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¿Por qué Nos Enojamos Cuando Tenemos Hambre? Hablan los Expertos

El descenso en los niveles de glucosa en la sangre es uno de los principales factores que contribuyen a este estado emocional alterado.

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¿Por qué nos enojamos cuando tenemos hambre? La ciencia tiene la respuesta
Esa sensación de irritación al tener el estómago vacío no es solo una cuestión de mal humor: es una reacción biológica que tiene explicación en el cerebro y la sangre.

¿Te ha pasado que después de varias horas sin comer, cualquier comentario te molesta más de lo normal? Tranquilo, no estás solo. La ciencia ha confirmado que existe una relación directa entre el hambre y los cambios en el estado de ánimo. Este fenómeno, popularmente conocido como “hangry” (una mezcla en inglés entre “hungry” y “angry”), tiene raíces profundas en nuestro sistema biológico.

Según investigaciones recientes publicadas en revistas como Proceedings of the National Academy of Sciences y Nature Neuroscience, uno de los principales responsables de esta alteración emocional es el descenso en los niveles de glucosa en la sangre. La glucosa es el principal combustible del cerebro, y cuando escasea, las funciones cognitivas —como el autocontrol, la toma de decisiones y la regulación emocional— se ven comprometidas.

En respuesta a esta “crisis energética”, el cuerpo activa mecanismos de defensa. Las glándulas suprarrenales liberan hormonas del estrés como cortisol y adrenalina, que preparan al organismo para una reacción de lucha o huida. Este cóctel hormonal eleva la tensión emocional y puede manifestarse como irritabilidad, impaciencia e incluso agresividad leve.

Pero no todos reaccionan igual. Según la psicóloga clínica Sophie Medlin, experta en nutrición y comportamiento, las personas más sensibles a los cambios en sus niveles de azúcar en sangre suelen ser también las que experimentan con mayor intensidad los efectos del hambre en su estado de ánimo. Además, factores como la calidad del sueño, el estrés crónico o una dieta pobre en fibra y proteínas pueden exacerbar esta respuesta.

La buena noticia es que hay formas de evitarlo. Mantener una alimentación equilibrada, hacer comidas regulares y evitar largos periodos sin comer son claves para estabilizar el nivel de glucosa y, con ello, las emociones. También es útil llevar snacks saludables si sabes que tendrás una jornada larga sin acceso a comida.

Así que la próxima vez que sientas que el mundo te irrita más de lo normal, tal vez solo necesites… un buen bocado.

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