La Disminución de Prescripciones de Opioides en EE.UU. Aumenta las Desigualdades en Comunidades Afroamericanas y Latinas
En la última década, Estados Unidos ha implementado medidas estrictas para reducir la prescripción de opioides, como morfina, oxicodona y hidrocodona, en un esfuerzo por contener la crisis de adicción y las muertes por sobredosis. Si bien esta estrategia ha logrado disminuir el acceso a estos fármacos, también ha generado preocupaciones sobre su impacto en comunidades afroamericanas y latinas, que ya enfrentan barreras en el acceso a un manejo adecuado del dolor.
Drástica Reducción en las Recetas de Opioides
De acuerdo con la Asociación Médica Estadounidense (AMA), la cantidad de recetas de opioides en EE.UU. ha disminuido en un 44.4% en los últimos diez años. Este cambio responde a políticas de mayor regulación y nuevas guías médicas diseñadas para limitar la dependencia de estos fármacos y reducir las muertes por sobredosis.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que la tasa de prescripción de opioides cayó de 81.3 recetas por cada 100 personas en 2012 a 43.3 por cada 100 personas en 2017, manteniendo una tendencia a la baja hasta 2025.
Un Impacto Desigual en Pacientes Afroamericanos y Latinos
Si bien el objetivo principal de estas restricciones es combatir la adicción, también han generado mayores desigualdades en el tratamiento del dolor. Según un estudio publicado en el Journal of General Internal Medicine, los pacientes afroamericanos y latinos tienen menos probabilidades de recibir recetas de opioides en comparación con los pacientes blancos, incluso cuando presentan el mismo nivel de dolor.
Otro informe de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) encontró que los pacientes afroamericanos no solo reciben menos recetas de opioides, sino que también reciben tratamientos más cortos y dosis más bajas. Esta disparidad es particularmente evidente en las altas hospitalarias, donde los pacientes afroamericanos reportan mayores niveles de dolor no tratado.
Desigualdades Sistémicas en el Tratamiento del Dolor
Las diferencias en el acceso a opioides no son nuevas. Estudios han evidenciado que los prejuicios implícitos y las barreras estructurales del sistema de salud han llevado a que pacientes afroamericanos y latinos sean tratados con menos medicamentos para el dolor.
Un estudio publicado en el Journal of Clinical Oncology reveló que los pacientes con cáncer pertenecientes a minorías tenían menos probabilidades de recibir opioides, incluso cuando se ajustaban variables como ingresos, seguro médico y ubicación geográfica.
Además, los pacientes afroamericanos tienen más probabilidades de ser sometidos a pruebas de detección de drogas antes de recibir opioides, reflejando un sesgo persistente que los asocia con un mayor riesgo de abuso, a pesar de que los estudios demuestran que las tasas de abuso son iguales o incluso más bajas en comparación con pacientes blancos.
¿Cómo Equilibrar la Prevención de la Adicción y un Tratamiento del Dolor Justo?
Si bien limitar la prescripción de opioides es una estrategia clave para combatir la crisis de adicción, las autoridades de salud deben garantizar que estas políticas no agraven las desigualdades en el tratamiento del dolor. Los expertos proponen varias estrategias para lograr un enfoque más equitativo:
✔️ Expandir el acceso a tratamientos alternativos como fisioterapia, acupuntura y terapia cognitivo-conductual, especialmente en comunidades desatendidas.
✔️ Capacitar a los profesionales de la salud para identificar y corregir prejuicios implícitos en la evaluación del dolor y la prescripción de medicamentos.
✔️ Usar herramientas estandarizadas para medir el dolor, asegurando que las decisiones médicas se basen en necesidades clínicas reales y no en percepciones raciales.
✔️ Modificar las políticas de prescripción para evitar que las restricciones afecten desproporcionadamente a pacientes minoritarios que requieren tratamiento legítimo para el dolor.
Conclusión
La lucha contra la crisis de opioides en EE.UU. es una prioridad de salud pública, pero sus efectos colaterales deben ser examinados y corregidos. Las comunidades afroamericanas y latinas, que ya enfrentan obstáculos en el acceso a la salud, no pueden seguir siendo las más perjudicadas por políticas restrictivas.
El desafío hacia el futuro será encontrar un equilibrio entre la prevención de la adicción y un acceso equitativo al manejo del dolor, garantizando que todas las comunidades reciban una atención médica justa y eficaz.
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