¿Ya terminó la crisis en el Golfo? En una palabra, no
Hay progreso. El pozo debería ser tapado permanentemente en cuestión de días. Y si bien algunos científicos ponen en duda el alegato de la Casa Blanca en el…
Hay progreso. El pozo debería ser tapado permanentemente en cuestión de días. Y si bien algunos científicos ponen en duda el alegato de la Casa Blanca en el sentido que ha desaparecido casi tres cuartas partes del petróleo – recogido, quemado, devorado por microbios – las manchas de petróleo claramente se han encogido y miles de kilómetros cuadrados ya fueron reabiertos a la pesca.
Aún hay mucho de qué preocuparse. De los 5 millones de barriles derramados, cuando menos persiste un millón de barriles. Casi 1150 kilómetros de playas y humedales están manchados de crudo o en riesgo. La magnitud del daño – o el tamaño de la cuenta de BP – no se conocerá sino hasta que los científicos y los tribunales hayan hablado, pero todavía hay mucho por limpiar.
Incluso eso no será el final de esta situación. Otro desafío, incluso mayor, yace por delante: revertir décadas de degradación causada por el Hombre en el vasto delta del río Misisipí.
Los mismos impulsos que dieron lugar a la explosión en el pozo del Deepwater Horizon – ambiciones comerciales sin control de las salvaguardas ambientales – han estado destruyendo las islas barrera y pantanos que protegen de oleadas durante tormentas y suministran suelo fértil para una de las mayores industrias pesqueras del mundo. Un tercio de estas tierras se ha perdido a lo largo del último siglo; actualmente están retrocediendo a una tasa de un campo de futbol cada 30 minutos.
Buena parte del origen del problema puede hallarse en los malos manejos del río Misisipí, que a lo largo de los años fue excavado más profundamente en beneficio de embarcaciones de carga y bordeado por compuertas para protegerse de inundaciones. Después llegó la perforación en busca de petróleo y gas natural, y con ello, kilómetros y kilómetros de oleoductos y canales de navegación. Juntos, han agotado el sedimento del delta que, en otra época, lo resarcía de manera natural.
Los científicos que estudian este problema dicen que no hay mucho tiempo para revertir el daño antes que el trabajo de reconstrucción se vuelva insuperable. El Presidente Barack Obama se comprometió a esta tarea mayor en junio, prometiendo un "plan en el largo plazo para restablecer la belleza y abundancia únicas" del delta del Misisipí. Con base en algunos estimados, el precio final podría ascender incluso a 60,000 millones de dólares.
Buena parte de esta suma puede y será proporcionada por BP. La empresa está obligada a pagar por cualquier "daño directo a los recursos naturales" que resulten a raíz del derrame. El objetivo debería ser el de aprovechar esos esfuerzos de alivio para reforzar el ecosistema en general. BP tendrá que pagar incluso más en multas. Dependiendo del nivel de negligencia que se encuentre, éstas podrían ascender hasta 20,000 millones de dólares, buena parte de lo cual puede aplicarse al restablecimiento del Golfo.
La costa de Luisiana que va desapareciendo no puede esperar hasta que concluya el complejo litigio que determine la cuenta de BP. El Congreso de EU debe efectuar un considerable pago justo ahora.
En las consecuencias del huracán Katrina, el Congreso autorizó 17 proyectos de restauración en el corto plazo, pero después casi no distribuyó nada para cubrir su costo. Más tarde, dio órdenes al Cuerpo de Ingenieros del Ejército para que crearan un amplio plan en el largo plazo para completar esa tarea, cerrar algunos canales de navegación y, esencialmente, rediseñar el Bajo Misisipí. Aún no hay un plan.
Incluso en tiempos de escasos recursos, seguramente se puede encontrar los fondos necesarios. Además del dinero de BP, nuestra preferencia sería la de imponer un modesto impuesto adicional al petróleo producido en el país para financiar a un dedicado fondo de restauración del golfo.
De manera similar, para lograr una restauración exitosa hará falta una planeación meticulosa y una estructura coherente que unifique, cuando menos, a una docena de dependencias federales y estatales. Obama ya le pidió a Ray Mabus, el secretario de la Armada estadounidense y ex gobernador de Misisipí, que ayude a encontrar una manera de salir adelante. Mabus necesita dejarle en claro al presidente que este no es un empleo a tiempo parcial y después debe ayudar en la identificación de un gerente fuerte y creativo para que lo acometa. Incluso cuando la última bola de alquitrán se haya limpiado de la última playa del golfo, aguarda una descomunal tarea.
EL CANDIDATO Y LA CARIDAD
La comisión electoral de Haití ha estado evaluando las solicitudes de casi tres docenas de candidatos que aspiran a la presidencia. La lista de quién ha calificado para la votación del 28 de noviembre se conocerá este viernes, y abundan los rumores por doquier con respecto a si Wyclef Jean, la estrella del hip-hop, filántropo y empresario, estará en ella.
La Constitución de Haití exige a los candidatos que hayan vivido en el país durante cinco años consecutivos antes de unas elecciones. Jean, de 40 años, salió de Haití a los 9 años de edad y vive en Saddle River, Nueva Yérsey. Destaca que también es un embajador errante por Haití, nombrado por el Presidente René Preval, con claras raíces en el país. Sus abogados están en el caso.
No somos expertos en derecho constitucional haitiano, pero la comisión electoral de Haití debe ser escrupulosa con respecto a su aplicación.
Sin consideración a lo que decida esta comisión, Jean necesita responder a preguntas relacionadas con su organización de caridad, Yele Haití. Su perfil y habilidades para reunir fondos crecieron enormemente tras el sismo del 12 de enero. A esta organización, registrada en Illinois, la han perseguido por largo tiempo los problemas financieros e informes de mala contabilidad.
Pasó años sin presentar declaraciones de impuestos, no llevaba muchos registros básicos y acumuló un déficit de 490,000 dólares en 2007. Los interrogantes más serios surgieron luego Que se descubriera que había pagado 350,000 dólares a empresas que Jean controlaba, incluidos 250,000 dólares para la producción de videos promocionales para la organización de caridad estelarizados por Jean y otras celebridades. Jean reconoce errores pero niega haber cometido cualquier fechoría.
Dice que Yele Haití, que reunió 10.5 millones de dólares hasta el 31 de julio para ayuda por el terremoto y ha gastado un tercio de eso, está comprometida a la construcción de caminos, escuelas y hospitales. De manera similar, afirma que la organización está siendo administrada por un nuevo y capaz director ejecutivo y que la conmoción financiera en su vida personal – 2.1 millones de dólares por un embargo en contra de su casa de Nueva Yérsey – ya se resolvió.
Si la comisión da el visto bueno, los haitianos tendrán que preguntarse si Jean tiene las habilidades administrativas y el registro probado para ser el presidente. Si la comisión falla en su contra, de cualquier forma nada impedirá que Jean ponga sus palabras en acción, mudándose a Haití para servir a la gente – oficial o extraoficialmente – y quizá intentaría de nuevo en cinco años. Como sea, él necesita abrir los libros de Yele Haití plenamente para mostrar cómo está gastando los millones de dólares que la organización ha reunido.
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