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Estados Unidos salió de los 20 primeros puestos en la clasificación del Informe Mundial sobre la Felicidad (Imagen elaborada por Llama 3.2).

¿Por qué los estadounidenses son menos felices hoy en día?

El país ha descendido en el Informe Mundial sobre la Felicidad 2025. He aquí las causas.

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¿Por qué los estadounidenses somos menos felices hoy?

El país ha perdido posiciones en el World Happiness Report 2025. Estas son las causas.


Estados Unidos ha caído a su posición más baja en el ranking mundial de felicidad. En el recién publicado World Happiness Report 2025, el país aparece en el puesto 24 entre más de 140 naciones evaluadas. Es un dato inquietante, especialmente si se considera que en 2012 —el primer año del informe— EE.UU. ocupaba el lugar 11.

¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Qué hace que un país rico, tecnológicamente avanzado y diverso se declare cada vez más insatisfecho con su vida?

Para entender este fenómeno, es necesario observar más allá del Producto Interno Bruto o los indicadores macroeconómicos. El informe de este año pone el foco en un aspecto revelador: cada vez más estadounidenses comen solos.

Comer solo, sentirse solo

En un artículo publicado por The New York Times titulado “Americans Are Unhappier Than Ever. Solo Dining May Be a Sign”, el periodista Sopan Deb señala que, según datos del American Time Use Survey de la Oficina de Estadísticas Laborales, cerca del 25% de los estadounidenses dijeron haber comido todas sus comidas del día sin compañía durante 2023. Esta cifra representa un aumento del 53% respecto a 2003, y entre los adultos menores de 25 años el incremento es aún más pronunciado: 80% más comidas en soledad en las últimas dos décadas.

En palabras de Jan-Emmanuel De Neve, profesor de la Universidad de Oxford y uno de los autores del informe, “el grado en que compartes comidas es un indicador del apoyo social que tienes, de los comportamientos prosociales que exhibes y de la confianza que tienes en los demás”. Así lo afirmó en entrevista con The New York Times.

La correlación entre aislamiento social y bienestar subjetivo no es nueva, pero este año el informe la destaca como uno de los factores más relevantes para entender la caída del país en la clasificación. En la cobertura de Agence France-Presse (AFP), firmada por Anna Korkman desde Helsinki, se afirma que “el número creciente de personas que comen solas es una de las razones del declive del bienestar en Estados Unidos”.

La epidemia de la soledad

Este patrón encaja con lo que muchos expertos han denominado la “epidemia de la soledad”, especialmente entre los jóvenes. Según De Neve, citado por The New York Times, el aislamiento no solo impacta la salud mental, sino también aumenta la polarización política.

“El hecho de que estemos cada vez más aislados socialmente también significa que no estamos poniendo a prueba nuestras ideas con otras personas. Y cuanto menos compartimos espacios con quienes piensan distinto, más radicales nos volvemos”, explicó De Neve.

Esta reflexión conecta con otro hallazgo del informe: la confianza interpersonal en EE.UU. ha disminuido del 50% en los años 70 al 30% actual. Este deterioro de la confianza no es solo una cuestión de percepción individual, sino que también alimenta fenómenos políticos más amplios.

Como afirma el informe, “la disminución de la felicidad y la confianza social en Estados Unidos y partes de Europa ha impulsado una serie de victorias políticas anti-sistema, como la elección del presidente Trump y el auge de la polarización política”. En este contexto, el aislamiento social no es solo una experiencia íntima: es también un factor que transforma el comportamiento colectivo.

Las muertes de la desesperación

A esta tendencia se suman otros indicadores preocupantes. En el mismo artículo de AFP, se cita que Estados Unidos es uno de los pocos países donde han aumentado las llamadas “muertes por desesperación”, es decir, aquellas causadas por suicidio o abuso de sustancias. Mientras que en la mayoría de los países esas cifras disminuyen, en EE.UU. han seguido creciendo, afectando sobre todo a adultos jóvenes.

Este dato también aparece en el informe oficial, que incluye entrevistas y encuestas realizadas entre 2022 y 2024, es decir, antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

La combinación de soledad, desesperanza y polarización contribuye a un paisaje emocional complejo. No se trata solo de un malestar económico, sino de una sensación extendida de desconexión.

Otros países son más felices

Frente al retroceso estadounidense, algunos países han avanzado significativamente. Finlandia, por octavo año consecutivo, se mantiene como el país más feliz del mundo. En entrevista con AFP, Frank Martela, investigador en bienestar y felicidad de la Universidad Aalto, explicó: “Los finlandeses viven en una sociedad que funciona relativamente bien. Tenemos democracia, elecciones libres, libertad de expresión y bajos niveles de corrupción. Todo esto predice niveles más altos de bienestar nacional”.

La embajadora de Finlandia en Estados Unidos, Leena-Kaisa Mikkola, participó en un panel de discusión sobre el informe en Washington. Según reportó The New York Times, la diplomática atribuyó la felicidad finlandesa a la confianza mutua, la educación, la cercanía con la naturaleza y hasta “las sesiones semanales de sauna”. Mikkola también señaló una diferencia cultural clave: “Nuestros amigos estadounidenses sonríen y se ríen mucho más que nosotros. Pero la felicidad para nosotros quizá sea simplemente estar satisfechos”.

Otro ejemplo interesante es Costa Rica, que este año alcanzó el puesto 6 y entra por primera vez al top 10, junto con México (10.º). En el mismo panel, la embajadora costarricense, Catalina Crespo Sancho, usó una metáfora encantadora para describir la actitud de su país: “Somos como los perezosos: lentos, pacíficos, nos llevamos bien con todos. Pero llegamos adonde necesitamos llegar, aunque nos tome tiempo”.

En general, el informe muestra que los países más felices comparten ciertas características estructurales: fuerte apoyo social, sistemas de salud accesibles, confianza interpersonal, libertad para tomar decisiones y bajos niveles de corrupción.

¿Qué podemos hacer?

El informe de este año también enfatiza algo esperanzador: actos de generosidad y confianza en la bondad ajena son predictores de felicidad incluso más fuertes que el ingreso.

“Las personas son demasiado pesimistas sobre la amabilidad en sus comunidades”, concluye el informe. Un dato curioso que lo demuestra: en los países nórdicos, el índice de devolución de billeteras perdidas es mucho mayor de lo que la gente imagina.

Entonces, ¿cómo revertir esta tendencia en Estados Unidos?

Primero, hay que promover espacios de conexión social, como comidas compartidas, actividades comunitarias o programas de voluntariado.
Además, es necesario fomentar la escucha activa y la conversación con quienes piensan distinto, para reducir la radicalización.
Los países que invierten en salud mental y bienestar emocional, especialmente en jóvenes, también logran mejores resultados.
Finalmente, es necesario recuperar la confianza social, mediante políticas públicas que combatan la desigualdad y la corrupción.

La caída de Estados Unidos en el ranking de felicidad no es solo una anécdota estadística: es un espejo de lo que ocurre en el corazón de su ciudadanía. Comer solo, desconfiar del otro y sentirse desconectado: todo esto es parte de un diagnóstico profundo, que interpela a individuos, comunidades y gobiernos por igual.

Como dijo la embajadora Mikkola durante su intervención: “En un país pequeño, quizás hay más conciencia de que nos necesitamos mutuamente. En un país grande, uno puede encerrarse en su propio rincón”. Tal vez el primer paso para mejorar nuestra felicidad colectiva sea salir de ese rincón y sentarnos a la mesa, juntos.

Con información de AFP

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