la censura y la represión física", añadió. "No creo que haya habido un diálogo como este en un espacio ministerial en 60 años”.

Mientras los artistas se felicitan por esta nueva vía abierta, siguen denunciando otros arrestos, como el del músico Didier Almagro condenado a tres años de prisión el 13 de noviembre por desorden público y su presunta participación en una manifestación contra los cortes de electricidad del pasado agosto. 

"No creo que haya habido un diálogo como este en un espacio ministerial en 60 años”.

Según Sverre Pedersen, gerente de campañas de Freemuse, una organización no gubernamental que lucha por la libertad de expresión de los artistas, estos arrestos y sentencias violan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, del que Cuba forma parte. 

"Exigimos a las autoridades cubanas que liberen a estos artistas de la prisión y retiren todos los cargos que se les imputan", sostuvo Pedersen.

Encender la llama del cambio

Durante 10 días sin pausa, los miembros del Movimiento San Isidro, que batalla por la libertad artística en Cuba y al que el rapero Denís Solís pertenece, habían estado protestando  desde la casa de la Habana Vieja. 

Cuando el jueves la policía desalojó a los 14 miembros que se encontraban recluidos, algunos de ellos en huelga de hambre, la excusa que se dio es que estaban violando las restricciones impuestas por la pandemia, ya que uno de ellos había regresado de México sin pasar la cuarentena. 

"Entraron por la fuerza, rompiendo la puerta", dijo la periodista independiente Iliana Hernández, que retransmitía el desalojo a través de Facebook Live. "Muchos militares se vistieron como si fueran doctores, con batas".

Tras la redada se obligó a los 14 de San Isidro a someterse a un test de COVID y la sede del colectivo fue cerrada por las autoridades, informaron los activistas en redes sociales. 

Sin embargo, dos de ellos, Manuel Otero Alcántara y Anamely Ramos, se negaron a regresar a sus hogares y fueron arrestados. La organización Amnistía Internacional salió al paso en cuanto se conoció la noticia y pidió su liberación, alegando que eran "prisioneros de conciencia, encarcelados únicamente por sus creencias conscientes".

El rapero Denís Solis, miembro del Movimiento San Isidro, está condenado a ocho meses de cárcel por desacato.

Entonces ocurrió lo que parecía impensable en una isla cuyo gobierno ejerce un férreo control y castiga duramente a todo aquel que se empeña en llevarles la contraria:

En la noche del lunes, cerca de tres centenares de personas, incluyendo a reconocidas figuras de las artes y el cine como el actor Jorge Perugorría (Fresa y Chocolate) y el director Fernando Pérez (Suite Habana), se reunieron frente al Ministerio de Cultura exigiendo “diálogo” con el gobierno. 

“Estamos aquí para decirles que les reciban, que esto va a ser el inicio de un nuevo lenguaje que le hace falta a la cultura cubana”, dijo Pérez al resto de manifestantes. Mientras que Perugorría declaraba poco antes de que les fuera concedida la audiencia que “es hora de dialogar y creo que ustedes, los jóvenes, deben ser escuchados".

El clamor también se hizo sentir en Estados Unidos, a través del funcionario del Departamento de Estado Michael Kozak, que dijo en Twitter que “la comunidad internacional está exigiendo al régimen que respete los derechos humanos de Cuba".

En tanto, en las redes se estaba produciendo un ardido debate en el que los defensores del gobierno cubano aseguraban que el Movimiento San Isidro estaba siendo manipulado por sectores anticastristas de Miami y por la Administración Trump, y que lo que pretendían era provocar un incidente que fuera seguido por la prensa extranjera y conseguir así la legitimación diplomática de las embajadas. 

El Movimiento San Isidro lleva luchando por la libertad artística y de expresión en Cuba y contra la detención arbitraria de artistas desde 2018, pero gracias al creciente acceso a Internet su mensaje llega cada vez a un público más amplio. 

Ahora las redes marcan el pulso de una rebelión contra las múltiples represiones de sus espectáculos y la censura de los medios cubanos.

No obstante, ¿estamos realmente asistiendo a un giro hacia la concordia del régimen cubano? La promesa de futuras conversaciones hace pensar que sí, pero sólo el tiempo y la acción va a permitirnos celebrar este cambio de rumbo.