Ya lo dijo Satya Nadella, presidente de Microsoft: el ritmo de cambio e implementación que la revolución digital adquirió con la disrupción de la inteligencia artificial no tiene antecedente.

Que ahora los modelos de lenguaje estén al alcance de todos los usuarios a través de Whatsapp, sus motores de búsqueda o sus redes sociales impone unas nuevas condiciones a uno de los principales activos de la actualidad: la información.

Los ciudadanos hoy cuentan con más herramientas para tomar decisiones o adquirir nuevos conocimientos y esa tendencia no tiene marcha atrás.

Así que la conformación de equipos implica nuevos desafíos, pues ahora mismo el liderazgo ya no puede estar basado en suficiencia de conocimiento, pues muchos jóvenes nativos digitales saben más de los temas técnicos que sus propios jefes.

En el caso particular de la IA, ¿qué hay que tener en consideración para administrar mejor los equipos?

Estas son algunas claves.

• La IA implica una nueva forma de relacionarse con las máquinas. Así que asignarle tareas al algoritmo implica en primer lugar una pregunta de hondo calado: ¿cómo distinguir con claridad qué deben hacer las personas y qué las máquinas? Que las máquinas asuman, por ejemplo, el desarrollo de procesos de comunicación debe llevarnos a configurar un marco ético sólido donde los principios deben ayudarnos a resolver la pregunta inquietante de qué se le asigna a la máquina y qué deben seguir haciendo las personas.
• Más prompts menos tags. El líder debe guiar a su equipo hacia un nuevo conocimiento: elaborar los prompts con que funciona la inteligencia artificial. Esta nueva forma de hacer requerimientos al algoritmo es completamente nueva y necesita de habilidades distintas a la de requerir a un motor de búsqueda tradicional. Así que es hora de formarse en nuevas habilidades.
• Reglas del juego claras. Definir con transparencia qué debe hacer la máquina y qué debe hacer el ser humano, debe llevarnos definir un marco normativo claro sobre cómo relacionarnos con la máquina y de qué manera atribuir las responsabilidades. Las decisiones finales siempre deben estar en manos de seres humanos.
• Un liderazgo transversal. Una realidad es que las capacidades de los miembros de los equipos hoy son más altas, pues en muchos casos cada uno de los participantes de las tareas tienen más conocimientos técnicos que sus propios jefes. Así las cosas, que se hagan las cosas dependerá no ya de la capacidad de un líder de imponerse, sino de su capacidad para entender lo que conviene en cada caso. El líder dejó de mandar para empezar a articular.
• No olvidar la jornada de usuario. En contexto de inteligencia artificial lo que más cambia es la manera como las personas se relacionan con la tecnología. La dinámica de pregunta y respuesta implica, por ejemplo, una mayor permanencia de los usuarios en la interfaz de la IA. Tener en cuenta esta realidad ayudará a comprender mejor el accionar de los equipos y sus audiencias.

Liderar en contextos de Inteligencia Artificial resulta más desafiante por el la gente tiene acceso a más información qué puede marcar la diferencia